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“La ciencia no es suficiente”: una movilización global por la emergencia climática

Del 4 al 9 de abril, Scientist Rebellion, la rama científica de Extinction Rebellion, llevará a cabo una serie movilizaciones y actos coincidiendo con la publicación del nuevo informe del IPCC.
Integrantes de XR durante una de sus movilizaciones. Foto: Eduardo Robaina.

“Nos tenemos que adaptar a una situación crítica de falta de materiales, de suministros básicos, de comida”. Habla Mauricio Misquero y, al contrario de lo que pueda parecer, no se refiere al paro del transporte sino a la emergencia climática. Misquero, un científico que recientemente abandonó su trabajo para dedicarse a tiempo completo al activismo, es miembro integrante de Scientist Rebellion, la rama científica del movimiento ecologista internacional Extinction Rebellion que celebrará una serie de movilizaciones y actos del 4 al 9 de abril. Participarán unos 1.000 científicos y académicos de todo el mundo, y Madrid concentrará buena parte de sus acciones.

Al preguntarle por la relación entre la crisis medioambiental actual y las protestas de los camioneros que están paralizando un gran número de industrias de nuestro país, responde: “todo forma parte de la misma caída, del mismo colapso, que se manifiesta en microcolapsos. Estamos alterando de manera irreversible el planeta”. Es necesario, por lo tanto, atar los cabos que nos conduzcan a comprender la urgencia de una situación que pasa por esa alteración de la biosfera y se traduce en múltiples bifurcaciones, entre ellas el malestar social causado por el alza de los precios del carburante. 

A grandes rasgos, la humanidad se enfrenta a un panorama de escasez generalizada del petróleo y sus derivados que obedece a circunstancias biofísicas; es lo que lleva demostrando la teoría del peak oil, o pico de producción de estas materias primas: cada vez hay menos petróleo que resulte rentable extraer, lo cual contribuye a un encarecimiento que, se sabe, es irreversible en el tiempo y ha sido exacerbado por las tensiones geopolíticas que genera la invasión rusa de Ucrania.

Asimismo, la dependencia de los combustibles fósiles característica de nuestras sociedades ha provocado una debacle ecológica entre cuyas distintas vertientes se encuentra el cambio climático antropogénico: desde la revolución industrial (1859-1900) la temperatura media del planeta ha subido en torno a 1,1 ºC. Por eso, a juicio de Misquero, es imperativo actuar: “más de 20 científicos van a arriesgarse a ser arrestados sólo en España” –afirma sobre los eventos del día 6, los más desafiantes de una semana cargada de otras iniciativas de menor riesgo en los días anteriores y subsiguientes, destinadas a la ciudadanía y, en especial, a la comunidad universitaria–. Entre ellas, se producirán encierros en los centros educativos y charlas informativas que destacarán una demanda del colectivo: la inclusión de una asignatura sobre la emergencia climática en todos los grados y postgrados. 

Misquero cuenta hasta qué punto es crucial movilizar a la gente. Sentando en un parque de Sevilla, sus palabras se confunden con un bullicio de fondo en el que se distinguen los gritos de los niños y el susurro de los árboles; el mensaje, no obstante, llega claro hasta la pantalla, desde la que explica la estrategia de incitar arrestos, al menos en las acciones del día 6: “es que no podemos hacerlo de otra manera”, sostiene. Ese discurso anclado en la inevitabilidad está cimentado en la frustración implícita de ver cómo los gobiernos no han tomado las medidas precisas para paliar la crisis durante décadas, concretamente desde 1972, cuando el informe Los límites del crecimiento dejó patente la inviabilidad de un modelo económico basado en la expansión perpetua a partir de recursos naturales finitos. Los estudios se han acumulado, también las pruebas de que un colapso ecosocial es inminente de seguir ignorándolos: “y si no se actúa respecto a esas evidencias, nos obligan a violar las leyes para que se nos escuche” –recalca– “pero siempre desde la no violencia”.  

Precisamente, Scientist Rebellion ha elegido esa semana para la huelga porque coincide con la publicación de la última parte del Sexto Informe de Evaluación (AR6) del IPCC –el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU–, el cual fue filtrado por la comunidad científica hace meses con el fin de evitar que el público se quedase únicamente con la versión oficial que se difundirá el día 4, previsiblemente maquillada por los distintos gobiernos.

Entre las conclusiones de dicho informe sobresale un cuestionamiento del modelo socioeconómico actual y también del llamado “crecimiento sostenible”, cuya compatibilidad con el equilibrio planetario ponen en duda muchos de los autores. Además, el informe advierte de que las mudanzas sociales fundamentales para mitigar la emergencia -entre ellas en el empleo– no se pueden realizar de manera gradual, y de que dichas transformaciones deben venir acompañadas de una atención a la equidad y la justicia social. Es factible, argumentan, un descenso en el consumo de energía global y el mantenimiento de niveles de vida “decente”. Quizá esta sea la lección más valiosa del equipo del IPCC. Para comunicarla, junto a tantas otras, y exigir la implementación de medidas urgentes, se lanzará a las calles, a las aulas, la Rebelión Científica, pues, como asevera Misquero: “la ciencia ya no es suficiente, tenemos que hacer presión política”. 

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COMENTARIOS

  1. Necesitamos despertar, ver y perder el miedo.
    Algunos ya lo han conseguido:
    Oposición social en el nuevo plan de ampliación del aeropuerto de Girona-Costa Brava.
    En un escrito de alegaciones , las organizaciones cuestionan de pura cepa el crecimiento del tráfico aéreo en Vilobí, así como las ampliaciones de infraestructuras asociadas. Las entidades, que piden la retirada del plan, argumentan que es contrario a las obligaciones climáticas y que se trata de una operación especulativa con inversiones que no tienen justificación ni viabilidad alguna, con grandes impactos ambientales, sociales y presupuestarios. Reclaman su retirada, por las siguientes razones:

    1. La ampliación de infraestructuras aeroportuarias y el crecimiento de la aviación son incompatibles con los compromisos europeos climáticos y con la legislación ambiental de ámbito tanto estatal como autonómica.
    ¨El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030¨, que establece una reducción del 61 % de las emisiones respecto a 2005 para sectores sujetos a derechos de emisión como es el transporte aéreo.
    La Ley 16/2017, de 1 de agosto, del cambio climático y el Decreto Ley 16/2019, de 26 de noviembre, de medidas urgentes para la emergencia climática y el impulso a las energías renovables, determinan que en los procedimientos de evaluación ambiental de planes, programas y proyectos que se desarrollen en Cataluña, deben valorarse las emisiones de gases de efecto invernadero que su ejecución y gestión puedan producir, así como la vulnerabilidad ante los impactos del cambio climático .
    2. Total ausencia de justificación ambiental, social, económica y financiera, y contrario al interés general.
    El aeropuerto actual está sobredimensionado como resultado de inversiones públicas y subvenciones millonarias en Ryanair (encubiertas bajo acuerdos de promoción turística) innecesarias, infrautilizadas y mal programadas, que no respondían a criterios de rentabilidad social y ambientales.
    https://www.ecologistasenaccion.org/194934/oposicio-social-al-nou-pla-dampliacio-de-laeroport-de-girona-costa-brava/

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