Lo ha advertido hoy Oxfam: África oriental y central se enfrentan a una crisis causada por una nueva plaga de langostas, los efectos de las mayores precipitaciones de los últimos 40 años y los efectos de la COVID-19 que tiene en jaque a todo el planeta. Esto se traduce en el aumento del hambre y de la pobreza.
Al primer brote de langostas (el mayor en 70 años), que ya ha diezmado miles de hectáreas de cultivo, especialmente en Kenia, Etiopía y Somalia, se le ha sumado desde marzo, el registro de las peores inundaciones en la región, que ya se han cobrado la vida de 400 personas y han obligado a medio millón a huir de sus hogares.
Además de comprometer las cosechas, las inundaciones han propiciado una segunda plaga de langostas, ya que con las lluvias se crean las condiciones idóneas para estos animales que arrasan con los campos de cultivo. Se calcula que, en África oriental y central, la inseguridad alimentaria ya afecta a 33 millones de personas, por lo que la actual situación podría hacer aumentar esta cifra y sumir estos países en una grave crisis alimentaria.
A esta situación hay que añadirle la escasez de plaguicidas a causa de las restricciones en la cadena de suministros por la Covid-19. Los toques de queda y el confinamiento también suponen obstáculos a la hora de intentar gestionar y controlar la crisis ocasionada por la plaga de langostas.
África es uno de los países más expuestos al cambio climático y, a pesar de que estas situaciones no son nuevas, serán más frecuentes si no se consigue mitigar sus efectos. Las actuales inundaciones son buena prueba de ello.
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Las acciones humanas han tenido impactos muy significativos en más de tres cuartos de la superficie terrestre del planeta, destruyendo más del 85 % de los humedales y destinando más de un tercio de toda la superficie terrestre –y casi el 75 % del agua dulce– disponible a la producción agrícola y ganadera. Ha sido la actividad humana, especialmente los sistemas financieros y económicos mundiales bajo el paradigma del crecimiento económico a cualquier precio, la que ha causado la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y las últimas pandemias.
La destrucción de los ecosistemas, la expansión descontrolada de la agricultura, la deforestación desenfrenada o la cría intensiva de animales en granjas han facilitado la transmisión de enfermedades de la fauna a los seres humanos, causando un enorme impacto en muertes de personas. Si no se conserva la biodiversidad las futuras pandemias serán más frecuentes, puede que se propaguen de forma más rápida y que tengan una repercusión social y económica mayor.
https://www.ecologistasenaccion.org/143863/detener-la-perdida-de-biodiversidad-es-esencial-para-protegerse-de-futuras-pandemias/