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Las áreas del océano sin oxígeno se han cuadruplicado en 60 años

Un nuevo informe alerta de que la pérdida de oxígeno de los océanos amenaza cada vez más a las especies de peces y trastorna los ecosistemas.
Un cardumen de peces nada sobre una colonia de coral de cuerno de ciervo. REUTERS/Lucas Jackson. Foto: CLIMATE-CHANGE/CORALS

La pérdida de oxígeno de los océanos, impulsada por el cambio climático y la contaminación por nutrientes, es una amenaza cada vez más acuciante para la pesca y la vida marina. Para frenar este y otros devastadores efectos del calentamiento global, “los líderes mundiales deben comprometerse” durante la COP25 que se celebra desde este lunes en Madrid “a reducir las emisiones de forma inmediata y sustancial”.

Este es el mensaje central del informe ‘Desoxigenación de los océanos: un problema de todos’, presentado este sábado en la cumbre del clima de la ONU por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Según los propios autores, supone el mayor estudio científico hasta la fecha sobre las causas, impactos y posibles soluciones a la desoxigenación de los océanos. “A medida que los océanos pierden oxígeno, al calentarse, el delicado equilibrio de la vida marina se desmorona”, explicaba la doctora Grethel Aguilar, directora general interina de la UICN.

El informe señala que se espera que los océanos pierdan entre el 3 y el 4% de su stock de oxígeno a nivel mundial para el año 2100 bajo un escenario sin cambios. Sin embargo, el promedio mundial “esconde unos cambios locales que podrían ser más severos en latitudes medias o altas”. “Se prevé que la mayor parte de las pérdidas se concentren en los primeros 1.000 metros de la columna de agua, que también son los más ricos en biodiversidad marina”.

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Actualmente, el océano representa en torno al 97% del espacio físico habitable del planeta y es fundamental para mantener la vida en la Tierra. A medida que el océano se calienta, sus aguas contienen menos oxígeno y se vuelven menos densas, “lo que resulta en una reducción de la mezcla de aguas superficiales, ricas en oxígeno, con las capas más profundas del océano, que contienen naturalmente menos oxígeno”. En cuanto a la contaminación por nutrientes, esta causa una pérdida de oxígeno en las aguas costeras debido a que los desechos de fertilizantes, aguas residuales, residuos animales y de la acuicultura “provocan un crecimiento excesivo de las algas, que a su vez agota el oxígeno, a medida que se descomponen”, señala la investigación.

700 zonas afectadas

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En la actualidad, existen cerca de 700 zonas en todo el mundo afectadas por condiciones de poco oxígeno, en comparación con las 45 que había en la década de 1960, detalla el estudio. En el mismo período, explican los responsables de la investigación, aquellas áreas completamente agotadas de oxígeno se han cuadruplicado. Para Dan Laffoley, coautor del informe, “este es quizás el último llamado de atención sobre los experimentos incontrolados que la humanidad está imponiendo a los océanos del mundo a medida que las emisiones de carbono continúan aumentando”.

Laffoley incide en que la pérdida de oxígeno de los océanos está amenazando los ecosistemas marinos, ya de por sí “bajo la presión del calentamiento y la acidificación de los océanos”. Sobre qué hacer para detener la “preocupante expansión de las zonas pobres en oxígeno”, el también asesor principal de Ciencias y Conservación Marinas del Programa Marino y Polar Mundial de la UICN remarca que “necesitamos frenar de forma decisiva las emisiones de gases de efecto invernadero, así como la contaminación por nutrientes procedentes de la agricultura y otras fuentes”.

Esta desoxigenación, detalla el informe, está empezando a alterar el equilibrio de la vida marina, “favoreciendo a especies tolerantes a la hipoxia”, es decir, a la falta de oxígeno. Es el caso de microbios, medusas y algunos calamares, que se benefician a costa de las especies sensibles a este estado, como ocurre en especies marinas, incluyendo la mayoría de los peces. 

Entre los grupos de especies “particularmente sensibles a las bajas concentraciones de oxígeno” destacan los atunes, los marlines y los tiburones. Estas, debido a su gran tamaño y demanda de energía, “están empezando a ser arrinconadas en capas superficiales cada vez más finas de aguas ricas en oxígeno, haciéndolas más vulnerables a la sobrepesca”. Además, unos niveles muy bajos de oxígeno oceánico también pueden afectar a procesos básicos como el ciclo de elementos cruciales para la vida en la Tierra, como el nitrógeno y el azufre, advierte el informe.

Para revertir esta tendencia, la directora del Programa Marino y Polar Mundial de la UICN, Minna Epps, apunta a la necesidad de “una acción mundial urgente”: “Las decisiones adoptadas en la actual conferencia sobre el cambio climático determinarán si nuestros océanos continúan sustentando una rica variedad de vida o si las zonas marinas habitables, ricas en oxígeno, se pierden de manera creciente, progresiva e irrevocable”.

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