Las movilizaciones de Glasgow se extienden por el mundo

Decenas de miles de personas -más de 100.000, según la organizacion- han marchado este sábado por las calles de Glasgow (Escocia) durante el Día Global de la Acción por la Justicia Climática, a pesar de que el tiempo no lo puso fácil, con fuertes rachas de viento y lluvia durante buena parte de la jornada.

El frío también había sido intenso el día anterior, pero tampoco impidió que unos 10.000 activistas se concentraran en Kelvingrove Park para marchar por el clima. Allí fue donde la activista sueca Greta Thunberg hizo un llamamiento a sumarse a las más de 200 manifestaciones convocadas el 6 de noviembre por todo el planeta.

Pasan los días y la COP26 está respondiendo a lo esperado: una sucesión de acuerdos no vinculantes sobre temas minúsculos. «Esta ya no es una conferencia climática. Es un festival de greenwashing del norte global», afirmó Thunberg elevando el tono. La militante sueca señaló lo que mucha gente empieza a pensar de esta cumbre: que se trata de un encuentro para hacer networking y relaciones públicas. Su discurso fue el que más expectación generó en George Square, lugar donde acabó la marcha por el clima organizada por Fridays for Future.

Su intervención estuvo precedida por las de otros y otras activistas, mayoritariamente procedentes del sur global. Otra de las caras visibles en la lucha contra el cambio climático, la ugandesa Vanessa Nakate, llamó a prestar atención a cómo afecta éste a los países meridionales, que son los que más notarán las consecuencias del calentamiento global.

La marcha comenzó en Kelvinsgrove Park y estuvo encabezada por representantes de los pueblos originarios. Les seguían miles de jóvenes (incluidos muchos niños y niñas) venidos de todas las partes del planeta que alzaron sus pancartas para dejar claro que no están de acuerdo con cómo se está afrontando la crisis climática.

Al tiempo que esto ocurría, en los pasillos de la Blue Zone (la zona en la que se llevan a cabo las negociaciones y que ha sido el objeto principal de los dardos lanzados por Thunberg) más de 40 países pactaban una reducción gradual del uso del carbón en sus planes energéticos. Actores importantes como Corea del Sur, Vietnam, Marruecos y Ucrania acordaron, además, no construir nuevas centrales eléctricas de carbón. Como se ve, todo es pequeño, gradual, parsimonioso. ¿Retardista? «Nuestro mundo está, literalmente, en llamas», afirmó Greta Thunberg. «No necesitamos más promesas vacías, y eso es lo único que nos están dando. Estamos cansados».

«Quedaremos nosotros»

Hoy, 6 de noviembre, la lluvia cae a cántaros en Glasgow, pero eso no mina el ánimo de los y las activistas. Las calles han aparecido empapeladas con carteles vistosos y contundentes: «La COP recibe a criminales climáticos». «La acción climática, de momento: blah, blah, blah». «Líderes sanguinarios, nunca os lo perdonaremos». «Dejad de matarnos». Parece evidente que lo que se habla dentro de la Blue Zone nada tiene que ver con las demandas en la calle.

Los jóvenes que hoy recorren las calles de Glasgow se consideran víctimas de un sistema político y una manera de vivir que nunca les ha pertenecido ni representado. «Vosotros moriréis, pero quedaremos nosotros», decía ayer la joven Elsa Trigo, boliviana de 12 años residente en Escocia. Los y las menores se cuentan a pares. Los más pequeños van acompañados de sus progenitores; los y las adolescentes marchan por su cuenta. Lo hacen al grito de «¿Qué queremos? ¡Justicia Climática! ¿Cuándo la queremos? ¡Ahora!». Las nuevas generaciones piden cambios.