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Los jóvenes que no se quieren ir de Etiopía

Un estudio de Ayuda en Acción visibiliza cómo el cambio climático agrava la pobreza y empuja a emigrar a la población de Arsi (Etiopía).
Kidus Genene, ganadero etíope Foto: Guillermo Jiménez Carazo- Ayuda en Acción

El cambio climático se traduce en hambre en Etiopía y otros países del Cuerno de África donde encadenan sequías y lluvias torrenciales que amenazan sus cultivos. «La recurrencia en el número de sequías, antes pasaba cada diez años y ahora cada dos. Esto afecta a toda la comunidad en Etiopía, un país en el que el 80% de la población depende de la agricultura», ha explicado en Madrid Ermiyas Tadesse, director de programas de Ayuda en Acción Etiopía.

La ONG ha presentado este jueves su informeCambio climático, juventud y movilidad humana: un ejemplo a través del caso de Arsi, Etiopía’. La investigación analiza el impacto de la crisis climática en la movilidad humana en la zona de Arsi, en la región de Oromía, durante los últimos cinco años. La economía de esta zona, en la que viven 3,2 millones de personas, depende en gran medida de la agricultura y la ganadería a pequeña escala. El actual contexto de alta inseguridad alimentaria -agravada por la invasión rusa de Ucrania- y la falta de oportunidades laborales entre los más jóvenes, provoca que la tasa de emigración de Arsi sea una de las más altas del país.

Birtukan Bikila sonríe ante el fotógrafo Guillermo Jiménez Carazo, que ha acompañado al equipo de Ayuda en Acción durante las entrevistas sobre el terreno en Arso. Birtukan está orgullosa de haber podido comprar dos bueyes –que su familia emplea en el campo– gracias a haber emigrado a Arabia Saudí. Explica que la falta de ingresos la motivó a marcharse. «Cuando fui a la universidad, ingresé en estudios de agricultura, pero yo quería estudiar medicina. La universidad cubría mi alimentación pero no tenía dinero, por eso decidí irme». Fuera pudo trabajar y enviar remesas a su familia. «Les he mandado dinero para comprar uniformes, cuadernos y fertilizantes que usan durante temporada de cosecha». La joven ha regresado finalmente a su país.

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Un caso similar al suyo es el de Jeylan Mohammed, un joven que ha retomado sus estudios tras abandonar la escuela para emigrar. «He regresado porque quiero terminar mis estudios, si no lo consigo me tendré que ir de nuevo. Pero si puedo cubrir mis gastos de educación yo no me quiero ir. Completar mis estudios en este país y llegar a cierto nivel de vida es mi meta», afirma. El dinero que envían los familiares que emigran garantiza en muchas ocasiones que los más jóvenes puedan estudiar.

Birtukan Bikila emigró Arabia Saudí para enviar remesas a su familia. Foto: Guillermo Jiménez Carazo – Ayuda en Acción.

La mayoría de los movimientos migratorios se producen dentro del mismo país, siendo muy frecuentes hacia la capital, Adís Abeba. «Hay una ruta a países árabes, una a Sudáfrica y una ínfima a Europa. Las mujeres que migran a países árabes son empleadas como trabajadoras domésticas y sufren mucho, también en su retorno al país», ha explicado David Perejil, investigador de IECAH (Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria) y coautor del informe. «Hay que trabajar la posibilidad de que se queden, la mayor parte de la gente no se quieren ir», ha añadido Perejil. En esta misma dirección se ha pronunciado Alejandro Serrano, director de programas de Ayuda en Acción: «Nuestra meta es que la migración deje de ser una obligación y sea una opción».

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Adaptación al cambio climático

Zinash Bashir, Zinash Bashir, encargada de la oficina promoción cooperativas Arsi, opina que las migraciones a otras zonas del país no son una solución efectiva, ya que también pueden sufrir sequías. Apunta a la necesidad de cambiar de semillas y cultivos y plantar diferentes árboles para hacer frente a la inseguridad alimentaria que provocan los cambios en el clima. «Si se apoya a la juventud para que permanezcan y trabajen en sus propias áreas, para que trabajen cambiando diferentes cultivos, podrán mejorar ellos mismos y sus zonas a pesar de la escasez de agua y muerte del ganado», asegura Bashir.

Las comunidades locales tienen conocimientos que pueden ayudar a paliar esta situación. «Hace falta más acceso a tierras y posibilidades de trabajarlas», indica David Perejil. Su principal problema es que la estación de lluvias se ha reducido a dos meses y medio y la mini-temporada de primavera casi ha desaparecido. Como consecuencia, la productividad de la tierra está disminuyendo en cantidad y tipo de producción, y el ganado sufre más enfermedades y la ausencia de hierba.

El informe de Ayuda en Acción pone de manifiesto que la migración tiene diferentes causas, como la falta de oportunidades, el hambre o la pobreza. Y también, y de manera cada vez más evidente, el cambio climático empuja a la gente a emigrar. «Este trabajo es lo mejor que podemos hacer frente al negacionismo del cambio climático», ha asegurado Francisco Rey, coodirector de IECAH. Rey ha añadido que la crisis climática está agravando crisis existentes y «no solo tiene un impacto en las sequías, sino también en los conflictos armados». Por eso, el cambio climático obliga a las distintas organizaciones e instituciones a trabajar conjuntamente. «Hay que romper las fronteras artificiales entre humanitarios y desarrollo», ha dicho Rey.

En la misma línea se ha pronunciado Antón Leis, director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), durante el acto de presentación del informe. «Hay que trabajar en el nexo entre la lucha contra la crisis climática y la lucha contra el hambre. No puede haber una competencia entre objetivos de desarrollo y financiación climática», ha indicado Leis. El director de la AECID ha recordado que África solo es responsable del 3-4% de las emisiones. Por eso, señala que «no se deben centrar en mitigación sino en adaptación» y que el «debate de pérdidas y daños que se produjo durante la COP27 es fundamental».

La dificultades a las que se enfrenta la población de Arsi son equiparables a las que sufren millones de personas en el Cuerno de África, donde se lidian con la quinta temporada consecutiva de sequía, según datos del Climate Predicition and Applications Centre. Se trata de una catástrofe humanitaria, un hambre creciente que requiere de una acción global inmediata. La futura ley española de Desarrollo prevé destinar el 0,7% de la Renta Nacional Bruta a la Ayuda Oficial al Desarrollo. «Los países tienen dos opciones: cerrarse o abrirse e ir donde están los problemas e invertir en desarrollo y afrontar las crisis», ha afirmado Antón Leis. Poblaciones como las de Arsi demuestran la necesidad de invertir en la juventud, lo que irremediablemente conlleva luchar contra el cambio climático.

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COMENTARIOS

  1. ¿Cuantas décadas hace que está previsto dedicar el 0,7% a proyectos de desarrollo en los países empobrecidos y aún no se ha aplicado?;
    pero al trote p’atrás que nos lleva la dictadura del capital casi que habría que empezar a aplicarlo ya en los países llamados desarrollados.
    Añadir que estas Ongs. (a excepción de Oxfam que es la única que denuncia al sistema capitalista) no son más que parches para seguir apuntalando a la dictadura capitalista.

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