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Canadá arde más que nunca y se debe al cambio climático

Las altas temperaturas, combinadas con la baja humedad y la rápida aparición de la capa de nieve, favorecieron la rápida propagación de los incendios por el país, según un rápido estudio del World Weather Attribution (WWA).
Mapa de los incendios masivos en Quebec, Canadá. La imagen tiene unos 39 kilómetros de ancho Foto: Pierre Markuse / Wikimedia Commons

El 26 de junio, el cielo de varias ciudades españolas se tiñó de gris aunque no fuese un día de lluvia. Días antes, una nube similar pero de color amarillo apareció en el noroeste de Estados Unidos. Su origen se encontraba al otro lado de la frontera, en Canadá. La gravedad de las llamas que todavía hoy está sufriendo el país la pudimos ver desde España sin necesidad de cruzar el Atlántico. Ahora, sabemos que el cambio climático hizo que las condiciones meteorológicas fueran dos veces más favorables para el inicio de estos incendios.

El nuevo estudio de atribución del World Weather Attribution (WWA) así lo confirma. Como también asegura que el clima propenso a los incendios fue entre un 20 y un 50% más intenso a causa del cambio climático: en mayo y junio se registró la temperatura nacional más alta de los dos últimos meses por 0,8°C. Las altas temperaturas, combinadas con la baja humedad y la rápida aparición de la capa de nieve, favorecieron la rápida propagación de los incendios por el país.

“En muchas regiones de Canadá, la capa de nieve limita el inicio y la extensión de la temporada de incendios, ya que si el bosque está cubierto de nieve y humedad procedente del deshielo, la probabilidad de ignición y propagación del fuego es baja”, explica Philippe Gachon, profesor de la Universidad de Quebec en Montreal.

El humo de los incendios forestales en Quebec, Canadá, cubrió la ciudad de Nueva York el miércoles 7 de junio de 2023. Crédito: Autoridad Metropolitana de Transporte de Estados Unidos / Wikimedia Commons.

“Este año, las altas temperaturas han provocado un deshielo y la desaparición de la nieve durante el mes de mayo, sobre todo en el este de Quebec, lo que ha dado lugar a incendios forestales inusualmente tempranos. La continua pérdida de nieve por el calentamiento global significa que los incendios forestales arderán durante muchos días al año en Canadá”.

Esta temporada de incendios forestales en Canadá está siendo la más devastadora jamás registrada en el país, con casi 15,3 millones de hectáreas quemadas a 21 de agosto. Han muerto al menos 17 personas y más de 200.000 han sido evacuadas de las zonas afectadas, lo que supone el mayor número de víctimas de incendios forestales desde al menos 1980.

El fuego sobre todo afecta, tal como explica el análisis, “a las comunidades más remotas, en particular a los pueblos indígenas, especialmente vulnerables a la falta de servicios y a la dificultad de evacuación debido a la escasez o a la falta de accesos por carretera y de instalaciones de evacuación”. Indirectamente, la mala calidad del aire ha provocado un aumento en el número de visitas a los servicios de urgencias y el cierre de escuelas por asma.

Una intensidad sin precedentes

De los más de 1.000 activos actualmente, 663 están fuera de la capacidad de extinción, lo que ejemplifica que ya no tenemos el fuego bajo nuestro control. Los de Canadá, así como los que también están sufriendo Grecia y Tenerife, o los que sufrió Australia en el conocido “verano negro”, no tienen precedentes. Pero se espera que vuelvan a ocurrir. Cada vez más temprano y con más intensidad.

“El cambio climático está aumentando enormemente la inflamabilidad del combustible disponible para los incendios forestales, lo que significa que una sola chispa, independientemente de su origen, puede convertirse rápidamente en un infierno abrasador”, explica Yan Boulanger, científico investigador de Recursos Naturales de Canadá.

El país norteamericano tiene ahora dos preocupaciones: las labores de extinción actuales y lo que pasará con ella en un futuro no muy lejano. Allí, en el clima actual, cabe esperar que se produzcan condiciones climáticas similares una vez cada 25 años, lo que significa que tienen aproximadamente un 4% de probabilidades de producirse cada año. Sin embargo, la quema de combustibles, el principal causante de la crisis climática, no se detiene.

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