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Pedro Armestre, el fotógrafo del fuego

Entrevistamos a uno de los fotoperiodistas más reconocidos de España. Especializado en medio ambiente, desde 2003 se ha convertido en el gran documentalista de los incendios forestales
Pedro Armestre trabajando en un incendio en Ávila Foto: Mario Gómez

Pedro Armestre (A Rasela, Verín, Ourense, 1972) es uno de los fotoperiodistas más reconocidos de España. En sus coberturas siempre ha vinculado los derechos humanos y su arraigo con el territorio. Especializado en medio ambiente, desde 2003 se ha convertido en el gran documentalista de los incendios forestales. Su relación con el terruño y con el fuego comienza en su infancia, y gracias a sus imágenes conocemos desde dentro ese gran aliado y enemigo del ser humano que es el fuego. Ha pasado todo el verano cubriendo los incendios para un documental que se estrenará próximamente.

¿De dónde viene su atracción por el fuego?

Yo nací en un pueblo gallego, en A Rasela, en Verín, Ourense. Se encuentra en esa zona que llaman el Triángulo del Fuego. Desde pequeño he convivido con grandes columnas de humo en los entornos de la población y era la gente del pueblo la que salía a apagarlas con lo que tenían. Fui creciendo y me di cuenta de que lo único que veíamos de los incendios eran los helicópteros que soltaban el agua, pero nunca las caras de quienes se metían allí adentro. Además, mi tío Ramón era guardia forestal –ahora se les conoce como agentes medioambientales– y alguna vez me llevó a ver la torre de vigilancia y me iba explicando cosas que me siguen resultando fascinantes. Y desde entonces, como fotógrafo no he parado de especializarme, de estudiar y formarme para que cuando llega el momento, estar listo para documentarlo. 

¿Cómo han evolucionado en estos años los incendios forestales?

El éxodo rural que comenzó en los años 60 ha provocado que hoy el 80% de la población esté concentrada en el 15% del territorio – las grandes ciudades–, y nos queda un 20% de la población que tiene que gestionar el 85% restante. Eso es imposible. 

En Ávila, tras los grandes incendios, el político dijo que iba a abrir cinco nuevos parques de bomberos. Pero 150 tíos más no es la solución, es el parche. El éxodo rural provoca que se abandonen las labores del campo y la naturaleza avanza –porque la naturaleza siempre avanza–. Antes existían unas discontinuidades en el paisaje, porque alrededor de la población siempre estaba la huerta que hacía que el fuego no llegara al pueblo. Ahora esas huertas están abandonadas. Después venían los cultivos…  Ahora te encuentras fincas abandonadas de monte bajo dentro de los pueblos. Y cuando abandonas, el futuro solo trae miseria y catástrofe. Las discontinuidades del paisaje eran zonas de defensa, donde los intervinientes podían entrar para aplicar medidas para atacar el fuego. Ahí es donde se le puede parar. 

Esas discontinuidades han desaparecido. En el reciente incendio de Sierra Bermeja, uno de los grandes problemas es que no había accesos, no había forma de entrar. Yo me uní a trabajar con una Brigada de Cártama, estábamos a un kilómetro en línea recta y no podíamos juntarnos por la verticalidad de la orografía del territorio y, por tanto, por la peligrosidad. No es sólo una cuestión de meter a más trabajadores forestales, ni de hacer más desbroces, sino de crear políticas agroganaderas adecuadas y que generen empleo en el territorio. 

“El verdadero responsable de los incendios forestales es el político que conoce todos los factores que los provocan y no pone remedio”

Siempre habla de que para prevenir los incendios forestales, la ganadería juega un papel fundamental. 

He trabajado mucho para comprender el tema de la industria cárnica y las macrogranjas, que es hacia donde empujan los parámetros de la Unión Europea. La industria cárnica intensiva es absolutamente destructiva para el medio ambiente. En Caparroso hay una granja que es una nave con más de cinco mil vacas lecheras, cuando según la normativa medioambiental no debería tener más de 3.450. Vacas que nacen y mueren pisando hormigón y que solo comen pienso y forraje. Esto genera importantes problemas hídricos porque para fabricar piensos para este tipo de ganadería necesitas una agricultura intensiva que se lleva más del 70% del consumo de agua de este país. 

Me entra la risa cuando sacan estas campañas de cerrar el grifo cuando un kilo de carne de ternera criada en intensivo requiere 16.000 litros de agua. Nos engañan con sus campañas.

Luego está el problema de los nitritos derivados de las heces de las vacas. Cuando tienes 100 vacas en extensivo, sus caquitas son abono para la tierra. Pero cuando sobreabonas, la tierra no tiene capacidad de absorción, y todos esos nitritos y nitratos se trasladan a los acuíferos contaminándolos, y obligando a las poblaciones a comprar agua embotellada.

Si fomentas las microgranjas, que un señor tenga 100 vacas y se las pagas al precio correcto, no con subvenciones, sino al precio correcto, contribuimos a fijar población, ampliamos la economía rural y la labor medioambiental de la cabaña ganadera. Todo lo que se come una vaca cabra u oveja es monte que no arde. 

Vivimos en sociedades donde el consumo de alimentos es desorbitado. Comer carne una vez a la semana o dos es más que suficiente, porque unas lentejas con arroz te aportan lo mismo que un filete. Si reduzco mi consumo de carne, puedo comer vaca criada en extensivo sin que el gasto de mi cesta suba. Es más incendiaria la carne de intensivo que echas a la barbacoa que la propia barbacoa. 

Pedro Armestre trabajando en el incendio de Sierra Bermeja (Mario Gómez)

Fue uno de los primeros en llegar al incendio que se produjo en Sierra Bermeja a principios de septiembre. ¿Cómo se enteró?

Me avisaron del servicio de extinción para decirme que fuese porque se iba a ir de control. Detrás del político que cuenta lo que quiere, hay mucho personal técnico con una gran experiencia y conocimiento. Además, trabajan en red, si tienen alguna duda llaman para preguntar al de otra comunidad. En Sierra Bermeja empezaron a aparecer profesionales de toda España por su propia motivación y compromiso.

¿Por qué se sabía que se iba a ir de control?

Cuando te avisan los que saben hay que ir. Luego, a nada que analices las condiciones del terreno ves el porqué: una orografía imposible sin apenas accesos para los bomberos forestales, el exceso de carga de combustible porque son montes totalmente abandonados, la falta de discontinuidades donde poder abordarlo cuando baja su intensidad, un verano que toca a su fin y que ya ha debilitado mucho la vegetación.

No podemos achacar todo a la climatología y orografía. La ausencia de actuaciones preventivas convierten un incendio en un monstruo imparable. Los llamados Grandes Incendios Forestales (GIF), que superan las 500 hectáreas, generan unas condiciones climáticas propias en su interior, se retroalimentan y como un animal salvaje encuentra los caminos para escaparse cuando intentan darle caza. Cambia de viento y se va para otro lado, a seguir engullendo.  

Con cada cambio en su comportamiento obliga a adaptar la estrategia de extinción. Ese es el trabajo que se hace desde el puesto de mando avanzado, que es alucinante porque cada persona maneja sus parámetro y todos trabajan sincronizados.

¿Quiénes son los responsables de estos incendios?

Solo un 3% son provocados por pirómanos y también son minoría los que lo hacen por maldad y además, a esos, los controlas con la ordenación del paisaje. La mayoría son negligencias de personas que, por ejemplo, están desbrozando y salta una chispa que genera un incendio y cosas así, porque el fuego es necesario para el monte. El hombre lo ha usado para modelar y controlar el paisaje desde tiempo inmemoriales. Imprudencias cómo pensar que en septiembre no va a arder, que es cuando la masa forestal está más deshidratada y si no hay lluvia constante durante días, el abandono arde. En el caso de Sierra Bermeja, son zonas que se han orientado al sector turístico y no le puedes echar la culpa a quien ha dejado las 200 cabras que tenía y ha montado un hotel rural porque las políticas europeas son adversas para la ganadería extensiva. 

También nos encontramos los que producen las tormentas eléctricas. Un rayo cae sobre un árbol e incendia una raíz. Se forma un fuego latente que sale a flote días después, cuando el sol ha secado la tierra. 

En Galicia, para mí, hay un momento clave que es el domingo veraniego después de comer. Un hombre al que se le ha calentado el morro y le mete fuego al terreno de alguien. Sigue existiendo la leyenda de qué es para urbanizar, pero en España desde hace años ya no se puede construir sobre esos terrenos, ni vender la madera quemada, ni pastar durante cinco años , como les ocurrió y sufrieron los ganaderos de Ávila tras el incendio de Navalacruz.

“Me entra la risa cuando sacan estas campañas de cerrar el grifo cuando un kilo de carne de ternera criada en intensivo requiere 16.000 litros de agua”

¿Qué ha descubierto en todos estos años acompañando a los trabajadores de los incendios forestales?

Lo principal es su dedicación. Quien se dedica a la extinción de incendios forestales lo hace porque lo siente, porque tiene un respeto hacia la naturaleza y hacia el patrimonio natural. También hay un compañerismo espectacular. La capacidad que tienen de trabajar en equipo, cómo se juntan dos brigadas y trabajan como si fuesen una. Son una gente muy especial con unos grandísimos problemas laborales que siempre prometen resolver en campaña y que después son olvidados. Me recuerdan mucho a los sanitarios en ese aspecto. Pero cuando están en el monte no hablan de penurias económicas, sino de salvar cuanto más mejor. 

La gestión del incendio de Sierra Bermeja se convirtió en una pugna política entre el Gobierno de la Junta de Andalucía, gobernada por el PP y Ciudadanos con el apoyo de Vox, y el partido de la oposición, el PSOE. ¿Siempre han estado tan politizados los incendios?

Los incendios siempre han estado politizados y con estrategias muy chungas. Por ejemplo, la Junta de Andalucía solicitó una auditoría, a la carta, sobre Infoca a una consultora financiera de dudosa reputación, PricewaterhouseCoopers, porque quiere privatizar gradualmente el servicio. Si analizamos los resultados de privatizaciones de este servicio en otras comunidades, comprobamos que solo han servido para degradar las condiciones laborales de los trabajadores y, en absoluto, para resolver la problemática para la que se les contrata.

Con respecto a la auditoría, una de las razones que argumenta la Junta es el absentismo laboral de la plantilla. Te aseguro que no existe, son unos tíos con una dedicación plena, que no quieren dejar un día solos a los miembros de su brigada. Pero reclaman sus derechos y son peleones. Son animales salvajes de monte para lo bueno y para lo malo, que no van a dejar a un compañero tirado ni una llama por apagar, pero que cuando salen del fuego van a reclamar.

Trabajan diez horas al día, a veces, extienden la jornada hasta 14 horas, y al día siguiente vuelven al fuego. Esas horas que hacen de más no se las pagan ni se las pueden coger en temporada alta de incendios. Así que se las cogen en invierno, que es cuando se dedican a la preparación física, a estudiar, a probar materiales nuevos, a los trabajos selvícolas que solo realizan los que tienen un contrato anual.

Muy poca gente sabe que sus condiciones laborales son tan pésimas. 

En general, en todas las comunidades autónomas los bomberos forestales están maltratados y con muchos servicios privatizados. Han convertido la extinción en un gran negocio que denigra el servicio y a sus trabajadores. Hay especialistas con nóminas en torno a 1.000 euros cotizados y el resto son extras, que no las suben mucho más y que no cotizan.

También hay bomberos forestales a los que solo contratan cuatro meses al año, el periodo de extinción, y que se tienen que buscar otro trabajo el resto del año. El especialista que murió en Sierra Bermeja había sido contratado las últimas seis campañas forestales, siempre sólo por los cuatro meses de temporada alta. Y luego ni siquiera le reconocen la antigüedad ni las enfermedades laborales, que se omiten y olvidan continuamente para todo el gremio.

Sus peticiones son claras: reconocimiento de un estatuto de bombero forestal unificado para todo el territorio nacional, estabilidad laboral y coeficiente reductores para la jubilación y continuidad. 

Con la BRICA de Granada en Sierra Bermeja, que al día siguiente de esta foto sufrió un accidente (Mario Gómez)

Pero el maltrato no se limita a los salarios. 

No. Tras 14 horas en el monte, en Sierra Bermeja por ejemplo, le dieron de comer un bocadillo de salchichón, una manzana y un zumo. Y por la noche, para cenar, otro bocadillo en una pensión en la que les han metido la contrata del avituallamiento, que suele ser gestionada por una empresa privada y que optimiza beneficios con lonchas de salchichón a través del cuales se puede ver la luz.

Y al final, raramente se dirimen las responsabilidades de un incendio. 

Políticamente es un arma arrojadiza de fácil uso, y lo que hoy critica el PP al PSOE será al revés cuando pasen a la oposición. Todo se queda en que han pillado al incendiario. 

Pero, el verdadero responsable de los incendios forestales es el político que conoce todos los factores que los provocan y que no pone remedio. Tan responsable como la persona que ha sembrado el fuego, que es el incendiario material, es el político que dispone de toda la información técnica y que la utiliza para sus intereses partidistas sin atajar la raíz del problema. 

Según declaraciones de miembros del PSOE, en Andalucía, con la excusa de la covid, sólo se ha invertido el 0’8% del presupuesto destinado a la prevención de incendios forestales: 128.000 euros de un total de 14,5 millones de euros. 

“Es más incendiaria la carne de intensivo que echas a la barbacoa que la propia barbacoa”

¿Cómo viven los bomberos los fuegos de estas dimensiones? 

En Sierra Bermeja, donde trabajamos mano a mano, cuando nos sacaban del fuego y nos llevaban a las zonas protegidas, te encontrabas a 200 hombres tirándose de los pelos porque no podían continuar en el tajo debido a la peligrosidad del momento. Sabían que todo el trabajo que habían hecho para frenarlo, se lo volvía a comer el fuego. 

Algunos trabajan en el ataque directo junto al fuego. Los medios aéreos echan agua para bajar la intensidad de las llamas, mientras los especialistas armados con motosierras eliminan los árboles, ramas, matorral y el monte bajo. Luego, con azadas, han de cavar una franja que dejan en suelo mineral para que el fuego no pueda avanzar. El helicóptero, que previamente ha trasladado a los bomberos, actúa como medio de apoyo, realizando descargas de agua donde le indica el técnico que coordina la brigada de intervinientes. 

En ocasiones, el técnico se sitúa en una zona alta desde donde puede observar la dinámica del fuego más chungo y voraz para comunicarse con el capataz que se encuentra dando indicaciones a los bomberos.  Es primordial analizar previamente el terreno para localizar las vías de escape y las zonas segura por si el fuego se enfada aún más.

¿Qué ocurre con la UME, por qué se le da tanto protagonismo?

La UME solo puede actuar cuando se declara el nivel dos, que es cuando hay un riesgo alto para las poblaciones, bienes o instalaciones de interés nacional. Yo siempre les digo a los bomberos que la UME apaga el incendio solo con su presencia, porque cuando llegan ya tienes a 1.000 tíos trabajando desde hace días y es probable que ya le quede poco tiempo para ser apagado. Además, la UME tiene la función, a mi parecer premeditada por los políticos, de tranquilizar a la población con su presencia porque cuando llega con sus grandes medios, camiones, coches, la gente dice: “¡Por fin han llegado, nos tenían abandonados!”. No les tenían abandonados, los bomberos estaban atacando el fuego donde la gente no les ve, mientras la UME es visible porque llega a los pueblos y las carreteras. Y es que es ahí donde deben trabajar, protegiendo poblaciones y bienes.

Pero el fuego es también un gran aliado del ser humano y del medio ambiente.

Cuando el hombre comienza a manejar el fuego es cuando se aleja del resto de los animales. El fuego ha modelado el paisaje hasta convertirlo en lo que lo conocemos hoy. La producción de carbón vegetal sirvió para mantener el bosque limpio y ordenado. Luego estaban las huertas y eso daba lugar a las discontinuidades. El problema es cuando se convierte en enemigo por los combustibles dispuestos, es decir, por los bosques abandonados, que son muy volátiles.

El fuego amigo es un gran aliado y hemos sabido aprovecharlo, pero como enemigo es destructivo e incontrolable. 

A menudo desde las ciudades se criminalizan a las zonas rurales por los incendios, cuando están íntimamente relacionados el estilo de vida urbano.

El incendio de Arenas de Sampedro, en Ávila, tuvo su origen en el abandono del bosque que provocó hace años la caída del precio de la resina, por ejemplo. Se dejó de recoger porque no era rentable. España es el segundo país en masa forestal de la Unión Europea, solo por detrás de Suecia. Pero tenemos una masa forestal de mala calidad, por falta de cuidado y aprovechamiento, cuando podríamos tener un tesoro. 

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