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Evitar el colapso de los ecosistemas a partir de 2030 es posible si se actúa ya

Un estudio señala la urgencia de actuar contra el cambio climático para prevenir la pérdida repentina de biodiversidad en todo el mundo.
Un cardumen de peces nada sobre una colonia de coral de cuerno de ciervo. REUTERS/Lucas Jackson. Foto: CLIMATE-CHANGE/CORALS

Si no se actúa decididamente para mitigar el calentamiento global, los ecosistemas podrían sufrir a lo largo de este siglo pérdidas repentinas y potencialmente catastróficas de biodiversidad en todo el mundo. Al igual que la comunidad científica viene avisando de los ‘puntos de inflexión’ en el clima, nuevos hallazgos apuntan a un mismo desenlace para la naturaleza.

Esta es la principal conclusión de un nuevo estudio dirigido por la University College de Londres, publicado esta semana en la revista Nature. En él se predice cuándo y dónde podría haber graves trastornos ecológicos en las próximas décadas, y alerta: las primeras olas ya podrían estar ocurriendo. “No es una pendiente resbaladiza, sino una serie de bordes de acantilados, golpeando diferentes áreas en diferentes momentos”, apunta Alex Pigot, investigador del Centro de Biodiversidad y Medio Ambiente de University College de Londres y uno de los autores de la investigación.

Para llevar a cabo este trabajo, el equipo de especialistas usó datos de modelos climáticos desde 1850 hasta 2100, y los cruzaron con los rangos geográficos de 30.652 especies de aves, mamíferos, reptiles, anfibios, peces, y otros animales y plantas. El objetivo, analizar dos futuros posibles: uno donde se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero; y otro donde no, con el inevitable colapso de ecosistemas. Para ello, los responsables del estudio analizaron los cambios en la temperatura y la exposición a la lluvia, quedando fuera de la ecuación otros grandes impactos del cambio climático, como son las olas de calor o la desaparición del hielo ártico.

En un escenario de altas emisiones (conocido como RCP8.5), el desastre comenzaría antes de 2030 en los océanos tropicales. Para 2050, el impacto llegaría hasta los bosques tropicales y latitudes más altas. El Amazonia, zonas del sur de África y del sudeste asiático, entre las zonas cuya exposición a temperaturas extremas sería desastroso. En esta línea, si el calentamiento llega hasta los 4 °C, el riesgo se acelera y dejaría expuesto a un 15%, con graves pérdidas de biodiversidad.

Sin embargo, si el calentamiento global se mantiene por debajo de los 2 °C como persigue el Acuerdo de París (escenario conocido como RCP2.6), se prevé que menos del 2% de las ecosistemas a nivel mundial sufran esos episodios tan abruptos.

Porcentaje de especies expuestas al cambio climático hasta 2100. Twitter @alex_pigot

Como apuntan los autores del estudio, la mayoría de especies pueden hacer frente a las altas temperaturas durante un determinado periodo de tiempo. No obstante, cuando se cruza un cierto umbral de temperatura, de repente un gran número de especies se enfrentan a condiciones nunca antes vividas, lo que provocaría que el ecosistema pueda colapsar abruptamente. 

Es ahí, en ese punto límite, donde una acción firme, rápida y efectiva del ser humano será clave. Y, al igual que ocurre con la actual crisis por la pandemia de la COVID-19, aplanar la curva será determinante: “Nuestros hallazgos destacan la urgente necesidad de mitigar el cambio climático, reduciendo inmediata y drásticamente las emisiones, lo que podría ayudar a salvar a miles de especies de la extinción. Mantener el calentamiento mundial por debajo de 2°C ‘aplana efectivamente la curva’ de cómo se acumulará este riesgo para la biodiversidad a lo largo del siglo, proporcionando más tiempo para que las especies y los ecosistemas se adapten al clima cambiante, ya sea encontrando nuevos hábitats, cambiando su comportamiento o con la ayuda de los esfuerzos de conservación dirigidos por el hombre”, asegura Alex Pigot.

En este sentido, el doctor de la Universidad de Connecticut y coautor del artículo, Cory Merow, espera que estos hallazgos “puedan servir como un sistema de alerta temprana, prediciendo qué áreas estarán en mayor riesgo y cuándo, lo que podría ayudar a orientar los esfuerzos de conservación y mejorar las proyecciones de los modelos futuros”.

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COMENTARIOS

  1. En el contexto de la pandemia global causada por el coronavirus es necesario entender el vínculo existente entre la pérdida de biodiversidad y el aumento de enfermedades infecciosas peligrosas para la especie humana.
    Un ecosistema sano supone una barrera natural de control de plagas y patógenos y la destrucción de los mismos para la explotación de recursos naturales nos expone a peligros inciertos.
    La comunidad científica lleva años alertando del riesgo de la aparición de una enfermedad de estas características, cuya amenaza pone en jaque la estabilidad social global. La OMS incluyó en 2018 en la lista de patógenos infecciosos más peligrosos para la salud global la denominada “enfermedad X”, que representa una enfermedad aún desconocida con la capacidad de causar una infección global descontrolada. La inclusión de este concepto buscaba anticipar eventos de la magnitud de esta crisis al que la humanidad se enfrenta actualmente y para la que, a la vista de las circunstancias, no estaba preparada.

    Ecologistas en Acción (BIODIVERSIDAD Y SALUD) considera que, ahora más que nunca, la sociedad debe seguir las directrices marcadas por la investigación científica, que apunta a una mala gestión de los recursos naturales y al ataque abusivo al que los poderes económicos someten a la naturaleza como causantes de tantos problemas que amenazan la supervivencia de multitud de especies, incluyendo la humana….

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