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La Asamblea Ciudadana para el Clima de España arrancará en otoño y será virtual

Se celebrarán cinco sesiones, una cada mes, en fin de semana. El resultado de esta Asamblea Ciudadana para el Clima será una serie de recomendaciones no vinculantes.
Activistas de Extinction Rebellion durante una acción en marzo pidiendo la creación de la asamblea climática. Foto: Pacific Press/Sipa USA

“Una España más segura ante el cambio climático, ¿cómo lo hacemos?”. Esta será la cuestión a la que deban responder las 100 personas que formarán parte de la Asamblea Ciudadana para el Clima que arrancará este otoño de forma virtual. El objetivo no solo será aportar soluciones para mitigar el cambio climático, también para adaptarse a unos efectos ya visibles y que irán a más.

Los dos principios básicos que regirán el funcionamiento de este mecanismo participativo serán “la transparencia y la independencia”. En total, habrá cinco sesiones, siendo la primera presumiblemente en octubre. La idea es que se celebre una cada mes y que sea en fin de semana. Durante los meses previos, tendrá lugar una fase de preparación donde se lanzará una web. En ella, a parte de explicar el funcionamiento de la asamblea, se explicará la importancia de la asamblea en el contexto actual de crisis climática y servirá para recoger cualquier avance durante su transcurso.

El primer paso para su creación lo ha dado este miércoles el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico con la presentación para audiencia e información pública (durante 15 días) del proyecto de Orden ministerial para lanzar los trabajos necesarios para la preparación y la organización. El objetivo de este instrumento, defiende el Ministerio, es “reforzar las vías de diálogo y participación ciudadana” y así “establecer un debate social sobre la búsqueda de soluciones a la crisis climática”. Su puesta en marcha es, además, una de las medidas recogidas en la recién aprobada Ley de Cambio Climático y Transición Energética.

La asamblea ciudadana para el clima llega con más de un año de retraso. Su constitución era una de las cinco líneas de acción “prioritarias” que se ejecutarían en los primero cien días tras declarar el Gobierno la emergencia climática. Sin embargo, la medida se aparcó con la irrupción de la crisis sanitaria por la pandemia. A diferencia de otros países, como Francia o Reino Unido, cuyas asambleas se desarollaron presencialmente –incluso durante la pandemia–, la española será virtual. Un formato, además, que conlleva beneficios “en términos de inclusión, riesgos sanitarios y menor huella ambiental”, sostienen desde el MITECO.

Las personas escogidas para la asamblea serán elegidas por sorteo y deberán representar la “complejidad y diversidad” del país, explican desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Habrá paridad entre hombres y mujeres y la representatividad de la muestra se hará en base a criterios como la edad, el género, el nivel educativo, la procedencia geográfica y la actitud frente al cambio climático. También estará presente la juventud, clave en el impulso de estas y otras medidas climáticas en los últimos años. Para la selección de participantes se hará una contratación pública; será la empresa la que defina el mecanismo para elegir al centenar de personas. La intención es que quienes participen reciban una retribución económica similar a cuando se forma parte de una mesa electoral.

Una vez se celebren las cinco sesiones, el resultado de este proceso serán una serie de recomendaciones, las cuales se presentarán en el pleno del Congreso. Se espera que esto se produzca durante el primer trimestre del año que viene. Una vez ahí, el Gobierno o cualquier grupo parlamentario puede actuar presentando una proposición de ley u otro mecanismo existente. Es decir: la asamblea ciudadana climática no tendrá carácter vinculante. Desde el Ministerio han querido restar importancia a esto último, argumentando que en otros países tampoco han sido mandatos obligatorios pero se han terminado asumiendo.

La asamblea contará con distintos actores que desempeñarán funciones específicas. Por ejemplo, habrá un panel coordinador para facilitar la puesta en marcha de la iniciativa y las reuniones. Asimismo, se contará con un grupo de especialistas independientes cuya función será de carácter consultivo con el objetivo de asesorar durante el desarrollo de las sesiones asamblearias. Además, habrá un grupo especializado en procesos deliberativos para dinamizar las sesiones. Finalmente, habrá una serie de personas (llamados embajadores) que ejercerán de portavoces de cara a la opinión pública.

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