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Autoconsumo: la energía que viene

La subida de precios y la volatilidad del mercado energético ha aumentado la demanda del autoconsumo. Ecooo, Goiener o Som Energia no dan abasto para gestionar todas las peticiones de personas deseosas de desconectarse del oligopolio eléctrico e intentar ahorrar en la factura.
Paneles fotovoltaicos y de ACS (agua caliente sanitaria) en los tejados de las viviendas unifamiliares de la zona residencial del barrio de Aiete-Miramón, en Donostia-San Sebastián. Foto: Lidia Ucher
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Este artículo cierra la serie de artículo que forman el especial ‘Hacia la transición energética.

«El autoconsumo ha venido para quedarse». Con esta afirmación resume Mario Sánchez Herrero, director de Ecooo, lo que están viviendo estos días en la sede de esta empresa sin ánimo de lucro. Sus integrantes llevan años impulsando la democratización de la energía a través de participaciones particulares en plantas solares colectivas, en su mayor parte de personas comprometidas con el medioambiente y sensibilizadas con esta alternativa como una manera de «salirse del oligopolio eléctrico» en plena era del «impuesto al sol».

Cuando muy poca gente hacía instalaciones de autoconsumo fotovoltaico, y con una normativa muy restrictiva, Ecooo lanzó en 2017 su «oleada solar», respondiendo a la demanda de una comunidad «con una actitud social, no financiera: no nos buscaban para hacer dinero», recalca Sánchez-Herrero. Desde entonces, han hecho más de 500 instalaciones en viviendas individuales. Y aunque ha costado más, han empezado a hacer instalaciones colectivas –en edificios de propiedad horizontal–, así como en organizaciones no gubernamentales y ayuntamientos. Como parte de la red de economía social y solidaria, también participan activamente en las comunidades energéticas locales.

Se trataba de enfrentarse a las grandes eléctricas (amparadas frecuentemente por el poder político) invirtiendo sus ahorros en la generación de energías renovables o directamente instalando paneles fotovoltaicos en sus casas. Lo que era un movimiento de consumidores concienciados, minoritario y con capacidad adquisitiva suficiente como para costearse una instalación en su propio tejado se ha convertido en una avalancha de la noche a la mañana.

¿Qué ha cambiado? Pues una guerra que bombardea al pueblo ucraniano y que golpea nuestras conciencias y nuestros bolsillos. «La subida de los precios de la energía lo que ha provocado es una demanda casi ingestionable. Tenemos una avalancha de presupuestos y ejecuciones. Con nuestras capacidades actuales, prácticamente tenemos 2022 cubierto, no vamos a poder abarcar más instalaciones de las que ya tenemos contratadas», confirma Sánchez-Herrero.

Esto es ahora, en pleno apogeo de los precios de la energía, pero… ¿y a largo plazo? «Suponemos que va a seguir igual. Me extrañaría que esto bajara. Parece que el autoconsumo ha venido para quedarse y vamos a estar muchos años haciendo muchas instalaciones», vaticina.

Autoconsumo: la energía que viene
Paneles fotovoltaicos en el Basque Culinary Center de Donostia-San Sebastián. L.U.

«Lo que hemos visto es un repunte de los precios. Los paneles llevaban un tiempo con los precios a la baja, y han subido un 20 o 25%. Pero no es algo que nos preocupe. Si comparamos los precios del autoconsumo con los de la electricidad que se compran a la comercializadora, los números siguen saliendo estupendamente bien», afirma Sánchez-Herrero, quien, además, espera que a medio plazo «los precios vuelvan a la senda de la estabilidad». Es lo que también pronostica José Larios, presidente de la Fundación Transición Verde: «La economía no soporta mucho tiempo altos precios de los combustibles fósiles», avisa.

«La subida de precios nos ha obligado a reforzarnos financieramente a través de aportaciones voluntarias de nuestras socias y de otras entidades. Cuando los precios suben, casi automáticamente tenemos que aumentar las garantías para poder operar. Si no depositas esas garantías, te puedes quedar fuera del mercado y perder la licencia», relata Erika Martínez, presidenta de la cooperativa energética vasca Goiener. Pese a estas circunstancias, Martínez asegura que siguen recibiendo peticiones de personas que quieren unirse a la cooperativa.

En materia de autoconsumo, Goiener tiene proyectos de generación propia, y a través de la cooperativa Nafarkoop ofrecen autoconsumo individual a los socios y socias de Goiener, además de gestionar proyectos de autoconsumo colectivos en ayuntamientos, empresas y comunidades energéticas.

Un boom de demanda

«Sí que hemos notado que la demanda ha crecido muchísimo. Notamos que hay muchas ganas, estamos muy contentas porque la gente se está concienciando y está dando el paso», cuenta también Martínez. Desde que se aprobó hace unos años el nuevo real decreto sobre autoconsumo, Goiener venía recibiendo ya un aluvión de peticiones para autoconsumo individual, y según han ido mejorando las normativas, también para proyectos colectivos.

La subida de precios ha aumentado más si cabe el deseo de desconectarse del oligopolio e intentar ahorrar en la factura. «Siempre que el debate energético está en la opinión pública, la verdad es que nos beneficia, porque la gente busca una alternativa más ética, justa y fiable, y ahí estamos nosotras», asegura Erika Martínez, que añade que a esta circunstancia se suman los fondos Next Generation, que financian proyectos que promuevan el uso de energías renovables.

Paneles solares sobre el vivero de plantas Endanea, en Hondarribia. L.U.

Pero la difícil coyuntura energética tampoco permite lanzar las campanas al vuelo. La cooperativa de consumidores Som Energia, igual que Goiener, se ha visto obligada a aumentar sus depósitos de garantía. «Esto nos ha supuesto un gran esfuerzo», explican. «Esta carga financiera [ya resuelta gracias a las aportaciones de socios y entidades financieras] y la volatilidad del mercado energético nos dificulta poder ofrecer precios estables de venta a largo plazo, así que hemos tenido que actualizarlos más a menudo de lo que deseábamos». Para que todo cuadre también se han visto obligados a reducir el volumen de la energía que comercializan. «Y a conseguir una mayor liquidez para que podamos seguir operando sin perder los valores y calidad del servicio que ofrecemos», explican en su blog. Entre otras medidas también está el no aceptar nuevos contratos, invitar a hacerse socias a las personas que ya tienen contrato con la cooperativa pero no están asociadas, divulgar información y recursos que ayuden a reducir el uso energético de socios y socias o mantener abierta la emisión de capital social voluntario (que está a punto de alcanzar los 15 millones de euros) hasta los 25 millones.

En Som Energia siguen impulsando las compras colectivas de autogeneración. «Es verdad que los precios, en los últimos meses, han experimentado un importante alza que vamos a notar en las próximas compras colectivas», reconocen. Lo que más les preocupa, dicen, es la falta de abastecimiento de algunos componentes críticos que pueden retrasar las fechas de entrega de las distintas instalaciones.

Pero es un hecho que la demanda no ha parado de crecer en los últimos meses debido a diferentes factores. Por ejemplo, las mejoras que ha aportado la nueva normativa de autogeneración aprobada en abril de 2019, que se ha ido popularizando. «Ahora ya mucha gente conoce y confía en el nuevo marco regulatorio», confirman desde Som Energia. Junto a esto, la aparición de las subvenciones de los fondos europeos Next Generation y el incremento desmedido del precio de la luz han acabado de abonar el terreno para provocar «un auténtico boom de demanda».

«Desde Som Energia estamos haciendo todo lo posible para dar la mejor respuesta a esta situación pero ahora mismo no somos capaces de incluir en una compra colectiva a todas aquellas personas que muestran interés», concluyen.

Conflicto social

«Diez de las últimas recesiones han venido precedidas de la subida de precios del crudo. La demanda global disminuirá y bajará el precio, haciendo que no sean rentables para las empresas petroleras y gasistas», augura José Larios. «En última instancia –sostiene–, vamos hacia un menor consumo de energía forzado, no planificado y poco equitativo que puede tener, y de hecho ya está teniendo, una fuerte respuesta social».

La Unión Europea, a largo plazo, «ya está viendo la necesidad de cambiar el modelo energético, por la inestabilidad en la provisión de las fuentes de energía de tipo fósil, que ya no está garantizada», afirma Laura Villadiego, periodista e investigadora de la asociación Carro de Combate. «La subida del precio de la energía está impulsando, sin duda, la demanda de autoconsumo, a lo que ayudan también los fondos estatales y europeos, dedicados en gran parte a este tipo de instalaciones y a la rehabilitación energética de edificios», añade.

Instalación de paneles fotovoltaicos en los apartamentos turísticos Aldabea, en Legazpi. ALBERTO BEZUNARTEA

Un ejemplo de turismo sostenible

Aldabea es una propuesta que aúna turismo y autoconsumo en Legazpi, en el Valle del Hierro guipuzcoano. Sus promotores, Mónica Monteagudo y Alberto Bezunartea, han recurrido a la financiación colectiva para poner en marcha estos alojamientos turísticos, donde han instalado aerotermia y paneles fotovoltaicos para reducir al mínimo el impacto ambiental.

¿Y por qué ese interés en el autoconsumo? «Queremos ofrecer un servicio diferente de turismo sostenible, y no hay nada más sostenible que producir tu propia energía con recursos limpios y autoconsumirla. Además, es mucho más barata que comprarla de la red», explica Alberto. «Todo son ventajas, tanto económicas como medioambientales», asegura. «La energía que autoproducimos nos sale mucho más barata y no dependemos de las grandes eléctricas, que ponen el precio que quieren con la manipulación que hacen del mercado, como estamos comprobando ahora mismo. El autoconsumo nos sale a coste cero, y es dinero que nos ahorramos». Otra ventaja es que, «si lo sabes gestionar, puedes acumular los excedentes en baterías, agua caliente, en depósitos de ACS (agua caliente sanitaria) o en calefacción».

Mónica y Alberto tienen claro que el autoconsumo también supone que la energía la gastas donde la produces, con un coste cero en transporte, de kilómetro cero, eficiente y limpia por cuanto proviene del sol, el agua y el viento.

Por último, pero no menos importante para los promotores de Aldabea: la no dependencia de las grandes compañías para abastecerse de energía. Contratarán los servicios de Goiener en cuanto den de alta su instalación.

¿Y cómo llevan la subida de los precios de la energía? «Obviamente, nos afecta, porque aunque tenemos autoconsumo, no somos una instalación aislada». Explican que no son capaces de abastecer toda la demanda de electricidad, y siempre tendrán que recurrir a comprar a la red. «Si los precios del mercado eléctrico aumentan, nos tocará sufrir las consecuencias».

Por eso es importante, concluye Alberto, «producir y autoconsumir el máximo de energía posible con tu propia instalación, porque es lo que al final amortiguará la subida de los precios del mercado eléctrico».

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COMENTARIOS

  1. Contra el despilfarro (Miguel González Hierro. ADSP Salamanca).
    En una sociedad donde el consumo está sacralizado, es difícil que existan áreas que se aíslen de esta conducta. El asunto no es solo que se consuman bienes, es que nuestra estructura económica está basada en el consumo rápido y agonístico de todo tipo de recursos. Consumimos lo necesario, pero también lo innecesario y aun lo superfluo.
    La paradoja es que si decae el consumo cede el crecimiento y, por tanto, la sociedad se empobrece, según el modelo económico vigente.
    Así pues, no solo se consume, sino que se despilfarra como medio de generar más producción. Este despilfarro, matizado actualmente por el término “sostenibilidad”, sigue siendo el motor del desarrollo occidental. El establishment se ha apropiado de esa idea de “sostenibilidad”, que pasa a ser un reclamo comercial más.
    Este derroche en el campo sanitario, que difícilmente puede sustraerse al ámbito social que le da origen, se viene a definir como «consumos inadecuados». Consumos inadecuados por los profesionales del sistema y sobreutilización injustificada por parte de la población.
    Eficiencia e incremento de financiación deben ir a la par.
    Los análisis de gestión ponen de manifiesto porcentajes de uso inadecuado de los recursos en un 20 o 25%, por causas ciertamente muy diversas. Este despilfarro, que se produce en todos los sistemas de salud de países desarrollados, es abordado desde un plano más científico por economistas de la salud como V. Navarro, enunciando el concepto de coste-beneficio. Pero el fondo es el mismo, evitar gasto innecesario o improductivo en salud y que resta oportunidades a otros pacientes.
    Ese es el reto, ajustar el consumo de recursos sanitarios a lo necesario, ni más ni menos. Y ello en una sociedad que los dilapida. Seguramente estas líneas traigan a la memoria de algunos lectores el lúcido opúsculo de la CAZ (Comuna Antinacionalista Zamorana) Comunicado urgente contra el despilfarro.
    https://fadsp.es/contra-el-despilfarro/

  2. LOS TONTOS DE IBERDROLA, Martín Cúneo, El Salto.
    “Solamente los tontos que siguen en la tarifa regulada fijada por el Gobierno pagan ese precio”, dijo el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. “Una persona acostumbrada a estar en el foco mediático no llama ‘tontos’ a millones de personas por error. Hay un objetivo detrás, y evidentemente no es altruista ni para ganar menos dinero”, decía al respecto Pedro Fresco, responsable de Transición Ecológica de la Generalitat catalana.
    Un alto ejecutivo como Sánchez Galán, con un sueldo de 13,2 millones en 2021 y que conoce tan bien el sector eléctrico, tampoco debe ignorar que solo las personas que están en la tarifa semirregulada tienen acceso al bono social del Gobierno, una ayuda para pagar la factura de la luz que, tras la última reforma, debería llegar a casi dos millones de personas vulnerables.
    Las declaraciones del presidente de Iberdrola pasan por alto que la oferta de esta compañía en el mercado libre este 5 de mayo era de 294,14 euros el MWh para los próximos 12 meses, mientras que el precio regulado era de 197,63 euros, un 50% por debajo, según recordaba Jorge Fabra Utray, presidente de Economistas Frente a la Crisis. La frase de Sánchez Galán también pasa por alto, señalaba Rubén Sánchez, portavoz de Facua, que Iberdrola ha encarecido el precio del kilovatio hora en su tarifa de mercado libre un 68,5% en los últimos seis meses. Mucho menos estaba dispuesto a mencionar Sánchez Galán las recientes amenazas de diversas eléctricas de cargar al cliente ‘libre’ el recorte de beneficios que se derive del inminente tope al precio del gas en el mercado regulado.
    En la jerga de las grandes eléctricas, los “clientes previsores”, como las cigarras del cuento, se enfrentan a las tontas hormigas, entre ellas, las familias más vulnerables y que más están sufriendo la actual crisis social. Si los pobres son tontos, “Sánchez Galán es un listo”, resumía el portavoz de Facua.

  3. Creo que en el tema del autoconsumo con paneles fotovoltaicos, queda mucho por legislar, y será posible cuando deje de haber la complacencia politica existente.
    Por ejemplo, no me parece justo que sean los ayuntamientos los que bonifiquen una instalación de placas, con las cuotas del IBI, cuando son las propias electricas las que se benefician con el vertido de los excedentes a la red, pagandolos a 0.05 €, para luego este mismo vertido venderlo a mis vecinos a 0.30 €, generando un beneficio del 500%.
    Otra situación que no veo justa, es cuando yo consumo 100 Kw, y además vierto a la red 60 Kw, luego la compañia me factura los 100 Kw, según Tarifa y horario (entre 0.25 y 0.30 €), y los Kw que yo he generado y vertido a la red, me los paga 0.05 €, cuando lo lógico sería que me facturen sólo por los 40 Kw de diferencia.
    En fin, espero que con el tiempo se legisle y se equilibre la balanza.

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