La crisis climática importa, pero no a los políticos y periodistas del debate

Un debate más para unas elecciones más. Y un debate más en el que, ni la Academia de Televisión (organizadora) ni los periodistas que moderaban, consideraron la crisis climática lo suficientemente importante como para incluirla entre las cuestiones a tratar. Ni los bloques ni las preguntas recogían mención alguna al segundo problema que más preocupa a la población europea, según el último Eurobarómetro, donde se muestra que un 89% de la sociedad española ve el cambio climático como un problema muy grave.

Mientras los cinco candidatos a la presidencia del Gobierno terminaban de preparar con sus equipos el único debate electoral que habrá antes de las elecciones del 10-N, la noticia más importante de la noche sucedía lejos de allí. El Secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, confirmaba que Estados Unidos, el segundo país que más gases de efecto invernadero emite, iniciaba formalmente su salida del Acuerdo de París, la mayor alianza del mundo en la lucha contra la crisis climática.

El único candidato que aprovechó para hablar de este tema fue el actual presidente en funciones Pedro Sánchez, mencionando en directo (sin entrar a valorar) la decisión tomada por la administración de Donald Trump. Precisamente, Sánchez fue quien más repitió, de manera explícita, palabras como “cambio climático”, “emergencia climática”, “transición ecológica” o “transición justa”, aunque sin extenderse demasiado en su discurso. “Vivimos en una emergencia climática. Ya no se puede hablar de economía, ni de consumo, ni de salud, ni de empleo sin hablar de los límites del medio ambiente”, afirmaba durante el bloque económico, el cual que aprovechó para denunciar el estado del Mar Menor y cargar contra el Partido Popular, que ha gobernado la Región de Murcia en las últimas décadas.

A continuación, el líder del PSOE señaló que “habrá que reconocer que durante estos últimos 15 meses, el Gobierno de España ha hecho cosas inéditas y muy potentes en la lucha contra el cambio climático”. Para apoyar esta afirmación puso de ejemplo la aprobación del Plan de Energía y Clima, “que va a suponer la movilización de casi 250 mil millones de euros en los próximos 10 años, y que va implicar la creación anual de en torno a 240-360 mil empleos nuevos”, prometía Sánchez. Además, recordó que aprobaron “una Estrategia de transición justa para las cuencas mineras y, también, para esas centrales térmicas y comarcas que se ven en riesgo de poder cerrar”.

Una de las últimas menciones al clima por parte del candidato socialista se produjo durante el bloque internacional. No dejó pasar la oportunidad, mientras la derecha le atacaba, para recordar que la próxima COP 25, la cumbre del clima más importante, se celebrará en Madrid en el mes de diciembre: “Es un gesto con la comunidad latinoamericana y, en particular, con el pueblo chileno”, sentenció.

En cuanto a Pablo Iglesias, las referencias a la crisis climática durante el debate quedaron limitada a apelar a una transición energética justa y a mencionar algunas de las medidas estrellas de Unidas Podemos: la creación, tanto de una banca de energía pública para acabar con el oligopolio energético, como de un banco de promoción industrial que garantice la transición energética.

En lo que respecta a las tres derechas, la crisis climática brilló por su ausencia en Albert Rivera y el ultraderechista Santiago Abascal. Ninguno de los dos, en ningún momento, mencionaron la crisis climática ni la transición ecológica. Tampoco interpelaron a sus oponentes cuando estos lo hacían.

Quien sí quiso hacerlo fue Pablo Casado, aunque no para proponer medidas, sino para atribuir a su partido hazañas pasadas. “Lecciones ninguna”, pedía el líder de los populares, asegurando que el PP creó el primer ministerio de Medio Ambiente, fue el responsable de que se firmara el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París, y que Arias Cañete es un “líder mundial de la lucha contra el cambio climático”.

Si bien es correcto decir que el Partido Popular, bajo la presidencia de Aznar, fue el primer partido en dotar a Medio Ambiente de un Ministerio en solitario, lo cierto es que en la anterior legislatura, con Felipe González a la cabeza, ya existía el Ministerio de Medio Ambiente, en este caso, ligado a Obras Públicas y Transportes, tal y como muestra el BOE de entonces. Sobre las referencias a Kioto y París, aunque es cierto que ambos acuerdos internacionales fueron aprobados bajo un gobierno de los conservadores, también han sido sistemáticamente incumplidos bajo los gobiernos del PP (y del PSOE).