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António Guterres: “El cambio climático no es un problema de fin de siglo, sino de hoy”

El secretario general de la ONU liderará el 23 de septiembre la Cumbre de Acción Climática, donde espera que los países aumenten sus compromisos climáticos.
El secretario general de la ONU António Guterres durante una entrevista. Foto: ESKINDER DEBEBE. Foto: m_EDD5828

Esta historia es posible gracias a Covering Climate Now, una colaboración global de más de 250 medios para impulsar la cobertura sobre clima.

Es optimista, pero sabe que hay por delante grandes retos y, sobre todo, mucho trabajo por hacer. “Para lograr los objetivos climáticos hace falta una voluntad política que aún no existe”, asegura António Guterres, actual secretario general de la ONU en una entrevista con Covering Climate Now, una alianza internacional de más de 300 medios unidos para reforzar la información climática.

Guterres es, además, el responsable de que el día 23 de este mes cientos de líderes políticos, así como actores económicos y sociales se den cita en la sede de la organización en Nueva York. Allí tendrá lugar la Cumbre de Acción por el Clima, que tiene como meta fortalecer y aumentar los compromisos de los Estados en torno a la reducción de gases de efecto invernadero (GEI). “El futuro es un futuro verde. Sin verde no hay futuro“, sentencia firme el secretario general.

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En julio, la propia ONU avisaba: cada semana hay una catástrofe natural como consecuencia de la crisis climática. En este sentido, Guterres considera necesario hacer ver a la gente que el cambio climático “no es un problema de fin de siglo, sino de hoy. Que la salud pública está amenazada hoy; que el mar está subiendo hoy; que las temperaturas que tenemos hoy están creando problemas muy serios en nuestros países; que la sequía está haciendo que las tormentas sean cada vez más poderosas, con consecuencias más devastadoras, con mucha gente muerta“.

La sociedad, una vez esté concienciada sobre los graves efectos del calentamiento global, debe ser capaz de “hacer cada vez más presión sobre los gobiernos para que tomen las medidas necesarias para garantizar lo que pide la comunidad científica“. Estas son, como ha fijado la ONU en reiteradas ocasiones: limitar la temperatura en 1,5 º, tal y como instaba el informe del IPCC del año pasado; reducir en un 45% las emisiones de dióxido de carbono para 2030; y, por último, lograr la famosa neutralidad de emisiones -es decir, que lo que se emita no sea mayor a lo absorbido, ya sea de forma natural o artificial- para 2050. “Son objetivos muy difíciles, pero la ciencia también dice que es posible“, remarca.

Para conseguir cumplir este enorme desafío será fundamental la implicación de los Estados. No obstante, no todos están por la labor, como ocurre con Estados Unidos. Donald Trump anunció en 2017 que abandonaba el Acuerdo de París de 2015, el mayor compromiso hasta el momento de lucha contra el cambio climático, ratificado por casi 200 países. Una salida, no obstante, que aún no se ha producido debido a que uno de los puntos acordados estipulaba que nadie podía abandonar hasta pasados cuatro años de la entrada en vigor del tratado, esto es, noviembre de 2016. Así, la salida oficial estaría programada para para noviembre de 2020, tras las elecciones presidenciales estadounidenses.

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Un simple gesto que, sin embargo, da muestras de la gran desconexión entre países y compromisos. “La experiencia que tengo es que los Gobiernos algunas veces llegan más tarde, pero cuando la sociedad y las opiniones avanzan, tarde o temprano los gobiernos cambian“, señala el secretario general de Naciones Unidas.

A colación de esto, preguntado sobre si considera que existe polarización política en torno a izquierda o derecha, Guterres cree que, si bien “hay fuerzas conservadoras que son muy radicales en materia contra la acción climática“, cada vez son más las fuerza de este tipo que comprenden que “la acción climática es una importante parte de su acción“.

Finalmente, el que fuese primer ministro de Portugal se preguntaba cuál es el coste de los desastres naturales que están ocurriendo. Una cuestión que él mismo se respondió: “El mayor coste es el de no hacer nada“. Por ello, ve necesario impulsar reformas fiscales que favorezcan el cambio: “Si ponemos un impuesto al carbón y bajamos los impuestos a las rentas de las personas, todos ganan; las clases medias se benefician más que nadie“, subraya. Además, pone de ejemplo los subsidios a los combustibles fósiles. “¿Quién los paga? Nosotros, que somos los contribuyentes. Yo no quiero que el dinero de mis impuestos sirva para aumentar la acción devastadora de los volcanes o para acabar con los glaciares del mundo. Hay que mostrar la realidad de la economía tal y como es“.

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