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Tenemos la vacuna contra la desinformación climática: usémosla

La educación y la anticipación son claves en la lucha contra el negacionismo climático, afirman los autores tras analizar las falsedades vertidas sobre los incendios de Australia.
Incendio forestal de Cessnock, Australia, 2013. Foto: Quarrie Photography/Flickr (Lic: CC BY-NC-ND 2.0)

La reciente crisis de incendios forestales en Australia será recordada por muchas cosas, y no menos por la trágica pérdida de vidas, propiedades y paisajes. Sin embargo, hay otro factor que pasará a la Historia: el diluvio de desinformación difundido por los negacionistas. Conforme se agrava el cambio climático (y con él, el riesgo de incendios forestales), es importante considerar cómo podemos proteger al público contra las campañas de desinformación para futuras temporadas.

¿Cómo podemos convencer a la gente para que no se deje engañar? La rama de la psicología llamada “teoría de la inoculación” ofrece una respuesta prometedora a esta cuestión. La teoría presenta una lógica análoga a la de las vacunas en medicina: puedes prevenir que un virus se extienda si inoculas a muchas personas con una dosis pequeña. En el caso de la desinformación sobre incendios forestales, esto significa exponer con antelación los mitos que es más probable que difundan los escépticos.

Falsedades sobre los incendios

La desinformación puede adquirir muchas formas. Entre estas se incluyen la selección tendenciosa de datos (cherry-picking) o su distorsión, el cuestionamiento del consenso científico a través de falsos expertos o, directamente, la invención.

En el caso de los incendios forestales de Australia, la ciencia tiene pocas dudas de que el cambio climático antropogénico está incrementando su magnitud y su frecuencia. Sin embargo, las afirmaciones falsas difundidas en redes sociales y otros medios han tratado de embarrar los hechos:

  • Bots y trolls han difundido falsas teorías sobre pirómanos, tratando de reducir el papel del cambio climático en los incendios.
  • NewsCorp informó de que más de 180 pirómanos habían sido arrestados “en los últimos meses”. Este número exagera y distorsiona los datos reales.
  • Las falsas teorías sobre pirómanos se viralizaron cuando Donald Trump Jr., el hijo del presidente de Estados Unidos, tuiteó al respecto. La política británica Heather Wheeler también repitió esa falsa narrativa en la Cámara de los Comunes.
  • El líder del Partido Nacional en Nueva Gales del Sur, John Barilaro, ente otros, ha afirmado erróneamente, que la causa de los incendios es la falta de quemas preventivas (culpa de los Verdes).
  • Tertulianos conservadores han mantenido que los incendios de la temporada 2019-2020 no han sido peores que los del pasado.

¿Y ahora, qué?

La ciencia del clima indica claramente que Australia se enfrentará a condiciones meteorológicas más peligrosas, al favorecer los incendios forestales. A pesar de eso, el negacionismo climático organizado seguirá actuando inevitablemente.

La investigación ha demostrado en varias ocasiones que si el publico conoce con antelación el tipo de desinformación que se encontrará y por qué no es cierta, es menos probable que la acepte. Esta inoculación comprende dos elementos: un aviso explícito de un posible intento futuro de desinformar y una refutación de la desinformación que se anticipa.

Por ejemplo, hay investigaciones que han demostrado que si a las personas se les dice cómo la industria del tabaco usó a falsos expertos para engañar al público sobre los riesgos para la salud que supone fumar, es mucho menos probable que se les engañe con estrategias similares usadas para negar el cambio climático.

Es, por lo tanto, importante, anticiparse a la siguiente fase de desinformación sobre las causas de los incendios forestales. Una posible estrategia será la de confundir al público explotando el papel de la variabilidad climática natural. Esta es una táctica que ya se ha usado antes: cuando la variabilidad ralentizó el calentamiento global a principios de la década del 2000, algunas personas afirmaron falsamente que el calentamiento global “se había detenido”. Por supuesto, el calentamiento nunca se detuvo – una fluctuación natural y rutinaria simplemente ralentizó el proceso, que poco después continuó de manera normal.

Puede que la variabilidad climática natural nos traiga, de vez en cuando, una temporada de incendios suave. Así que armémonos de datos para combatir los inevitables intentos de confundirnos.

Esta es la realidad

La relación entre cambio climático antropogénico y condiciones meteorológicas extremas está establecido con mucha solidez. No obstante, la variabilidad natural, como la de eventos como El Niño o La Niña en el Océano Pacífico, puede a veces eclipsar el calentamiento global durante unos años.

El vídeo enlazado a continuación ilustra esto. Usamos datos históricos de la ciudad de Adelaida para proyectar la incidencia de olas de calor extremas durante el resto del siglo, asumiendo un calentamiento continuado de 0,3ºC por década.

El panel superior muestra la distribución de las 365 temperaturas máximas diarias en un año, y la línea roja vertical representa la media anual. Conforme los años avanzan, esta distribución crece lentamente; la línea roja diverge cada vez más de la temperatura media observada antes de que el clima empezase a cambiar (la línea negra vertical).

El panel inferior muestra la incidencia esperada de olas de calor extremas para cada año hasta 2100. Cada línea vertical representa una ola de calor intensa (cinco días consecutivos por encima de 35ºC o tres días por encima de 40ºC). Cada ola de calor amplifica el riesgo de incendios ese año.

El análisis del vídeo clarifica varios aspectos importantes del cambio climático:

  1. El número y frecuencia de olas de calor extremas se incrementará con el calentamiento del clima.
  2. Durante las próximas décadas, al menos, los años con olas de calor pueden ser seguidos por uno o más años sin ellas.
  3. Ese respiro será breve, porque la inexorable tendencia del calentamiento global hará que la condiciones de riesgo de incendios sean cada vez más inevitables.

Mirando hacia adelante

Cuando hablamos de temporadas de incendios catastróficas, su relación con el cambio climático es innegable. El infierno que hemos vivido este año es solo un anticipo de lo peor que está por venir, incluso si no ocurre cada año.

Educar al público en ciencia climática y las tácticas que usan los desinformadores aumenta las posibilidades de que los “hechos alternativos” no ganen terreno. Esperamos que esto ponga freno a la desinformación y allane el camino para la implementación de políticas efectivas.

Stephan Lewandowsky es Catedrático de Psicología Cognitiva de la Universidad de Bristol (Reino Unido)

John Hunter es Asociado Universitario del Instituto de Estudios Marinos y Antárticos de la Universidad de Tasmania.

Este texto se publicó originalmente en inglés en The Conversation. Traducido y republicado con el permiso de los autores.

The Conversation

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