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La crisis climática pone en riesgo la seguridad alimentaria

Así lo asegura el índice global del hambre de 2019, que señala a las regiones más vulnerables como las más afectadas por los eventos climáticos extremos.
Una mujer planta maíz en un huerto comunitario en KwaNdengezi, Sudáfrica. REUTERS/Rogan Ward Foto: 2018-01-31T000000Z_304225687_RC15B5392D80_RTRMADP_3_GLOBAL-FOOD-min

La crisis climática es un multiplicador de amenazas para las personas hambrientas y desnutridas del mundo. Así lo asegura el índice global del hambre de 2019, que pone énfasis en la grave inseguridad alimentaria de las regiones más vulnerables: casi 822 millones de personas siguen subalimentadas y 149 millones de niños y niñas sufren de retraso en el crecimiento debido a la desnutrición. Los países afectados por la sequía y los conflictos en el África subsahariana registran los mayores aumentos en el número de personas subnutridas.

El informe anual ha analizado 117 países, y concluye que los niveles de hambre son “graves” o “alarmantes” en 47, mientras que uno está catalogado como “extremadamente alarmante”: la República Centroafricana, donde casi la mitad de todos los niños y niñas de la nación sufren de retraso en el crecimiento, y el 60% de la población está desnutrida. “Los fenómenos climáticos extremos, los conflictos violentos, las guerras y las ralentizaciones y crisis económicas siguen provocando hambre en muchas partes del mundo”, señala el estudio.

Aunque los datos han mejorado desde principios de siglo y los autores reconocen una disminución general de la pobreza y un aumento de la financiación para la nutrición, advierten de que el mundo aún tiene un largo camino por recorrer para alcanzar la meta del hambre cero acordada por los líderes mundiales para 2030. Asimismo, señalan que, al ritmo actual, aproximadamente 45 países ni siquiera lo lograrán. “Para hacer frente a los desafíos actuales y, al mismo tiempo, prepararse para alimentar de manera sostenible a una población mundial que se espera que ascienda a unos 10.000 millones de personas para 2050, se necesitan cambios monumentales en el sistema alimentario mundial”, afirma el informe.

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Infografía del índice global de hambre 2019.

Respecto a los datos de 2010, hasta nueve países presentan peor índice que entonces: República Centroafricana (de 42 a 53,6), Yemen (de 34,5 a 45,9), Madagascar (de 36,2 a 41,5), Mauritania (de 24,9 a 26,7), Venezuela (de 8,41 a 16,9), Malasia (de 11,9 a 13,1), Líbano (de 8 a 11,6), Omán (de 9,8 a 11,4) y Jordania (de 8,3 a 10,5).

La crisis climática agrava la hambruna

Los fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más habituales y severos, son los responsables de poner en peligro la producción de alimentos y la seguridad alimentaria de las personas. Tal y como señala el estudio, es probable que la producción de alimentos disminuya debido al aumento de las temperaturas, la escasez de agua, el aumento del CO2 y los eventos extremos, y pone como ejemplo la ya palpable disminución de los rendimientos del maíz y el trigo.

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Este mes, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, señalaba que las regiones del sur de África están experimentando las precipitaciones más bajas desde 1981, con solo dos temporadas agrícolas favorables desde 2012. Esto, sumado a los ciclones y otros eventos extremos, ha provocado que 9,2 millones de personas de nueve países estén en situación de inseguridad alimentaria, una cifra que puede aumentar hasta los 12 millones durante los próximos meses.

Acorde al índice global del hambre de 2019, las grandes poblaciones (hasta el 80% de los hogares rurales en algunos países) dependen de la agricultura para su sustento, y son las regiones en las que estas poblaciones residen las que corren mayor riesgo de padecer hambre e inseguridad alimentaria inducidas por el cambio climático. “Desde principios del decenio de 1990, el número de catástrofes meteorológicas extremas se ha duplicado, afectando a la productividad de los principales cultivos y provocando alzas en los precios de los alimentos y pérdidas de ingresos”, apunta el estudio.

Según datos de la FAO recogidos en el informe, en los países de ingresos bajos y medios, cerca de un tercio de los alimentos que producen los agricultores se pierde entre el campo y el mercado, y en los países de ingresos altos un porcentaje similar de alimentos se desperdicia en varios puntos del mercado a la mesa. Actualmente, como apuntaba el informe del IPCC sobre la tierra y el cambio climático publicado en agosto, el sistema alimentario contribuye con el 21-37% del total de las emisiones que produce el ser humano, exacerbando el cambio climático sin contribuir a mejorar la seguridad alimentaria o la nutrición.

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