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“¿Qué más nos queda por ver?”: septiembre se suma al sinsentido climático de 2023

Un septiembre con temperaturas sin precedentes asombra a la comunidad científica y todo apunta a que 2023 será el año más caluroso jamás registrado.
Nuria Lozano queda atrapada en el barro después de las lluvias torrenciales en Villamanta, Madrid, el 6 de septiembre de 2023. Foto: REUTERS/Susana Vera

“Sorprendente. Increíble. Asombroso. Desconcertante. Apabullante. Alucinante. Inquietante. Flipante. Espantoso. Inconcebible”. Esto son los adjetivos usados por el reconocido científico Ed Hawkins para describir septiembre de 2023. Y no es para menos. Si cogemos la lista de los 30 meses más calurosos a nivel global, todos corresponden a junios, julios y agostos… Menos uno: septiembre de 2023, que se coloca como el 18º mes con la temperatura media global más alta registrada. Y lo hace, además, siendo la mayor anomalía térmica mensual jamás observada: la temperatura media del aire en superficie ha sido de 16,38°C, 0,93°C por encima de la media de 1991-2020 para septiembre y 0,5°C por encima de la temperatura del anterior septiembre más cálido, que fue 2020.

En su conjunto (es decir, sumando la temperatura del aire y del océano), septiembre ha sido 1,75 °C más cálido que la media de septiembre de 1850-1900, el periodo de referencia preindustrial.  En lo que llevamos de año, la temperatura media mundial es 1,4 °C superior a la media preindustrial (1850-1900). El Acuerdo de París busca limitar el calentamiento en 1,5 ºC.

Todos estos datos, procedentes del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), hacen entrever que 2023 se convertirá en el año más caluroso desde que hay registros. Si se analiza lo que llevamos de año (de enero a septiembre), la temperatura global ha sido 0,05°C superior a la de 2016, hasta ahora el año con la temperatura más alta. “A dos meses de la COP28, la urgencia de una acción climática ambiciosa nunca ha sido tan crítica", alerta Samantha Burgess, directora adjunta del C3S.

En Europa, septiembre de 2023 ha sido también el septiembre más caluroso registrado, con una temperatura 2,51 °C por encima de la media de 1991-2020, y 1,1 °C por encima de 2020, el anterior septiembre más cálido. Si echamos la vista al mar, la temperatura media del océano alcanzó los 20,92°C, la más alta registrada en septiembre y la segunda más alta de todos los meses, solo por detrás de agosto de 2023. 

Tampoco llegan buenas noticias desde la Antártida. La extensión del hielo marino antártico se mantuvo en un nivel récord para la época del año.  Y es que tanto la extensión diaria como la mensual alcanzaron en septiembre sus máximos anuales más bajos en el registro por satélite, con la extensión mensual un 9% por debajo de la media.  

En el Ártico, la situación es igual de trágica. La extensión diaria del hielo marino alcanzó su sexto mínimo anual, mientras que la extensión mensual del hielo marino fue la quinta más baja, un 18% por debajo de la media.

“Las temperaturas de los últimos meses han sido, francamente, una locura”, escribe Robert Rohde, científico jefe de la organización de Estados Unidos Berkeley Earth. Para el especialista, esta situación de anomalía extrema “se debe a una confluencia de factores antropogénicos y naturales”, pero deja claro que “hay que verlo como un anticipo de lo que podría llegar a ser el tiempo normal con una o dos décadas más de calentamiento global”. 

En la misma línea se expresa en su cuenta de Twitter el físico y meteorólogo Juan Jesús González Alemán: “Todo apunta a que estamos ya pasando a otra fase de calentamiento global”. Y es que, si bien harán falta estudios para entender al detalle todo lo que está ocurriendo, lo único que está claro es que los gases de efecto invernadero son el elemento clave para entender la situación actual.

“Estoy alucinando”, es lo primero que dice a Climática la física Isabel Moreno al ser preguntada por el balance que deja el noveno mes del año. Para ella, “en septiembre hemos visto de lo que es capaz el sistema climático en un planeta dopado de calor”. Porque este año no está siendo normal. Se acaban las formas para describir tantos extremos, ya sean en forma de temperatura o de eventos meteorológicos como incendios, lluvias torrenciales o sequías. “¿Qué más nos queda por ver?”, se pregunta la también meteoróloga. 

Lo inquietante no es ya que se superen los récords de temperatura, algo que cientos de estudios y análisis prevén desde hace décadas, sino la velocidad y la agresividad con la que sucede. “Tendríamos que prepararnos para situaciones aún peores que estas y eso me parece terrorífico”, avisa Isabel Moreno, quien considera que “se han desfigurado por completo las estaciones que nos enseñaron hace años en el colegio”.

“Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes”. Este mensaje no es de nadie de la comunidad científica, sino del Papa Francisco, que en una carta difundida el mismo día que se conocieron todos estos datos climáticos pide abandonar los combustibles fósiles e impulsar las energías renovables.

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COMENTARIOS

  1. Muchas gracias por la información, así actualizamos la comunicación en la actividad académica a los estudiantes universitarios, alertamos y capacitamos para buscar estrategias endógenas de adaptación al cambio climático e incentivar a la investigación local

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