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Los principales patrocinadores de la COP26 producen 350 millones de toneladas de CO2

Las 11 empresas seleccionadas como los “principales socios” de la COP26 causaron más contaminación de gases de efecto invernadero a nivel mundial que la producida en todo Reino Unido durante 2020.
Stand de ScottishPower en la zona de prensa del Scottish Event Campus de la COP26 de Glasgow. Foto: ANDREW MILLIGAN/ PA via REUTERS

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Ferret. Esta historia forma parte de una serie que esta cooperativa escocesa de periodismo de investigación está publicando con motivo de la COP26. Las investigaciones han sido apoyadas por la Fundación Europea del Clima, que no se hace responsable del uso que pueda hacerse de la información contenida o expresada en ella.

Según el análisis publicado por la cooperativa de periodismo de investigación escocesa The Ferret, las 11 empresas seleccionadas como los “principales socios” de la cumbre climática de Glasgow, la COP26, produjeron una huella de carbono de casi 350 millones de toneladas de CO2 en 2020.

Las 11 compañías que forman la lista son: la multinacional energética escocesa SSE, ScottishPower, Sky, Sainsbury’s, Unilever, NatWest, National Grid, Microsoft, Hitachi, Reckitt y GlaxoSmithKline. 

Según las cifras provisionales oficiales, las emisiones totales producidas dentro de Reino Unido el pasado año ascendieron a 326,1 millones de toneladas. Las emisiones de estas empresas también fueron más altas que las producidas en otras naciones relevantes de Europa occidental, como Francia, España o Italia. 

Los activistas medioambientales han calificado este impacto climático producido por los principales socios de la cumbre climática como “asombroso“. “La COP26 no debería tratarse de que las grandes empresas tengan una oportunidad de marketing para aparentar credenciales ecológicas mientras, en la realidad, hacen muy poco”, argumentan. 

Por otro lado, los colaboradores de la COP26 señalan que todos ellos ya estaban suscritos a objetivos “ambiciosos“ para reducir las emisiones. Subrayan también las “reducciones considerables“ que, a su juicio, ya habían logrado.
Asimismo, explican que algunas de estas emisiones podrían contabilizarse por duplicado, ya que las emisiones directas e indirectas de las empresas podrían superponerse.

El análisis revelado por The Ferret examina los informes anuales de sostenibilidad de estos 11 colaboradores principales, que dividen sus emisiones en tres categorías.

Las emisiones de alcance uno y dos, que incluyen los gases de efecto invernadero (GEI), y son las producidas directamente por las operaciones de una empresa, como edificios, vehículos, la electricidad o la calefacción.

Las emisiones de tercer alcance son indirectas: se incluyen las de bienes y servicios adquiridos, el transporte y el uso de productos de las empresas. Esta fue, con diferencia, la mayor categoría de emisiones entre los patrocinadores de la COP26, responsables de un total de 270 millones de toneladas de gases de efecto invernadero en 2020.

Los socios principales fueron seleccionados por el gobierno de Reino Unido, anfitrión de esta emblemática cumbre del clima.

Contaminación climática de los patrocinadores de la COP26

EmpresaEmisiones totales en 2020 (toneladas de CO2e)
ScottishPower/Iberdrola72.737.145
Hitachi72.370.000
Unilever61.176.269
Reckitt35.900.000
Red Nacional35.874.000
Sainsbury’s27.481.242
GSK15.900.000
Microsoft11.164.000
ESS11.030.000
Cielo2.341.414
NatWest131.865
Total345.974.070
Fuentes: informes de sostenibilidad de las empresas.

Emisiones y otras controversias

Además de su huella de carbono, los principales patrocinadores también se han visto implicados en un sinfín de controversias, incluidas las relacionadas con las relaciones laborales, el medio ambiente y los derechos humanos.

Ibedrola, empresa matriz de ScottishPower, fue el mayor contaminador durante el pasado año de estos once socios, causando más de 72,7 millones de toneladas de emisiones. En España, donde ocupa el octavo puesto como mayor contaminador a nivel nacional, la compañía ha enfrentado críticas por provocar escasez de agua en tres localidades.

ScottishPower, por su parte, defiende el hecho de que su cartera se compone únicamente de energía renovable, pero una investigación de The Ferret reveló, en febrero de 2021, que Iberdrola había abierto dos grandes plantas de gas fósil en México desde el año 2018.

Un portavoz de la empresa española señala que durante el primer semestre de 2021, el 80 por ciento de su energía se produjo a partir de fuentes renovables. La compañía planea reducir sus emisiones directas e indirectas, en línea a los objetivos establecidos en el Acuerdo de París de 2015, según este mismo portavoz.

El segundo en la liga de patrocinadores contaminantes es Hitachi. La multinacional japonesa sigue de cerca las cifras de Iberdrola, con unas emisiones que llegan a un total de casi 72,4 millones de toneladas el pasado año. En marzo de 2020, un grupo de expertos australianos nombró a Hitachi entre una larga lista de empresas que, supuestamente, tenían fábricas en su cadena de suministro que utilizaban trabajo forzoso de musulmanes uigures en China. Sin embargo, la compañía afirmó que, tras una revisión interna de las fábricas, no encontró evidencia del uso de dicho trabajo forzoso.

Tal y como aparece en su informe de sostenibilidad, NatWest produjo el menor número de emisiones de las once empresas principales de la COP26. Sin embargo, estos datos no parecen tener en cuenta las emisiones provocadas por su inversión en combustibles fósiles. Según una investigación del grupo Fossil Banks, Natwest invirtió 13.39 mil millones de dólares en proyectos de combustibles fósiles en todo el mundo entre los años 2016 y 2020. Esta suma incluía enlaces a la financiación del Proyecto de Oleoducto Trans-Mountain en Canadá, que una vez finalizado podría transportar 590.000 barriles adicionales de crudo de las arenas bituminosas de Alberta cada día.

Los fondos de NatWest también están vinculados a la mina de carbón Cerrejón en Colombia, la más grande de América Latina y una de las mayores del mundo. La constante expansión de Cerrejón desde 1976 ha ocasionado la destrucción de aldeas enteras pobladas por indígenas locales.

Natwest afirma que ha tomado medidas para reducir sus inversiones en sectores expuestos a “mayores riesgos relacionados con el clima“. Esto incluye una disminución de 700 millones de libras esterlinas en la exposición a las compañías de petróleo y gas en el primer semestre de 2021, según un interlocutor de Natwest.

Otro de estos once patrocinadores, la empresa Unilever, produjo más de 61 millones de toneladas de emisiones directas e indirectas en 2020. Además, sus productos son una importante fuente de residuos plásticos. Según una investigación publicada el pasado año, Unilever produce 70.000 toneladas de plástico al año, suficiente para cubrir 11 campos de fútbol al día. La empresa también ha sido condenada en el pasado por comprar aceite de palma a proveedores responsables de incendios forestales en Indonesia y de destruir la última extensión de la selva tropical de Sumatra.

Unilever, por su parte, afirma que las empresas responsables de estos hechos ya no forman parte de su cadena de suministro. En 2017, se comprometió a hacer que todos sus envases de plástico fueran reciclables, reutilizables o compostables para 2025. El año pasado también se comprometió a eliminar la deforestación de la cadena de suministro de sus cultivos clave para el año 2023.

A lo largo de sus operaciones y su cadena de suministro, la empresa SSE emitió 11 millones de toneladas de gases de efecto invernadero en 2020. Fue el único socio principal cuyas emisiones directas superaron en número a sus emisiones indirectas. Esto tiene que ver, en gran parte, con su central eléctrica Peterhead. Según reveló The Ferret, esta ha sido la más sucia de Escocia en 2020.

Desde SSE afirman que la central Peterhead proporciona una importante estabilidad para la red eléctrica escocesa. La compañía argumenta que esto permite que más proyectos de energías renovables sigan adelante y, como resultado, afirman, la planta juega un papel en la transición energética.

Sainsbury’s fue el único de los once principales socios que no publicó un desglose de sus emisiones indirectas correspondientes a 2020. Si estas se hubieran mantenido al mismo nivel de sus cifras de referencia de 2018-19, la compañía habría producido más de 27 millones de toneladas de emisiones el pasado año. La cadena de supermercados afirmó que ha tomado medidas para reducir estas emisiones desde 2019 y comenzará a informar sobre sus emisiones indirectas actualizadas a partir del próximo año.

Reckitt no publica un desglose de sus emisiones directas e indirectas. Su total de emisiones ascendió a casi 36 millones de toneladas en 2020. Al igual que Unilever, Reckitt ha sido criticada por no eliminar gradualmente el aceite de palma de sus productos. La firma de bienes de consumo aparece en una lista de grandes empresas que no lograron eliminar la deforestación causada por la industria del aceite de palma de su cadena de suministro.

Desde el año pasado, Reckitt contaba con Wilmar International –el mayor productor de aceite de palma del mundo como uno de sus proveedores. A su vez, Wilmar ha estado implicado en actividades de deforestación y presuntos abusos de los derechos humanos, según Amnistía Internacional.

Reckitt afirma que el 75% de sus emisiones de 2020 fueron causadas por la electricidad y la energía utilizadas para hacer funcionar sus electrodomésticos en el hogar. También aseguran haber reducido la huella de carbono directa de sus fábricas en un 50% desde el año 2012.

Las emisiones anuales de National Grid quedan muy por detrás en la lista de Reckitt. La empresa de electricidad y gas que opera en Gran Bretaña y Estados Unidos, produjo casi 36 millones de toneladas de gases de efecto invernadero en 2020. National Grid, por su parte, asegura que su objetivo era alcanzar cero emisiones netas para 2050 y que ha logrado una reducción del 68% desde 1990.

Microsoft produjo más de 11 millones de toneladas de emisiones directas e indirectas en 2020. Sin embargo, un estudio ha demostrado que la asociación de Microsoft con el gigante petrolero ExxonMobil para mejorar la “eficiencia operativa en la Cuenca Pérmica“ tiene la capacidad de inflar sus emisiones anuales en un 21%.

La Cuenca Pérmica es una de las regiones productoras de petróleo más grandes de América del Norte. El gigante tecnológico también es uno de los mayores compradores corporativos de vuelos, a pesar de tener su propia plataforma de videoconferencia. Microsoft explica a The Ferret que está animando a sus empleados a realizar más reuniones en su plataforma Teams. También aseguran “lanzar un enfoque de sostenibilidad en toda la empresa“.

GlaxoSmithKline (GSK) y Sky fueron los únicos dos socios principales que no respondieron a las solicitudes de The Ferret sobre sus emisiones.

La compañía GSK contribuyó a casi 16 millones de toneladas de emisiones en 2020. La farmacéutica se posicionó en contra de un plan propuesto por la Organización Mundial de la Salud para compartir voluntariamente tecnología, conocimientos técnicos y propiedad intelectual sobre vacunas y tratamientos contra la COVID-19.

Grupos activistas han señalado que la desigualdad en el acceso a las vacunas ha impedido que algunos delegados del sur global asistan a la COP26. El plan de la OMS fue diseñado para debilitar la propiedad intelectual y alentar el desarrollo de vacunas en los países pobres.

Por su parte, la empresa británica de telecomunicaciones y radiodifusión Sky produjo más de dos millones de toneladas de emisiones directas e indirectas en 2020.

COP26 y ‘greenwashing’

La responsable de las campañas de Friends of the Earth Scotland –Amigos de la Tierra de Escocia–, Mary Church, asegura que si bien la COP26 debería tratar de “llevar a cabo la acción real necesaria para abordar el colapso climático“, se ha convertido en un “escaparate para blanquear, ecológicamente, la reputación de los grandes contaminadores“

“Las grandes empresas utilizan el prestigio de patrocinar eventos como las citas climáticas de la ONU para distraer del lado sucio de cómo ganan su dinero y obtener, además, acceso privilegiado a quienes toman las decisiones“, afirma Mary Church. “Esta apropiación empresarial es un factor clave en el fracaso de los gobiernos para implementar las soluciones reales y transformadoras que no solo aborden la crisis climática, sino que también mejoren la vida de la gente, aquí en Escocia y en todo el mundo. Ya es hora de que los grandes contaminadores sean expulsados de las conversaciones sobre el clima y de los pasillos de poder en todas partes para siempre“, concluye la jefa de campañas de Friends of the Earth Scotland.

Scott Tully, del grupo de campaña Glasgow Calls Out Polluters, describe las emisiones de los principales socios como “asombrosas“. “En lugar de ser consideradas responsables de sus daños climáticos históricos y continuos, estas empresas han pagado para hacer un lavado ecológico por sus impactos climáticos”, apunta Tully. “La última jugada de los grandes contaminadores es promover ferozmente sus credenciales verdes, pero para que la COP26 tenga la oportunidad de apoyar soluciones reales, debemos resistir a quienes intentan convertir la crisis climática en un espectáculo paralelo corporativo“, añade. 

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COMENTARIOS

  1. No se puede dejar la lucha climática a la voluntad de los mercados y de los intereses fósiles.
    Artículo 6, artículo 4 y pérdidas y daños: los puntos calientes de la COP26
    De todos los temas que se van a tratar en la próxima Cumbre del Clima, Ecologistas en Acción pone el acento en el artículo 6. Dicho artículo define varios mecanismos para el intercambio de los llamados ‘créditos de carbono’. Fueron creados bajo el protocolo de Kioto y definen medidas de mercado y de no mercado para que las empresas que han excedido sus derechos de emisión puedan comprar a terceros países derechos sobrantes de sus empresas, o realizar proyectos para la reducción de emisiones o para la mejora de los sumideros.
    Unos mecanismos que en el pasado han provocado la vulneración de derechos de numerosas comunidades, por lo que es fundamental que en cualquiera de las redacciones de este artículo se incluyan menciones específicas a la protección de los Derechos Humanos frente a los intereses del mercado y de algunos países.
    Por ello, el no desarrollo de este artículo sería una buena noticia ya que su aprobación podría suponer una ventana abierta a que muchas empresas evitasen abordar las reducciones requeridas, además de que podrían suponer financiar proyectos que vulnerasen o dificultasen el pleno cumplimiento de derechos básicos a muchas comunidades.
    Para garantizar una plena integridad ambiental hay que cerrar un conjunto de medidas que eviten las fugas de carbono y las dobles contabilidades, además de eliminar los mecanismos de flexibilidad que permiten reducir los objetivos insuficientes de los países.
    https://www.ecologistasenaccion.org/182294/de-madrid-a-glasgow-el-tiempo-se-agota/

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