suscribete a climatica

Un informe de la ONU denuncia a los países productores de combustibles fósiles

Los estados que producen petróleo, gas y carbón siguen apostando por la energía sucia, condenando al mundo a superar el grado y medio de calentamiento.
Foto: Un campo de extracción de combustibles fósiles.

Los gobiernos de los países productores de combustibles fósiles aún apuestan por estas fuentes de energía —petróleo, gas y carbón— muy por encima de las posibilidades planetarias. A pesar de que la ciencia las señala como las principales causantes de la crisis climática, pues son responsables de más del 75% de las emisiones de efecto invernadero generadas a nivel global y de casi un 90% de las de CO2 en concreto, la producción de combustibles fósiles no parece reconocer estos límites. Y hoy el sector no sólo no se contrae sino que, desoyendo las advertencias científicas, continúa expandiéndose. Así lo pone de manifiesto el informe sobre brecha de producción (The Production Gap 2019), que ha elaborado el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) junto a entidades como el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo, el Centro CICERO para la Investigación Internacional del Clima o el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD), entre otras.

El análisis, hecho público hoy, es el primero en medir la disparidad existente entre la producción proyectada de combustibles fósiles para las próximas décadas y la que sería necesaria para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones que plantea el Acuerdo de París. En este sentido, expone que la cantidad que los gobiernos productores prevén extraer de aquí a 2030 es más del doble (un 120%) de la que sería aconsejable para mantener al mundo en la senda del grado y medio de calentamiento. La brecha es aún mayor en el caso del carbón: los países analizados pretenden producir más del triple (un 280%) de lo que deberían si no quieren sobrepasar ese umbral.

Medidas contra el desastre

Limitar el aumento de las temperaturas medias de la Tierra a 1,5ºC en el horizonte de 2100 es imprescindible para evitar los efectos más devastadores de la crisis climática. Así lo sentenció en 2018 el IPCC (el grupo de expertos en cambio climático de la ONU) en su informe especial sobre 1,5 ºC, que afirmaba que para ello son necesarias acciones radicales e inmediatas.

“En 2019, mientras los impactos climáticos se intensificaron, la quema de combustibles fósiles registró un máximo histórico”, asegura el recién publicado informe. En contraste, para alcanzar los objetivos de 1,5ºC y 2ºC habría que reducir las emisiones de carbono derivadas de la quema de combustibles fósiles en un 10% o un 4% respectivamente. Para ello, la mayoría de estos combustibles debería mantenerse intactos.

“Sin embargo, la expansión que está teniendo lugar de la infraestructura para combustibles fósiles apunta en la dirección contraria”, lamentan los autores. Según los datos que maneja la Agencia Internacional de la Energía, hasta 2040 la exploración y extracción de combustibles fósiles podría recibir una inversión anual de hasta un billón de dólares. Es un negocio que atrae inversores, recibe permisos públicos y en algunos casos disfruta del apoyo de los gobiernos mediante subvenciones, inversión directa, gastos fiscales o financiación de I+D.

Por eso, incluso si se rebaja la ambición y se fija el máximo de dos grados de calentamiento, la previsión de los países es demasiado optimista: la producción de combustibles fósiles proyectada supera en un 50% (en un 150% en el caso del carbón) la permitida para lograr esa meta.

Países bajo lupa

Las naciones que se han evaluado en el estudio son los diez países “clave” en el sector de la extracción de combustibles fósiles: siete grandes productores (Estados Unidos, Australia, Canadá, Rusia, China, Indonesia y la India). El informe también incluye otros tres que son también importantes pero cuyos compromisos climáticos son ambiciosos (Alemania, Noruega y Reino Unido).

Los planes de la mayoría de estos gobiernos revelan que la “brecha de producción” de combustibles fósiles es aún mayor de la “ya significativa” brecha de emisiones globales (que representa la diferencia entre la reducción de emisiones que implica atajar la crisis climática y el compromiso real por parte de los gobiernos). Además, conforme se acerque a 2040 esta brecha se agrandará, augura el informe.

Cada país de los estudiados tiene sus particularidades. Así, mientras en Estados Unidos la Administración de Información de Energía calcula que la extracción de petróleo y gas aumentará a un 30% por encima de los niveles actuales para el año 2030, Australia mantiene su apuesta por el carbón, Lejos de disminuir la producción, las estimaciones del gobierno australiano apuntan a un crecimiento del 10% para 2024, y del 34% para 2030.

Algunas buenas prácticas

Sin embargo, algunos de estos países van camino de abandonar los combustibles fósiles. Es el caso de Alemania, por ejemplo, cuyo borrador del Plan Nacional de Energía y Clima contempla una caída del 63% en la producción de carbón entre 2015 y 2040, mientras que la Comisión del Carbón propone una salida todavía más temprana: en 2038 como máximo. Eso sí, con medidas sociales y de desarrollo en las regiones mineras para asegurar una transición justa.

El Reino Unido presenta políticas ambivalentes. Las proyecciones sugieren que cada vez habrá menos extracción de petróleo y de gas en el país, mientras que la producción de carbón ha bajado tanto desde 1980 que es casi residual. Pero, al mismo tiempo, se trata del país con mayores subvenciones a los combustibles fósiles de la UE, según la Comisión Europea.

Así, para alinear los objetivos climáticos con los niveles de extracción y uso de energías fósiles, los autores de “The Production Gap” recomiendan a los gobiernos que empiecen por retirar este tipo de subvenciones. También aconsejan a las instituciones internacionales que dejen de ofrecer ayudas a la producción y que las den, en cambio, a favorecer las fuentes de energía baja en carbono. El informe menciona los ejemplos de países como Belice, Costa Rica, Dinamarca, Francia y Nueva Zelanda, que ya han prohibido parcial o totalmente la exploración y extracción de petróleo y gas, así como de Alemania y España, que “están eliminando paulatinamente la extracción de carbón”.

Gracias a la colaboración de nuestra
comunidad podemos publicar. Ayúdanos a seguir.

COMENTARIOS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.