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El cambio climático mata y destruye: Sudáfrica, el enésimo ejemplo

Lluvias extremas e inundaciones como las que causaron en abril más de 400 muertes en varias zonas del país africano son el doble de probables por el cambio climático, según un nuevo estudio rápido de atribución.
Un hombre contempla su casa destruida por las fuertes lluvias, en KwaNdengezi, Durban, Sudáfrica. Foto: REUTERS/Rogan Ward

No es posible informar sobre eventos meteorológicos extremos sin hacer mención al cambio climático. No es honesto obviar la mitad del relato. El último ejemplo es Sudáfrica, donde la tragedia sufrida tiene el sello de la crisis climática. Los días 11 y 12 de abril, las intensas lluvias –donde, en algunos lugares, cayeron más de 350 litros por metro cuadrado en dos días– provocaron grandes inundaciones en las provincias de KwaZulu-Natal y Cabo Oriental. El resultado: al menos 435 personas murieron y los daños materiales ascendieron a unos 1.570 millones de euros.

El cambio climático hizo que las lluvias extremas y las posteriores inundaciones en el este del país fueran más intensas y tuvieran más probabilidades de producirse. En concreto, la probabilidad de que ocurra un evento como este se ha duplicado por culpa del calentamiento global de la atmósfera. El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, no dudó en calificar lo sucedido como “la mayor tragedia que jamás hayamos visto”, y declaró días después el estado nacional de catástrofe.

Estos hallazgos son obra, una vez más, del World Weather Attribution, un grupo internacional especialistas del clima que realiza análisis rápidos de atribución. Este tipo de investigaciones consiste en determinar si los fenómenos meteorológicos extremos están influenciados por el cambio climático y en qué medida. Para evaluar este caso concreto, el equipo analizó datos meteorológicos y simulaciones por ordenador para comparar el clima actual –con 1,2 °C de calentamiento global desde la época preindustrial– con el clima del pasado, siguiendo métodos revisados por expertos.

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A pesar de que el Servicio Meteorológico de Sudáfrica y autoridades locales emitieron alertas tempranas, éstas “tuvieron un alcance limitado”, lo que hizo que la gente que las recibió “puede no haber sabido qué hacer en base a ellas”, señalan los científicos y científicas del clima.

Además del casi medio millar de personas fallecidas en eThekwini (el municipio que engloba la ciudad de Durban, la tercera del país) y sus alrededores, más de 40.000 se vieron afectadas por las inundaciones y los desprendimientos. “La mayoría de las personas que murieron vivían en asentamientos informales, por lo que de nuevo vemos cómo el cambio climático afecta de forma desproporcionada a las personas más vulnerables”, recuerda la doctora Friederike Otto, investigadora en el Imperial College London y cofundadora del WWA.

También se vio afectado el puerto de Durban, el mayor de África, que tuvo que interrumpir sus operaciones, provocando cortes en la cadena de suministro de minerales y productos agrícolas. Para Otto, esto “también es un recordatorio de que no hay fronteras para los impactos climáticos. Lo que ocurre en un lugar puede tener consecuencias importantes en otro“.

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Una nueva realidad climática 

En un contexto de calentamiento global como el actual, un episodio de lluvias extremas como éste se espera que se produzca aproximadamente una vez cada 20 años. De no haber desestabilizado el clima con los combustibles fósiles y otras actividades humanas, este tipo de evento sólo se produciría una vez cada 40 años. “Esto significa que las lluvias intensas que se esperan ahora una vez cada 20 años son entre un 4 y un 8% más intensas de lo que habrían sido sin el cambio climático”, concluye el equipo de especialistas, formado por científicos de Sudáfrica, Países Bajos, Francia, Alemania, Estados Unidos y Reino Unido.

Esto ha pasado con un planeta 1,2 ºC más caliente. A medida que la atmósfera aumenta de temperatura, puede retener más agua, lo que aumenta el riesgo de aguaceros. Si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen subiendo, el termómetro también lo hará, por lo que los episodios de lluvias intensas serán más frecuentes, intensos y dañinos, lo que se traducirá en mayores tragedias.

Este no es el único fenómeno meteorológico extremo que está influenciado por el cambio climático. Todas las olas de calor en la actualidad (como la reciente de India y Pakistán, cuyo estudio al respecto se publicará la próxima semana) son más fuertes y/o comunes como consecuencia del calentamiento global. Los ciclones tropicales también se ven afectados por el mismo motivo. Y los incendios forestales. Y las sequías. 
Para hacer frente a todo esto, no solo es fundamental mitigar el cambio climático. También lo es adaptarse y corregir otros problemas que contribuyen a que un evento sea aún más perjudicial. Por ejemplo, una mala planificación urbana contribuye a agravar el impacto de algunas lluvias que, a priori, no deberían ser catastróficas.

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