El 2022, un año repleto de temperaturas extremas, olas de calor, inundaciones, incendios y sequías, ha sido el mejor año de la historia para la empresa que más contribuye al calentamiento global en España. Según los resultados presentados este jueves, Repsol obtuvo un beneficio neto de 4.251 millones de euros, lo que supone un 70% más que en 2021 (2.499 millones de euros).
Un 64% del resultado de Repsol –la mayor petrolera de España– procede del negocio internacional. Una cifra récord en un año “marcado por la incertidumbre, la volatilidad y complejas dinámicas de mercado derivadas de la invasión de Ucrania”, sostiene la compañía en un comunicado. Asimismo, lamentan que los magníficos beneficios de estos dos últimos ejercicios “no alcanzan a compensar las pérdidas de 2019 y 2020 (7.105 millones de euros)”.
Según datos del Observatorio de Sostenibilidad, la multinacional fue la compañía que en 2021 más gases de efecto invernadero expulsó a la atmósfera: 10,7 millones de toneladas de CO2 equivalente (medida que sirve para englobar a todos los gases, más allá del dióxido de carbono). Naturgy, quinta empresa de España que más contribuye al calentamiento global, anunció este miércoles sus resultados, los mejores de su historia, con 1.649 millones de euros, un 35,8% más que el año anterior.
Mensaje retardista de Josu Jon Imaz
Durante la presentación de los resultados de Repsol, su consejero delegado, Josu Jon Imaz, se explayó con un mensaje retardista. Para él, “la transición energética que están haciendo Europa y España debería ser una transición menos ideológica y más tecnológica; una transición que aborde cómo ser más sostenibles, pero también, cómo garantizar el suministro energético y una energía más barata y competitiva para los ciudadanos y empresas”.
La petrolera defiende que en 2022 invirtió 4.182 millones de euros “para avanzar en la transformación de su actividad”, un incremento del 40% respecto al año anterior. Para 2023, aseguran tener prevista una inversión orgánica histórica de más de 5.000 millones de euros, de los cuales un 35% “se asignarán a proyectos bajos en carbono”.
A finales de 2022, el Gobierno anunció un impuesto sobre los beneficios extraordinarios de las energéticas y los bancos –que, como se ha visto, son enormes–. Ante esta decisión, Repsol ha querido dejar constancia de que es “la empresa del IBEX-35 que más impuestos paga en el país”. En total, unos 12.000 millones de euros. Siguiendo con el
Y no es el único ranking que lidera del IBEX. Solo Repsol representa un 26% del total de emisiones de dióxido de carbono de todo el selectivo índice bursátil español, acorde a los datos del Observatorio de Sostenibilidad.
Shell acaba de anunciar que el año pasado batió un récord de beneficios con 38 000 millones de euros. Y es que las empresas petroleras y gasistas ganan más dinero que nunca mientras la gente tiene que hacer sacrificios para poner un plato de comida en la mesa.
No es casualidad.
El lobby de la industria fósil no deja de presionar a la clase política europea para mantener unas ganancias estratosféricas mientras retrasa la transición a las energías renovables.
Hay una invasión sin precedentes del lobby de los combustibles fósiles en Bruselas y, gracias a sus privilegios de acceso, se reúne prácticamente a diario con quienes toman las decisiones allí.
La consecuencia es una subida asfixiante del precio de la energía: casi la mitad de la población europea ha visto reducida su calidad de vida. Estos grupos de presión bloquean iniciativas que ayudarían a resolver la crisis energética, como poner un tope a las facturas o gravar los indecentes beneficios extraordinarios de la industria fósil. Además, emplean toda clase de artimañas para impedir la transición a las energías renovables.
Y este lobby fósil es implacable: nos cuentan que persiguen a representantes de la Eurocámara hasta cuando van al baño.
Tenemos que expulsar del Parlamento Europeo a estos grupos de presión que secuestran la democracia, y el primer paso es retirarles las tarjetas de acceso.
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