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España debe elegir: o más árboles o más muertes por calor

Un tercio de las muertes por el efecto de isla de calor podrían evitarse si los árboles cubrieran el 30% del espacio urbano, según un estudio del ISGlobal. Varias urbes españolas están a la cabeza de muertes por este fenómeno.
Imagen fotorrealista de cómo quedaría la Puerta del Sol, actualmente en obras. Foto: Ayuntamiento de Madrid.

Donde antes había verdes y frondosos árboles, ahora solo queda cemento, plazas y calles donde el sol aprieta sin posibilidad de cobijo. Una estampa muy habitual en muchos rincones de España y otros países europeos, y que desde el punto de vista de la biodiversidad y el cambio climático no tiene sentido. Ahora, un estudio demuestra con datos algo que ya se presuponía: que acabar con los árboles también supone desprenderse de un aliado fundamental para la salud pública y contra el calor.

Un grupo de especialistas del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha estimado las tasas de mortalidad de los residentes mayores de 20 años en 93 ciudades europeas (lo que equivale a un total de 57 millones de habitantes) durante 2015. Los resultados, publicados en la revista The Lancet, muestran que, durante los meses de verano (de junio a agosto), las ciudades fueron de media 1,5 ºC más caliente que las zonas colindantes. Esto se debe al efecto de las islas de calor urbanas, un fenómeno que hace que los núcleos urbanos -donde hay mucha gente, poca vegetación y exceso de asfalto- tengan una temperatura más elevada que sus alrededores.

En total, 6.700 muertes prematuras podrían atribuirse a temperaturas urbanas más elevadas, lo que representa el 4,3% de la mortalidad total durante los meses de verano y el 1,8% de la mortalidad durante todo el año. Además, el estudio concluye que un tercio de estas muertes (2.644) podrían haberse evitado aumentando la cubierta arbórea hasta un 30%, reduciendo así las temperaturas. 

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Entre el casi centenar de ciudades europeas analizadas están las españolas Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Murcia, Palma de Mallorca, Bilbao y Alicante. En general, las urbes con los mayores índices de mortalidad por exceso de calor se encuentran en el sur y el este de Europa, siendo estas ciudades las que más se beneficiarían de un aumento de la cubierta arbórea, señalan los autores. 

Barcelona, Sevilla, Madrid y Murcia son las ciudades europeas que tienen un mayor porcentaje de muertes por efecto de islas de calor urbana sobre el total de personas fallecidas por altas temperaturas. Estas cuatro cuentan con una cobertura arbórea del 8,4%, 15,7%, 9,46 % y 8,03%, respectivamente. Sumando las nueve urbes españolas estudiadas, el número de muertes por efecto de islas de calor asciende a 1.384. Madrid y Barcelona son la segunda y cuarta ciudad con más personas fallecidas por este fenómeno, solo superadas por Londres y Budapest.

«Las predicciones basadas en las emisiones actuales revelan que las enfermedades y muertes relacionadas con el calor se convertirán en una carga mayor para nuestros servicios sanitarios en las próximas décadas», avisa Tamara Iungman, investigadora de ISGlobal y autora principal del estudio. En este sentido, el director del ISGlobal, Mark Nieuwenhuijsen, señala que el objetivo de este estudio «es informar a los responsables locales de la toma de decisiones sobre los beneficios de integrar zonas verdes en todos los barrios para promover entornos urbanos más sostenibles, resilientes y saludables».

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Por tanto, la conclusión es clara: hay que plantar más árboles en las ciudades y conservar los que ya hay, justo lo contrario a lo que hacen muchas a día de hoy. No obstante, los autores son conscientes de que puede ser difícil en algunas urbes debido a cómo están diseñadas. Asimismo, reconocen que la plantación de árboles debe combinarse con otras intervenciones, como techos verdes u otras alternativas de reducción de la temperatura.

La investigación empleó datos de hace casi ocho años debido a que no disponían de datos de población para años posteriores. Aun así, los resultados «proporcionan información valiosa para adaptar nuestras ciudades y hacerlas más resistentes al impacto sanitario del cambio climático», apunta Iungman. «Aquí sólo nos fijamos en el efecto refrigerante de los árboles, pero hacer que las ciudades sean más verdes tiene muchos otros beneficios para la salud, como una mayor esperanza de vida, menos problemas de salud mental y un mejor funcionamiento cognitivo», concluye. 

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COMENTARIOS

  1. El ayuntamiento de la ciudad en la que vivo, hace años que ha elegido:
    Lo suyo, tanto PP como PSOE, es cortar árboles y poner santos o vírgenes o beatos en su lugar.
    No son tontos, saben los gustos del rebaño.

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