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Avance editorial: ‘Decrecimiento: del qué al cómo’

Extracto en exclusiva del libro 'Decrecimiento: del qué al cómo. Propuestas para el Estado español' (Icaria, 2023), de Luis González Reyes y Adrián Almazán.
El libro está a la venta desde el 30 de junio. Foto: cedida por la editorial.

Este fragmento, que se corresponde a la introducción, pertenece al libro ‘Decrecimiento: del qué al cómo. Propuestas para el Estado español (Icaria, 2023), de Luis González Reyes y Adrián Almazán.

Diversos indicadores muestran cada vez con más claridad que el capitalismo industrial global está colisionando contra los límites ecológicos: pandemias, incendios devastadores, proliferación de fenómenos meteorológicos extremos, disrupciones energéticas, desabastecimientos. Debemos aprender a vivir en un mundo condicionado por el cambio climático (ipcc, 2021), la crisis ecosistémica (ipbes, 2019), y una disposición limitada de energía (IEA, 2020) y materiales (World Bank, 2017). Eso en el mejor de los casos, porque la realidad es que la degradación ecosistémica puede lanzarnos hacia situaciones de irreversibilidad más profundas. La activación de los bucles de realimentación positiva climáticos es un ejemplo paradigmático de estos peligros a los que nos enfrentamos (Steffen y col., 2018). Si esto sucede, será el conjunto del sistema-Tierra quien marque el ritmo del calentamiento global y serían relativamente irrelevantes las medidas de reducción de emisiones humanas. Inevitablemente, esta crisis sistémica vendrá acompañada de importantes transformaciones políticas, económicas y culturales.

Hay dos elementos determinantes para la forma que adopten estas transformaciones en el futuro próximo. El primero, el nivel de degradación ecológica que alcance el planeta. Cuanto más se avance en la destrucción de los ecosistemas de los que dependemos, menos personas podrán habitar la Tierra y más difícil tendrán tener vidas dignas. Por ello es crucial frenar rotundamente las dinámicas destructivas asociadas al capitalismo, especialmente el industrial.

Desde este punto de vista, el ecológico, para cualquier orden social con pretensiones de supervivencia en el tiempo es obligatorio terminar trabajando bajo el paradigma de la sostenibilidad, contemplar de un modo u otro los límites físicos y los equilibrios ecosistémicos y climáticos. Esto no está sucediendo ahora más allá de parte del ecologismo, del campesinado o de las poblaciones indígenas. Por un lado, los distintos formatos de capitalismo verde toman en cuenta, en el mejor de los casos, algunos elementos de la crisis ambiental, pero a costa de profundizar en otros para intentar mantener la dinámica expansiva del sistema. Por otro lado, los movimientos de extrema derecha conjugan un negacionismo discursivo de la crisis, con políticas que paradójicamente la tienen en cuenta (eso sí, desde una perspectiva de fijación de los privilegios). De este modo se pueden entender los cierres fronterizos bajo la idea de «aquí no coge nadie más», algo que tiene dosis de realidad física si no se quiere acometer un reparto y llevar vidas frugales. En todo caso, las opciones sociales tendrán que ir incorporando en mayor o menor medida la sostenibilidad, pues su viabilidad dependerá de ello. De este modo, un asunto clave en los tiempos por venir no es si seremos capaces de poner colectivamente en marcha procesos de transformación social capaces de inaugurar una relación pacífica con el resto de la vida del planeta, sino si seremos capaces de hacerlo a tiempo, cuando todavía haya un pequeño margen para que, tal vez, no se activen los bucles de realimentación positiva que destruyan definitivamente el actual equilibrio climático y ecosistémico.

El segundo elemento central en estas transiciones es el del grado de igualdad, justicia, libertad y democracia que estos nuevos órdenes van (o no) a ser capaces de garantizar. Existe una variedad enorme de formas de organización social capaces de garantizar los mínimos de sostenibilidad de los que antes hablábamos. Es posible que asistamos a reducciones drásticas de la igualdad en pos de garantizar el consumo a exiguas minorías contemplando la capacidad de carga ecosistémica o a la extensión de modelos de autoritarismo que salvaguarden el equilibrio ecológico pagando el precio del ahogo de la libertad. Pero estas no son las únicas opciones, una organización social consciente de la crisis actual también puede ser justa y democrática, desarrollar autonomía en todos los niveles. En realidad, estos son formatos «ideales» y entre ellos existen toda una serie de grises e hibridaciones que probablemente sean las que se desplieguen en mayor medida. Es decir, ni el choque contra los límites ecológicos de la civilización industrial abre necesariamente la puerta a órdenes ecofascistas o autoritarios, ni tampoco a otros ecosociales. En lo relativo a la construcción de escenarios sociales nada está escrito. Ningún orden político va a ser el resultado automático del despliegue de las peligrosísimas dinámicas en curso. Todos los formatos de sociedad que se puedan desplegar dentro de los márgenes de disponibilidad energética y material y de las funciones ecosistémicas disponibles están abiertos, y dependen de las luchas sociales que se articulen. Aunque lo anterior no quiere decir que todos tengan la mismas posibilidades de desplegarse partiendo de las actuales condiciones sociológicas.

En la encrucijada entre estos dos elementos y atravesados por la incertidumbre que viene asociada a sus muchos desafíos y aristas, nos hemos situado para escribir este libro. Sentimos que tenemos la responsabilidad de ejercitar nuestra imaginación, de no sucumbir ante miradas apocalípticas, ni conformarnos con una continuidad verde y reformista a lo existente, que consideramos que es una cuasi garantía de la extensión de la destrucción ecológica y creemos que también de órdenes sociales ecoautoritarios o ecofascistas. Así, nos hemos propuesto imaginar itinerarios de transformación con el potencial de conducirnos hacia órdenes sociales que, por un lado, se integren con los ecosistemas a la enorme velocidad que hoy necesitamos, y, por otro, produzcan una mutación social profunda que, mediante un empoderamiento colectivo, alumbre sociedades libres, justas y democráticas.

A esta dinámica social es a lo que llamamos Decrecimiento. Otras personas hubieran preferido quizá hablar de «emergencia climática, de biodiversidad, material y energética», de «deep adaptation al colapso sistémico», o de «programa gaiano». Nuestra elección terminológica se debe a dos elementos. Por un lado, consideramos que la noción de Decrecimiento nos permite poner el foco en la contracción de nuestro metabolismo social, que tiende a una imposible expansión constante. Por otro lado, es un término que ya goza de cierta proyección política y que arrastra tras de sí dinámicas de resistencia y creación social que, aunque son minoritarias, forman ya parte del ecosistema político de nuestro territorio. Sea como fuere, aunque lo usamos, no nos aferramos al término, pues somos conscientes de que mientras tiene virtudes en unos ámbitos, también posee flaquezas en otros. Más allá de denominaciones, lo importante es que necesitamos poner en marcha procesos sociales que garanticen la autonomía, la posibilidad real de las comunidades de tomar decisiones sobre su destino político, y la satisfacción universal de todas las necesidades en armonía con el funcionamiento de la trama de la vida. Este libro va de cómo podríamos lograrlo en el contexto español.

Cuando hablamos de Decrecimiento no pretendemos arrogarnos la definición del término. Seguramente, otras personas, enmarcándose dentro de la misma corriente política, discrepen en algunas de las propuestas que lanzamos. Incluso entre nosotros también lo hacemos. Lo que contiene este libro no persigue sentar ningún tipo de cátedra.

Además, pese a su estructura propositiva, estas páginas no tienen la pretensión de constituir un programa de gobierno, ni un manual de instrucciones. Hay que entenderlas como fermento o semilla. Para desplegar su potencial tienen que ser metabolizadas, es decir, asimiladas y transformadas por la sociedad. Nuestro objetivo no es dirigir ni liderar, sino formar parte de los procesos sociales emancipatorios en un tiempo convulso que posiblemente nos deparará lo mejor y lo peor y en el que, muy a nuestro pesar, podemos hasta jugamos casi todo como especie. Somos tristes protagonistas de aquella antigua maldición china que consistía en saberse habitantes de tiempos interesantes.

Finalmente, aunque firmamos el texto dos personas, en realidad lo que aquí se expone son ideas compartidas y discutidas con muchas otras dentro de los movimientos sociales, en particular en el ecologista y, más en concreto aún, en Ecologistas en Acción. No sentimos que estemos haciendo ninguna aportación radicalmente novedosa, sino una digestión de pensamientos colectivos. De este modo, la autoría en realidad es bastante colectiva. En todo caso, Walter Actis merece una mención especial, pues ha hecho contribuciones específicas sustanciales a este libro. Y Yayo Herrero también, pues realizó una lectura detallada del texto que se tradujo en jugosas devoluciones.

Antes de entrar a detallar nuestra propuesta, nos detendremos brevemente en la caracterización del contexto ecológico que supone su punto de partida. Además, explicaremos por qué en este libro hemos decidido poner el foco en el plano económico y, dentro de él, en la economía productiva. Finalmente, para concluir esta introducción, resumimos las principales ideas fuerza que proponemos.

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