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Doñana sigue agonizando: se seca por segundo año consecutivo su laguna más grande

Se trata de un suceso histórico: desde que la Estación Biológica de Doñana tiene registros, Santa Olalla nunca se había secado en dos veranos consecutivos. El turismo y la agricultura, junto con la sequía y las altas temperaturas, han contribuido a esta situación.
Imagen aérea de la laguna de Santa Olalla el 9 de agosto, día en el que se ha certificado su completa desecación. Foto: Carlos Ruiz (CSIC).

Pasó en el verano de 2022, y este año ha vuelto a suceder. Santa Olalla, la laguna permanente más grande de Doñana, se ha secado por completo. Lo constató este miércoles la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) tras seguir su evolución a través de una cámara de seguimiento de la infraestructura Científica y Técnica Singular (ICTS) – Reserva Biológica de Doñana.

Se trata de un suceso histórico. Es la primera vez desde que el centro de investigación comenzó a tomar datos sobre el espacio natural –hace medio siglo– que esto ocurre en dos ocasiones seguidas. Lejos de ser un hecho anecdótico, “confirma la grave situación en la que se encuentra el sistema lagunar de Doñana y, con ello, toda la biodiversidad que depende de él”, lamentan desde la EBD-CSIC.

El organismo científico explica que la desecación de Santa Olalla durante la época estival es una de las mayores evidencias del deterioro del sistema de lagunas, indicando la ausencia de refugios acuáticos estivales para la fauna y flora acuáticas del manto eólico de Doñana. 

A pesar de que es ahora cuando se ha certificado la muerte de Santa Olalla, ya llevaba tiempo estándolo. Lo explica Miguel de Felipe Toro, investigador de la EBD-CSIC: “Aunque no se hubiera secado, la proliferación de algas y la alta salinidad hace tiempo que hicieron que esta laguna ya no cumpliera su papel ecológico”, aclara.

Más allá de Santa Olalla

La laguna de Santa Olalla no es la única en estado crítico. En abril, un estudio de la Estación Biológica de Doñana liderado por el investigador Miguel de Felipe constataba que el 59% de las lagunas de mayor tamaño de Doñana no se han inundado al menos desde 2013. La investigación, que usó datos de 40 años, halló que el 80% de estas lagunas se secó antes de lo esperado y que el 84% tuvo un área de inundación menor de lo que se había previsto. La extracción de agua (legal e ilegal), la sequía y las altas temperaturas (estos dos eventos agravados por el cambio climático), el funcionamiento de un campo de golf y la urbanización de Matalascañas, entre otros factores humanos, son los causantes.

Desde la Estación Biológica de Doñana también están preocupados por el hecho de que el 19% de las lagunas que aún se mantienen tienen más de la mitad de su cubeta invadida por matorral y pinos, y solamente un 10% –principalmente localizadas en la vera–, se mantienen en buen estado. Este hecho, explican desde el organismo científico haciendo referencia a un estudio reciente, “es un buen indicador para detectar su progresivo deterioro y su inminente desaparición”.

Carlos Ruiz (CSIC).

Un Patrimonio en peligro

Hay que recordar que el Parque Nacional de Doñana fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 1994. Esta distinción la logró al considerarse «un ejemplo excepcional de gran humedal mediterráneo donde conviven diversos ecosistemas que dan cobijo a una variada fauna». Ahora, esa definición y reconocimiento están en peligro debido al estado actual del ecosistema. En septiembre, la Unesco tiene previsto abordar la situación de Doñana durante su reunión anual. Como confirmaron a Climática en abril, están abiertos a cualquier decisión, incluida la de meter a Doñana en la lista de Patrimonio Mundial en peligro.

Durante todo este año, la presión por evitar el declive de Doñana ha sido inmensa. Incluso la comunidad científica internacional ha denunciado el mal estado de Doñana: «Estamos viendo en tiempo real la caída de un punto muy clave en la red de migración entre Europa y el oeste de África», contaba a Climática Wouter Vansteelant, uno de los impulsores una carta abierta publicada en mayo donde pedían retirar el plan de PP y VOX en Andalucía para legalizar cultivos de regadío en la corona norte del Parque Nacional. Y es que, de hacerse realidad esto, sería la estocada final para este ecosistema.

Las recomendaciones científicas

Las lagunas de Doñana se dividen entre temporales y permanentes. La mayoría son de la primera, “las cuales se inundan gracias al agua del acuífero que, cuando se recarga con las lluvias, alcanza el nivel de superficie, llenando sus cubetas e inundando de vida la reserva”, explican desde la Estación. El problema es que, mientras que en la última década no se han producido años de grandes precipitaciones, las captaciones de aguas del acuífero (para regadíos o localidades turísticas, entre otros) no han cesado. La propia NASA señalaba a finales de junio cómo los humedales del Parque Nacional de Doñana se están secando “debido a la demanda de agua subterránea por la agricultura, el turismo y la sequía”.

Luego están las lagunas permanentes, es decir, aquellas que mantienen agua todo el año y que sirven de refugio para muchas especies. Hasta hace unos años, según el organismo científico, solo tres lagunas se consideraban permanentes: Santa Olalla, la laguna Dulce y la del Sopetón. “La única que podíamos seguir considerando permanente era Santa Olalla, aunque alcanzando escasa superficie inundada y elevadas concentraciones de sales en verano”, reconocen.

La comunidad científica no se limita a aportar datos sobre el mal estado del lugar. También ofrece recomendaciones para mitigar los daños. Desde la Estación Biológica de Doñana han pedido de forma reiterada reducir de manera urgente la cantidad total de agua que se extrae del acuífero, al menos hasta unos niveles que permitan la recuperación del sistema lagunar y frenar la degradación del espacio natural. También reclaman actualizar el sistema de evaluación del estado del acuífero y realizar evaluaciones anuales de la disponibilidad de agua con el objetivo de poder definir las cantidades máximas de extracción permitidas y las medidas de ahorro que se deban adoptar.

Otras de las propuestas consisten en “restablecer de forma urgente la gobernanza de la gestión del agua y la ordenación del territorio en la comarca de Doñana para que estén dentro de la legalidad vigente”, proteger al sector agrícola “que opera bajo la legalidad” frente “a la competencia desleal de los productores ilegales”. Finalmente, instan a instaurar la Comisión de Trabajo Doñana 2030, aprobada por el Consejo de Participación de Doñana, “para avanzar de manera rápida y coordinada en la resolución de todos los problemas a los que se enfrenta Doñana, no solo los que respecta al acuífero”.

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COMENTARIOS

  1. El águila imperial se acerca a su extinción en Doñana.
    Las poblaciones de águila imperial ibérica en Doñana descienden y muestran una tendencia contraria a lo que sucede en el resto de la península.
    La conservación de esta rapaz ha sido uno de los objetivos prioritarios en la conservación de la avifauna de Doñana. Sin embargo, su situación actual de declive, tal y como se desprende de los datos del último censo reproductor de 2023, la sitúa en una posición cada vez más cerca de la extinción en el parque nacional.
    Una situación que, además, incumple compromisos nacionales e internacionales sobre la mejora de la situación poblacional de esta especie endémica de la península ibérica.
    De los seis pollos nacidos este año, tres han muerto en el nido por diversas causas por lo que, finalmente, sólo tres pollos de águila imperial ibérica han volado este año en Doñana.
    ¡Hemos entregado más de 260.000 firmas por Doñana en Bruselas!
    https://seo.org/el-aguila-imperial-se-acerca-a-la-extincion-en-donana/?utm_source=mailpoet&utm_medium=email&utm_campaign=plantilla-boletin-mensual_21

  2. El entramado Boliden elude pagar por su responsabilidad en el desastre ecológico de Aznalcóllar gracias a la laxa legislación española respecto a la protección del medio ambiente.
    Destacan que esto ha ocurrido también gracias al entramado societario del que se dotó Boliden para evitar pagar indemnizaciones o sanciones mediante la quiebra de la empresa pantalla Boliden Apirsa.
    Ecologistas en Acción señala que eludir pagar por contaminar es la “forma espúrea de operar del sector minero y de todo el extractivismo global”. Una vez más, la industria minera elude la justicia y se libra de pagar sanciones e indemnizaciones, gracias al entramado societario del que se dotó previamente y a la quiebra de la sociedad pantalla. Esto no hubiera ocurrido si la administración andaluza no hubiera permitido el recrecimiento de la balsa y hubiera puesto en marcha medidas de control.
    La organización ecologista alerta de que este modo de actuar lo está llevando a cabo actualmente Grupo México. La empresa minera internacional pretende reabrir la mina de Los Frailes en Aznalcóllar utilizando también un conglomerado de empresas, a través de la sociedad pantalla española Minera Los Frailes, participada en un 97% por Grupo México.
    En el juicio se ha concretado que el conglomerado Boliden recibió 67 millones de euros de indemnizaciones de compañías de seguros como consecuencia de la rotura de las balsas. Este dinero no revirtió en la descontaminación, por lo que la organización ecologista subraya que al entramado Boliden y las mineras en general les sale a cuenta destrozar el planeta.

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