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El negacionismo y el retardismo climático ganan terreno en España

En una década clave para evitar los peores escenarios de calentamiento global, muchas ciudades y regiones estarán en manos de partidos que niegan o restan importancia a la crisis climática. La movilización ciudadana colectiva se antoja fundamental para no dar pasos atrás en lo logrado los últimos años.
Foto: REUTERS/Jon Nazca

Tras las elecciones municipales y autonómicas en España, muchos gobiernos y administraciones pasarán a estar en manos de partidos que abiertamente niegan el cambio climático o le restan importancia. Durante los próximos cuatro años, la política local y regional estará copada por representantes negacionistas y retardistas.

La década actual es la más importante que tenemos para hacer frente al cambio climático. Son años claves para poner en marcha todas las medidas posibles que permitan reducir los gases que impulsan el calentamiento global y, al mismo tiempo, ejecutar todas las acciones necesarias para adaptarnos a los impactos ya visibles del cambio climático, como olas de calor, sequías e incendios cada vez más habituales y dañinos.

En el último lustro, el IPCC –el grupo científico del clima más importante (por relevancia y número)– ha publicado varios informes sobre el estado del clima y sobre lo que se necesita hacer para que los impactos sean lo menos dolorosos posible. Por tanto, no se podrá argumentar desconocimiento o falta de datos. La ciencia es clara desde hace mucho.

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En este punto, los años que restan de década son fundamentales. Por un lado, porque la crisis climática no espera. Cuanto antes se actúe, menor será el grado de calentamiento global que experimenten los ecosistemas, los humanos y todos los seres vivos del planeta. Por otro lado, porque ya vamos retrasados. Desde los años 70 del siglo pasado, aunque las principales responsables del cambio climático sabían lo que se venía, las emisiones no han parado de crecer, y con ella, los impactos en el clima, la tierra, los océanos y la biodiversidad.

El 2030 es la primera gran meta acordada mundialmente para reducir los gases de efecto invernadero. Un 55% a nivel europeo. Y aquí juegan un papel fundamental las ciudades y comunidades autónomas, con el transporte como principal responsable del cambio climático y la contaminación atmosférica. Además, las urbes tiene que ser las primeras en impulsar medidas en materia de adaptación frente a los impactos climáticos que atentan contra la salud pública. El caso más claro son unas temperaturas extremadamente altas que cada vez llegan antes –como se ha visto este año– y que serían prácticamente imposibles sin la influencia del cambio climático.

Mientras España estaba de precampaña, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) hizo público que en los próximos años hay altas probabilidades de que la temperatura media mundial anual cerca supere en más de 1,5 °C los niveles preindustriales durante al menos un año. Luego, dependiendo de cuánta acción climática haya durante esta década, ese grado y medio de calentamiento se mantendrá o no en el tiempo. Actualmente, el planeta se ha calentado en torno a 1,2 ºC y los impactos son ya bastante severos. Además, el mismo organismo concluyó que es casi seguro que al menos uno de los próximos cinco años, así como el lustro en su conjunto, sean los más calurosos jamás registrados. Es decir, mientras en España muchos gobiernos locales y autonómicos estarán haciendo caso omiso a la emergencia climática, la humanidad se encontrará en las peores condiciones climáticas que haya experimentado jamás

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Se suele argumentar que la acción climática no es de derecha ni de izquierda. Es cierto, la lucha por un planeta más habitable y saludable no debería tener colores políticos… en un mundo ideal. Pero los hechos nos demuestran que quienes impulsan y abrazan la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad suelen ser los partidos progresistas, mientras que la mayoría de derechas niegan o restan importancia a la crisis climática, y retrasan, obstaculizan o edulcoran toda medida de calado. No solo en España: en Europa, Latinoamérica y Estados Unidos ocurre lo mismo.

Aun así, no quiere decir que los partidos de izquierda sean los grandes salvadores. Ni mucho menos. Lo cierto es que las políticas que acababan ejecutando distaban mucho de sus promesas y compromisos. Su falta de ambición y la tibieza en muchas normas y leyes medioambientales han sido –con razón– eje central estos años de muchas protestas ciudadanas. 

En los últimos tiempos, el activismo ambiental se ha centrado en pedir más acción climática. A partir de ahora, con partidos de derecha y ultraderecha en instituciones regionales y locales, muchas de las manifestaciones directamente tendrán como principal proclama que no se dé un paso atrás en lo logrado estos años. Y es que no han sido pocos los avisos de distintas fuerzas políticas que derogarán leyes climáticas una vez estén en el poder.

Tampoco hay que olvidar que durante la campaña electoral y todo 2023 ha habido un incremento del negacionismo y un fuerte hostigamiento hacia la comunidad científica y la agencia meteorológica estatal a través, principalmente, de las redes sociales. Un acoso a base bulos y desinformaciones –como los chemtrails, la destrucción de presas, los incendios o las renovables– alimentadas por partidos, representantes políticos y medios de comunicación de derecha y extrema derecha.

Con los resultados de los comicios municipales, y con elecciones generales convocadas para este verano –y por tanto, futuro próximo incierto–, la acción climática en España recae en gran medida en la ciudadanía y en su capacidad de movilizarse, de promover medidas desde lo colectivo y de presionar por no dar pasos atrás.

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COMENTARIOS

  1. Mentira no existe tal echo, salvo en mentes que ven negocio, y manipular a la sociedad, el resto mentira y si no qué nos expliquen el porqué de tantas fumigadoras y su cambio climático inducido. .

  2. Las principales organizaciones ambientales reclaman un plan urgente que salve el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.
    Este año se cumple el 50 aniversario de la declaración de las Tablas de Daimiel como parque nacional y la preocupación de las principales organizaciones medioambientales del país por este espacio sigue en aumento, ya que esta emblemática zona húmeda se mantiene desde hace décadas en el peor de los estados de deterioro y de artificialización. Por ello, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF España exigen a las administraciones competentes, tanto a nivel estatal como autonómico, que apliquen de inmediato las políticas y medidas a las que les obliga la legislación y los compromisos internacionales.
    Las organizaciones consideran que las Tablas de Daimiel se merecen toda la atención como Doñana y el Mar Menor, y recuerdan que, en este espacio manchego, se pusieron de manifiesto las graves consecuencias de una gestión errónea del agua y, en concreto, de la sobreexplotación causada por el regadío. Situación que ha llevado a incluir el parque en la Lista Montreux de Ramsar desde 1990, que registra aquellos humedales donde se han producido o pueden producirse cambios en las características ecológicas como consecuencia del desarrollo tecnológico, la contaminación u otra intervención del ser humano.
    Entre las medidas que las organizaciones han propuesto está la remisión de un escrito a la Presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y a la Vicepresidenta Tercera del Gobierno, en el que reclaman la puesta en marcha de un Marco de Actuaciones Prioritarias que pivote sobre el verdadero problema que acucia al humedal: la sobreexplotación de los acuíferos y, en consecuencia, la necesaria reducción de las extracciones de agua para regadío en el acuífero de la Mancha Occidental. Para las organizaciones este Marco de Actuaciones Prioritarias debe ser vinculante y estar dotado de presupuesto suficiente para la ejecución de medidas a corto y medio plazo. Los objetivos principales del Marco de Actuaciones deben ser la reducción de las presiones, principalmente la sobreexplotación, así como el restablecimiento de la legalidad y la reducción de superficies regadas en todo el Alto Guadiana, incentivando un diferente desarrollo socioeconómico.
    La recuperación de las Tablas de Daimiel es más que una obligación legal, debe ser un compromiso moral de toda la sociedad, ya que en estas cinco décadas no se ha frenado su deterioro ni se le ha dado la protección que merece.
    https://www.ecologistasenaccion.org/293495/las-principales-organizaciones-ambientales-reclaman-un-plan-urgente-que-salve-el-parque-nacional-de-las-tablas-

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