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‘Invisible Blanket’ o cómo destapar lo que estaba oculto

Hablamos con Pasha Reshikov, director de 'Invisible Blanket', cortometraje que ha formado parte de Ecozine y que puedes ver gracias a un acuerdo con el festival.
Fotograma del corto Invisible Blanket Foto: invisibleblanket

Podría parecer que las alertas que la comunidad científica lanza contra el cambio climático son recientes. Como si nos hubiésemos acabado de dar cuenta de que nuestro planeta se está calentando. Pero no es así. Desde hace décadas, quienes más saben de esto, nos avisan desde hace décadas de la que se nos viene encima. Sin embargo, nuestra atención suele ser distraída y sus señales quedan opacadas.

El director Pasha Reshikov encontró una de esas alertas publicadas en los años 50. Dos pequeños párrafos bajo un titular: “Invisible Blanket”. Así se llama el corto que creó a partir de ahí y que ha formado parte del Festival Internacional de Cine y Medio Ambiente Ciudad de Zaragoza. Gracias al acuerdo con Climática, suscriptores y amigas de la revista pueden visualizar este y otro trabajo presentados al festival. Para disfrutar de él, solo tienes que entrar en este enlace e introducir la clave ecozine_climatica.

¿Por qué decidió tratar el tema del calentamiento global en Invisible Blanket? ¿Cree que es un tema atractivo para el público?

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Como cineasta me gusta explorar elementos que no son obvios y el cambio climático es uno de esos elementos que no ves todos los días pero que está sucediendo; por eso fue su invisibilidad lo que me atrajo. Cuando comencé a investigar sobre el aspecto científico del tema, me sorprendió mucho lo recientes que eran las investigaciones y los estudios, por lo que traté de encontrar las referencias más antiguas de cuando los científicos comenzaron a conectar los puntos sobre el tema.

La década de los 50 parecía ser una de las primeras en que los científicos expresaron sus preocupaciones al público en revistas sobre ciencia y populares. Entonces fui a los archivos de la biblioteca y encontré todos los artículos publicados sobre este tema en esos años, aunque no había muchos.

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Mientras miraba esas revistas y periódicos, me sorprendieron dos cosas. Una fue la precisión con la que los científicos establecieron y predijeron la trayectoria del problema con las herramientas y la comprensión que tenían (antes de tener ordenadores, antes de Internet, etc.). La segunda cosa que me sorprendió fue lo fuerte que era el marketing para el transporte basado en el petróleo y la economía petrolera en esas mismas revistas, cientos de anuncios y fotografías de cómo vivir el estilo de vida de la “economía de petróleo”.

Y entre todo ese ruido había un pequeño artículo llamado Invisible Blanket sin imágenes, solo un par de párrafos de algunas de las predicciones más profundas de la ciencia climática del físico Gilbert Plass. Desde ese momento supe que tenía que contar una historia de Invisible Blanket.

Poco a poco, el cambio climático se está convirtiendo en un tema recurrente en el cine. ¿Cree que se abusa del catastrofismo en este tipo de películas?

Eso probablemente se deba al hecho de que el cambio climático se está convirtiendo en un tema recurrente en nuestras vidas (a medida que los patrones climáticos y sus efectos se vuelven más drásticos y obvios) y, por lo tanto, que el cine lo utilice como la próxima catástrofe tiene sentido.

No sé si se abusa en ese tipo de películas porque, para ser honestos, no veo mucho cine de temática catastrofista.

¿Cree que ahora, cuando más se escuchan las voces de los científicos, los agentes involucrados (gobiernos, empresarios…) les prestan atención?

Las voces de los científicos se escuchan más, la gente ve más efectos en el clima local, el cultivo de alimentos, los desastres… pero lo interesante es ver a qué presta atención el público en general una vez que los gobiernos y las corporaciones tienen sus propios objetivos.

Al igual que con la industria tabacalera, el mensaje al público se diluyó a través de la manipulación de la ciencia, es decir, a través de muchas organizaciones no científicas –como agencias de publicidad fronterizas– que crearon artículos que afirman lo contrario de lo que dice la ciencia o que distraen al público del núcleo del problema. Durante mi investigación para la película, noté en las revistas y periódicos de la década de 1950 lo contundente que era el marketing de contraciencia: páginas llenas de anuncios de médicos que recomendaban cigarrillos, todos creados por las agencias de marketing. Así que diferenciar entre qué es ciencia hecha por científicos y qué es ciencia elaborada por agencias de marketing para las corporaciones (en nuestra era, el petróleo) se vuelve crucial.

¿Podría recomendar alguna otra película sobre el calentamiento global o el cambio climático?

Hay muchas. Las más recientes e interesantes se descubrirán en festivales de cine.

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