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¿Por qué está subiendo el precio del gas?

Los investigadores Alfons Pérez y Josep Nualart, del Observatori del Deute en la Globalització (ODG), analizan las claves en torno al precio alcista del gas.
Nord Stream 2, el megagasoducto que conecta directamente Rusia y Alemania. Foto: ‘@CEphoto, Uwe Aranas (CC BY-SA 4.0)

Si ya estáis pensando en encender la calefacción o si os gusta cocinar caldo y legumbres, aunque sea a fuego lento, este artículo os interesa. El gas va a ser el protagonista del invierno. A los sobresaltos de los récords históricos de la electricidad ahora habrá que sumarle los del precio del gas, que conllevarán, a su vez, nuevos récords en la electricidad.

Sobre el precio de la luz se han escrito cantidad de artículos, pero sobre el gas aún queda mucho de lo qué hablar. El objetivo del presente texto es acercar algunas de las claves del contexto alcista de los precios del gas porque, desgraciadamente, irán a más.

Qué nos cuentan y qué no sobre la subida del precio del gas

La mayoría de argumentos sobre el aumento del precio del gas se centran en una combinación entre una fuerte recuperación económica, un pasado invierno más frío -sobre todo en Asia-, y la consecuente reducción del almacenamiento de gas. Además, las olas de calor de los pasados meses han provocado un mayor uso de los aires acondicionados y la demanda eléctrica, en un momento de caída de la generación eólica, ha sido cubierta por gas.

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Son menos las voces que apuntan a los hechos estructurales y físicos. Como señala Antonio Turiel en su blog The Oil Crash, ha habido una reducción del suministro de gas por parte de los máximos proveedores europeos, Rusia y Argelia. Los dos países están en su pico de extracción. Argelia, por ejemplo, tiene serios problemas para seguir exportándolo por el agotamiento de las reservas y por el aumento del consumo interno (más del 90% de su electricidad se genera a través de centrales térmicas de gas). En 2015, la empresa francesa TOTAL intentó llevar a cabo operaciones de extracción por fracking pero fueron frustradas por las protestas populares en todo el país que denunciaban el neocolonialismo energético.

Por tanto, la subida del precio del gas tiene motivo físico: el progresivo e irreversible agotamiento del propio recurso.

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Los efectos del mercado I: ¿cómo se compra el gas?

A pesar del agotamiento de las reservas, el gas se sigue comprando y vendiendo a nivel internacional. En el caso del Estado español, prácticamente el 100% del gas es importado de Argelia, Nigeria, Catar, Noruega y Trinidad y Tobago. Su compra tiene mucho que ver con las relaciones entre empresas comercializadoras y empresas de extracción. 

Una parte importante de la compra de gas, aproximadamente el 50% en la Unión Europea, se realiza a través de contratos bilaterales a largo plazo (10-20 años) que buscan estabilidad en las relaciones gasistas. Esto fue un reclamo histórico de los exportadores porque necesitaban hacer grandes inversiones en plantas y gaseoductos, y querían asegurar el retorno de la inversión. En estos complejos contratos se fijan los precios del gas y las cláusulas para revisarlos.

Las disputas son frecuentes y también acaban afectando a nuestras facturas. En el año 2007, el tribunal de arbitraje de Paris dio la razón a la empresa argelina Sonatrach cuando esta quiso revisar al alza los precios a los que vendía el gas a Gas Natural Fenosa (ahora renombrada como Naturgy). Sonatrach cobró su deuda entrando en condiciones ventajosas en el accionariado de GNF, pero una parte de esa deuda, exactamente 164 millones de euros, fueron considerados “costes del sistema”, es decir, se transfirieron a nuestras facturas.

Pero no toda la demanda se cubre con contratos bilaterales a largo plazo. La otra parte de operaciones más a corto y medio plazo se realiza a través de hubs, mercados puros donde la oferta y la demanda marcan el precio. Cuando hay un repunte de la demanda, como ha pasado estos días, los precios en los hubs se disparan. En Europa los mercados con más tradición, más maduros en el argot financiero, son el de Reino Unido y el de Países Bajos.

Como muestra el gráfico, la tendencia alcista en el mercado de Países Bajos empezó en enero y se ha acelerado en verano.

Los efectos del mercado II: ¿pero qué pagamos en la factura?

Seguramente, este tipo de preguntas se deberían resolver con una auditoría de costes de todas las facturas domiciliadas de servicios básicos que pagamos religiosamente. Sin entrar en detalles técnicos, que los hay para aburrir, ahondaremos en algunos aspectos controvertidos de la factura. Si os animáis a profundizar, no dudéis en consultar el excelente trabajo del Observatorio Crítico de la Energía, que describe perfectamente la parte regulada, la no regulada, los impuestos, las infraestructuras y todo lo que influye en la factura del gas. 

Para nuestro cometido, centraremos el análisis en las infraestructuras gasistas, y tomaremos como referencia un informe del año 2012 de la extinta Comisión Nacional de la Energía, que advertía lo siguiente:

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“Los actuales modelos retributivos de instalaciones de transporte, regasificación y almacenamiento subterráneo, parten de un sistema de planificación vinculante que para aquellas instalaciones incluidas en la planificación, asegura a sus promotores la rentabilidad y la recuperación de las inversiones realizadas con independencia del uso que dichas instalaciones tengan; esto es, de un lado, generan incentivos a los promotores a construir estas instalaciones cuando la retribución es suficientemente atractiva incluso aunque no sean necesarias por errores de la planificación, y, de otro lado, se trasladan a la Administración y por ende al consumidor final los riesgos derivados de la incertidumbre en la evolución de la demanda de gas y por tanto de los ingresos.”

Básicamente, la CNE estaba diciendo que se frenara la construcción de infraestructuras porque eran un lastre para la ciudadanía y no respondían a una necesidad real. De hecho, el mismo informe muestra cómo el gráfico del consumo planificado, muy por encima del real, parece más un estímulo para los inversores que una predicción real para la planificación de las infraestructuras necesarias.

En el contexto actual, algunos expertos ven como positivo que en el Estado haya una gran capacidad de importación de gas por barco, el llamado GNL. Olvidan evaluar que las infraestructuras llevan una década con un uso por debajo del 30%, y las retribuciones y costes de mantenimiento han sido transferidas a nuestras facturas. El caso más extremo fue el proyecto Castor de Florentino Pérez, un proyecto-estafa de 1.700 millones de euros que nunca funcionó pero que también se quiso transferir a las facturas.

Por tanto, la factura del gas acarrea también estos problemas de un sobredimensionamiento (interesado) de las infraestructuras.

Y ahora, el invierno se acerca

Los gobiernos europeos se apresuran a decir que no habrá cortes en el suministro. Ponen en valor la inminente puesta en marcha del Nord Stream 2, el megagasoducto que conecta directamente Rusia y Alemania, y que paliará los problemas de suministro. Atrás queda la estrategia europea de diversificación que debía acabar con el monopolio ruso.

Por otro lado, en el Estado español el problema se reduce a mediar en el conflicto Argelia-Marruecos para que el gas del gasoducto Magreb-Europa siga fluyendo hacia la Península, y en utilizar la gran capacidad instalada de importación de GNL, pese a que su precio no para de subir.

Sin embargo, los cortes de suministro llegarán antes por los impagos de las facturas que por los problemas geopolíticos. La pobreza energética azotará con dureza a las familias en situación de vulnerabilidad que deben hacer frente a facturas que contienen todos los pagos ilegítimos que hemos descrito: disputas entre empresas, planificación extremadamente optimista, sobredimensionamiento de las infraestructuras, etc. Y más pronto que tarde, los problemas fundamentales serán los límites biogeofísicos. El gas se agota y es irreversible. Este descenso irrefrenable se conjugará con una fuerte volatilidad (al alza) del precio del mercado.

Sin ánimo de infundir pesimismo, el análisis hace prever un invierno duro. El paso corto será asegurar que nadie lo pasa mal con las facturas. El paso largo será enfrentar el problema estructural de que la fiesta fósil se acaba.

Alfons Pérez y Josep Nualart son miembros del Observatori del Deute en la Globalització (ODG).

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COMENTARIOS

  1. A XUNTA RECUA ANTE NATURGY.
    Ecologistas en Acción denuncian que Aguas de Galicia impone una sanción ridícula a Naturgy a pesar de haber demostrado un incumplimiento sistemático del caudal ecológico en la presa de Ponte Inferno (río Verdugo) y que esta empresa energética está haciendo una apropiación indebida de una concesión hidroeléctrica vencida.
    La organización ambiental denuncia la arbitrariedad de estimar el daño causado por la irresponsabilidad ecológica de Naturgy. Una estimación que Aguas de Galicia no respalda con ningún informe. Para E.en A. el delito ecológico cometido por Naturgy en el río Verdugo debe ser catalogado como infracción grave según el Reglamento del dominio público hidráulico.
    El Reglamento de Planificación Hidrológica define caudal ecológico como “el caudal que contribuye a lograr un buen estado o buen potencial ecológico en ríos o aguas de transición y mantiene, como mínimo, la vida de peces que habitaría o podría habitar naturalmente el río, así como su vegetación de ribera ”.
    Ecologistas en Acción lamenta la debilidad de la Xunta ante Naturgy. Tras escuchar a la Xunta de Galicia anunciar sanciones ejemplares en los embalses bajo jurisdicción del estado central por incumplimiento del caudal ecológico, resulta que Aguas de Galicia se encoge frente a Natrugy. Señalan que no solo se califica la infracción como menor sino que solo se ha aplicado un tercio de la pena máxima de 30.000 €.
    La organización ambiental recuerda que además del incumplimiento sistemático del caudal ecológico tanto líquido como sólido hay que tener en cuenta el agravante de que Naturgy ha estado explotando ilegalmente el aprovechamiento hidroeléctrico de Ponte Inferno con una concesión vencida. Por eso se quejan de que la multa debería haber sido ejemplar y no ridícula frente a los millones de euros que la empresa extrae de esta explotación ilegal y prácticas irresponsables.
    E. en Acción pide sanciones ejemplares para acabar con las malas prácticas del oligopolio hidroeléctrico y en el caso específico del uso hidroeléctrico llamar al cumplimiento de la ley y declarar extinta la concesión sin que ésta exima a Naturgy de implementar las mejoras impuestas por la Administración y ratificadas por el órgano judicial.

  2. Yo uso gas natural comprimido vehicular en menos de un mes ha subido el precio más de un 100%, sin previo aviso. Me siento engañado. Se puede reclamar en algún sitio. Gracias

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