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La humanidad ha traspasado casi todos los límites seguros del sistema Tierra, entre ellos el climático

Un estudio innovador ha analizado distintos límites planetarios desde el punto de vista de la seguridad y la justicia. "La fotografía es dramática", sostiene la investigadora Noelia Zafra Calvo, una de sus autoras.
Fertilización en un campo de East Lothian, Escocia, en mayo 2022. Foto: Scottish Government

Un medio ambiente seguro es imprescindible para la supervivencia humana. No hay vida posible, por ejemplo, sin ciertas condiciones climáticas, de diversidad biológica o de disponibilidad de agua. La comunidad científica lleva muchos años advirtiendo de los daños que provocan la quema de combustibles fósiles, la extracción de recursos o la agroindustria, citando algunos casos concretos. Sin embargo, no se actúa a la escala y velocidad suficiente para revertir la situación, y la acción humana está traspasando prácticamente todos límites seguros del sistema Tierra, identificados por primera vez en 2009 por un estudio pionero (y no exento de críticas). Ahora, otro trabajo científico (con muchos de los mismos autores) ha profundizado en ello con un enfoque actualizado y novedoso al no centrarse únicamente en las condiciones óptimas para que el planeta se mantenga estable, sino también para que la vida en él sea próspera y segura.

El estudio, titulado Safe and just Earth system boundaries (Límites del sistema terrestre seguros y justos), ha sido elaborado por la comisión científica internacional Earth Commission (Comisión Tierra) con la participación de más de 40 investigadores de distintos países. La investigación, publicada en la revista científica Nature, ha evaluado y cuantificado por primera vez las condiciones que regulan el soporte vital y la estabilidad de la Tierra para tener un planeta “seguro y justo”. Para ello, han analizado cinco ámbitos interconectados en el sistema Tierra: la emergencia climática, el declive de la biodiversidad, la escasez de agua, los daños a los ecosistemas por el uso excesivo de fertilizantes en algunas partes del mundo (junto a la falta de acceso en otras) y los daños a la salud por la contaminación atmosférica.

Esta investigación científica aborda, por tanto, distintas crisis con el propósito de buscar oportunidades dentro de los límites finitos del planeta. “La fotografía es dramática. Pero me gustaría resaltar que con estos resultados se está trabajando con la sociedad civil, con ciudades y con determinadas empresas en ver cómo se van a traducir estos indicadores en medidas que ellos puedan cumplir y que se pueda hacer algo, es importante pensar que se puede actuar”, explica la doctora en Cambio Global y Desarrollo Sostenible Noelia Zafra Calvo, coautora de la publicación e investigadora del Basque Centre for Climate Change (BC3).

Los ocho límites del sistema Tierra propuestos en el estudio: clima; integridad funcional de la biosfera; área de ecosistema natural; flujos de agua superficial; niveles de agua subterránea; ciclos de nutrientes para el nitrógeno; fósforo; y los niveles de aerosoles atmosféricos. Las líneas rojas muestran los límites “seguros”, mientras que las líneas azules muestran los límites “justos”. El icono de la Tierra muestra el estado del planeta hoy. Fuente: Rockström (2023)

El estudio establece tanto los niveles “seguros” como los “justos”, y advierte de que las actividades humanas están alterando los flujos de agua, se liberan cantidades excesivas de nutrientes en las vías fluviales por el uso de fertilizantes, y las áreas naturales son cada vez más escasas.

En lo que respecta al clima, los especialistas proponen un límite de calentamiento de la superficie “seguro” de 1,5 °C, un límite “justo” de 1 ºC, y establecen que el límite “seguro y justo” es de 1 °C. Teniendo en cuenta que el planeta ya se ha calentado de media en torno a 1,2 °C, el límite planetario “seguro y justo” del clima se ha sobrepasado. Respecto a la biosfera, indican que se requiere de al menos un 50-60% de superficie de naturaleza global intacta, nivel que no se respeta en la actualidad.

Constatan una sobreexplotación del agua en la actividad humana. Indican que la alteración del caudal de las aguas superficiales no debería superar el 20%, pero se sitúa en el 34%; y que en el caso de las aguas subterráneas hay niveles de disminución muy superiores a la recarga. En contaminación atmosférica no se han superado los niveles seguros en todas las regiones del planeta, aunque sí en muchas zonas. Y respecto a los niveles de fertilizantes, advierten de que los niveles de nitrógeno duplican los niveles seguros.

“Los resultados son bastante preocupantes: dentro de los cinco ámbitos analizados, ya se han transgredido varios límites, a escala global y local. Esto significa que, a menos que se produzca una transformación a tiempo, es muy probable que se haga inevitable cruzar puntos críticos de cambio irreversible y, en consecuencia, un impacto generalizado en el bienestar humano. Evitar ese escenario es crucial si queremos garantizar un futuro seguro y justo para las generaciones actuales y futuras”, asegura señala el profesor Johan Rockström, copresidente de la comisión, autor principal (de este y del estudio de 2009), y director del Instituto Potsdam para la Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático.

Justicia entre regiones y generaciones

“Si nosotros queremos que todos los seres humanos de la Tierra tengan acceso a tierra, zonas verdes, oxígeno, agua, etc., es necesario que se tenga que conservar una mayor parte de esos sistemas”, indica la investigadora Noelia Zafra. “No nos estamos refiriendo a que se hagan áreas protegidas o parques nacionales en el 50 o 60% de la superficie terrestre, sino a mantener el estado de integridad ecológica de esa superficie para que pueda seguir realizando sus funciones. La integridad ecológica se puede mantener cuando hay seres humanos en esos sistemas, ejemplos de ello son muchas comunidades indígenas y muchas comunidades rurales europeas”, aclara la ambientóloga vasca.

La investigación marca, además, los límites que se consideran “justos” a distintos niveles, como entre distintos países o distintos niveles sociales, entre distintas generaciones o entre distintas especies. “Intentamos preservar lo máximo posible para las generaciones futuras, para no dejarles un planeta en el que no puedan vivir. Y consideramos que los seres humanos somos importantes, pero somos un ser vivo más. Eso significa que para que otros seres vivos puedan tener agua debemos mantener un caudal mínimo”, añade Zafra.

La justicia es una necesidad para que la humanidad viva dentro de los límites planetarios. Esta es una conclusión que la comunidad científica ha constatado en múltiples evaluaciones medioambientales de gran importancia. No es una opción política. Hay pruebas abrumadoras de que un enfoque de justicia y equidad es esencial para la estabilidad planetaria. No podemos tener un planeta seguro en términos biofísicos si no hay justicia“, afirma la coautora Joyeeta Gupta, copresidenta de la Earth Commission y catedrática de Medio Ambiente y Desarrollo en el Sur Global de la Universidad de Ámsterdam.

Implementar soluciones más allá del clima

El estudio incide en que la definición de objetivos globales se ha centrado en el cambio climático y en limitar el calentamiento global por debajo de los 2 °C, aspirando al límite de los 1,5 °C del Acuerdo de París, pero también en que “es necesario manejar todos los demás sistemas y procesos biofísicos de la Tierra que determinan la habitabilidad del planeta”. Los expertos hacen un llamado a los sectores público y privado para que adopten urgentemente mayores compromisos de sostenibilidad para poder tener sociedades y economías prósperas en el futuro.

“El sistema Tierra es un conjunto interconectado de procesos biofísicos que operan a través de regiones y escalas. Las interferencias en una parte del mundo pueden tener enormes repercusiones en otras regiones. Utilizar los límites del sistema Tierra como punto de partida para una acción holística y transformadora ayudará a una progresión justa y con un verdadero impacto hacia un mundo seguro y justo”, apunta Wendy Broadgate, directora ejecutiva de la Earth Comission y directora del Global Hub Suecia de Future Earth.

La conservación de los distintos ecosistemas es vital, ya que “si el sistema Tierra colapsa, el ser humano como especie puede desaparecer”, resume Noelia Zafra. “Este peligro se puede ver como algo muy lejano en sociedades urbanas que han perdido el contacto con la naturaleza y no ven en su día a día cómo contribuye en su bienestar, pero los seres humanos somos gran parte del problema y tenemos que ser gran parte de la solución”, añade la científica del BC3. “La gestión adecuada de los bienes comunes globales nunca ha sido tan urgente ni tan importante”, coincide Wendy Broadgate.

“Con esta evaluación científica global proporcionamos a todas las partes interesadas unos límites dentro de los cuales se puede dar un desarrollo mundial próspero y equitativo en un planeta estable, un futuro mejor para las personas y el planeta. Esta nueva investigación sirve de base al desarrollo de ‘objetivos basados en la ciencia’. Estos pueden ser adoptados por ciudades, empresas y países para hacer frente a las crisis sistémicas globales del cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la sobrecarga de nutrientes, el uso excesivo del agua y la contaminación atmosférica”, concluye Rockström.

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COMENTARIOS

  1. ATAQUE CONTRA LOS PUEBLOS INDIGENAS DE BRASIL.
    Esta semana el Congreso de los Diputados de Brasil ha votado a favor de un despiadado proyecto de ley que amenaza la supervivencia de los pueblos indígenas de todo el país. Es, sin duda, el ataque más grave contra los derechos indígenas en décadas.
    El proyecto de ley que acaba de aprobar la Cámara de Diputados de Brasil se denomina PL490 y es un ataque contra los pueblos indígenas y sus derechos a todos los niveles:
    – Podría permitir que CUALQUIER territorio indígena del país sea fragmentado, o reducido su tamaño, y convertido en campo minero, de extracciones petrolíferas u otros proyectos industriales.
    – Permitirá que madereros, agroganaderos y otros invasores ilegales permanezcan en los territorios indígenas destruyendo la selva hasta que dichas tierras estén totalmente demarcadas, un proceso que suele llevar décadas.
    – Muchos pueblos indígenas no podrán recuperar sus tierras jamás, ya que el proyecto de ley también impulsa la trampa del Marco Temporal, una artimaña que beneficia a las empresas y según la cual los derechos de los pueblos indígenas que no puedan demostrar que estaban presentes en sus tierras cuando se promulgó la Constitución de octubre de 1988 nunca serán reconocidos.
    En total, cientos de territorios indígenas que son el hogar de más de un millón de indígenas podrían ser destruidos, y decenas de pueblos indígenas no contactados aniquilados.
    Todo esto es una violación flagrante de la Constitución brasileña y del derecho internacional, pero nada de esto le importa lo más mínimo al poderoso lobby del agronegocio en el Congreso.
    Ahora el Senado podría aprobar este proyecto de ley en cualquier momento.
    Apoya esta petición.
    Brasil ¡VOTA no al PL490!
    https://actua.survival.es/page/129342/action/1?ea.tracking.id=AdvocacyEmail&utm_medium=email&utm_source=engagingnetworks&utm_campaign=utm_ca

  2. […] Y no hace falta remontarnos a la dictadura de Franco, que eso ya le queda algo lejos, pero tampoco se hablaba en su época de los abusos de la Iglesia, ni de los negocios de la monarquía, ni de la corrupción en los partidos, ni de tantas otras cosas de las que hoy sí podemos y debemos hablar, como que la humanidad ha traspasado casi todos los límites seguros del sistema Tierra, entre ellos …. […]

  3. […] Y no hace falta remontarnos a la dictadura de Franco, que eso ya le queda algo lejos, pero tampoco se hablaba en su época de los abusos de la Iglesia, ni de los negocios de la monarquía, ni de la corrupción en los partidos, ni de tantas otras cosas de las que hoy sí podemos y debemos hablar, como que la humanidad ha traspasado casi todos los límites seguros del sistema Tierra, entre ellos …. […]

  4. CARBONO DE SANGRE.
    En estos momentos se está produciendo un ataque masivo contra tierras indígenas
    Cada vez más, los territorios indígenas están en el punto de mira de los planes de compensación de carbono. Las Áreas Protegidas, que suelen provocar expulsiones y violencia contra la población local, se justifican ahora alegando su potencial para “almacenar” carbono. Los “créditos” de carbono resultantes pueden venderse a quienes contaminan, como empresas petroleras, para que puedan afirmar que son “neutros en emisiones de carbono”.
    Estos proyectos son greenwashing o lavados ecológicos de imagen y son peligrosos para las personas y el clima. Estos son proyectos de Carbono de Sangre.
    Decenas de miles de pastores indígenas samburus, boranas y rendilles dependen de las casi dos millones de hectáreas que ahora abarca el proyecto de compensación de carbono de Northern Rangeland Trust (NRT), en el Norte de Kenia, donde llevan su ganado a pastar desde hace mucho tiempo. Sus tierras ancestrales, sus modos de vida y su capacidad para alimentar a sus familias se ven amenazados por el proyecto de NRT, que pretende incrementar la cantidad de carbono almacenado en el suelo modificando las pautas de pastoreo y la forma sostenible de los pastores de usar sus tierras.
    Las comunidades indígenas ni siquiera han sido debidamente consultadas sobre el proyecto.
    Los menos responsables del cambio climático están pagando el precio de una destrucción que no han provocado.
    NRT ya ha obtenido beneficios millonarios con este plan a través de la venta de créditos de carbono, y está dispuesta a ganar mucho más. Los guardaparques armados de NRT han estado implicados en gravísimas violaciones de derechos humanos de la población indígena local, y la venta de créditos de carbono podría financiar estos abusos. También hay pruebas contundentes de que el proyecto no cumple lo que promete: almacenar más carbono. Al permitir a las empresas lavar de verde sus emisiones, el proyecto podría acelerar el cambio climático en lugar de prevenirlo.
    A pesar de estos abusos y dudas Verra, una organización que supervisa la certificación de proyectos y la venta de créditos de carbono, ha certificado el proyecto de NRT.
    Firma esta petición

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