La subida de precios y la volatilidad del mercado energético ha aumentado la demanda del autoconsumo. Ecooo, Goiener o Som Energia no dan abasto para gestionar todas las peticiones de personas deseosas de desconectarse del oligopolio eléctrico e intentar ahorrar en la factura.
«El autoconsumo ha venido para quedarse». Con esta afirmación resume Mario Sánchez Herrero, director de Ecooo, lo que están viviendo estos días en la sede de esta empresa sin ánimo de lucro. Sus integrantes llevan años impulsando la democratización de la energía a través de participaciones particulares en plantas solares colectivas, en su mayor parte de personas comprometidas con el medioambiente y sensibilizadas con esta alternativa como una manera de «salirse del oligopolio eléctrico» en plena era del «impuesto al sol».
Cuando muy poca gente hacía instalaciones de autoconsumo fotovoltaico, y con una normativa muy restrictiva, Ecooo lanzó en 2017 su «oleada solar», respondiendo a la demanda de una comunidad «con una actitud social, no financiera: no nos buscaban para hacer dinero», recalca Sánchez-Herrero. Desde entonces, han hecho más de 500 instalaciones en viviendas individuales. Y aunque ha costado más, han empezado a hacer instalaciones colectivas –en edificios de propiedad horizontal–, así como en organizaciones no gubernamentales y ayuntamientos. Como parte de la red de economía social y solidaria, también participan activamente en las comunidades energéticas locales.
España y Portugal han tenido que abandonar su idea inicial de limitar el coste del gas a 30 euros por megavatio/hora (MWh). Finalmente será una media de 50 euros durante 12 meses, lo que abaratará considerablemente la factura de las personas sujetas al mercado regulado.
«Es perfectamente viable», escribe Azahara Palomeque, «erigir un ecologismo basado en la justicia social y el bienestar de la ciudadanía, donde el decrecimiento se produzca de forma regulada».
Descarbonizar la economía mundial pasa por estas dos fuentes de energía renovable. Sus costes, además, se han reducido hasta un 85% respecto a 2010.
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Contra el despilfarro (Miguel González Hierro. ADSP Salamanca).
En una sociedad donde el consumo está sacralizado, es difícil que existan áreas que se aíslen de esta conducta. El asunto no es solo que se consuman bienes, es que nuestra estructura económica está basada en el consumo rápido y agonístico de todo tipo de recursos. Consumimos lo necesario, pero también lo innecesario y aun lo superfluo.
La paradoja es que si decae el consumo cede el crecimiento y, por tanto, la sociedad se empobrece, según el modelo económico vigente.
Así pues, no solo se consume, sino que se despilfarra como medio de generar más producción. Este despilfarro, matizado actualmente por el término “sostenibilidad”, sigue siendo el motor del desarrollo occidental. El establishment se ha apropiado de esa idea de “sostenibilidad”, que pasa a ser un reclamo comercial más.
Este derroche en el campo sanitario, que difícilmente puede sustraerse al ámbito social que le da origen, se viene a definir como «consumos inadecuados». Consumos inadecuados por los profesionales del sistema y sobreutilización injustificada por parte de la población.
Eficiencia e incremento de financiación deben ir a la par.
Los análisis de gestión ponen de manifiesto porcentajes de uso inadecuado de los recursos en un 20 o 25%, por causas ciertamente muy diversas. Este despilfarro, que se produce en todos los sistemas de salud de países desarrollados, es abordado desde un plano más científico por economistas de la salud como V. Navarro, enunciando el concepto de coste-beneficio. Pero el fondo es el mismo, evitar gasto innecesario o improductivo en salud y que resta oportunidades a otros pacientes.
Ese es el reto, ajustar el consumo de recursos sanitarios a lo necesario, ni más ni menos. Y ello en una sociedad que los dilapida. Seguramente estas líneas traigan a la memoria de algunos lectores el lúcido opúsculo de la CAZ (Comuna Antinacionalista Zamorana) Comunicado urgente contra el despilfarro. https://fadsp.es/contra-el-despilfarro/
LOS TONTOS DE IBERDROLA, Martín Cúneo, El Salto.
“Solamente los tontos que siguen en la tarifa regulada fijada por el Gobierno pagan ese precio”, dijo el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. “Una persona acostumbrada a estar en el foco mediático no llama ‘tontos’ a millones de personas por error. Hay un objetivo detrás, y evidentemente no es altruista ni para ganar menos dinero”, decía al respecto Pedro Fresco, responsable de Transición Ecológica de la Generalitat catalana.
Un alto ejecutivo como Sánchez Galán, con un sueldo de 13,2 millones en 2021 y que conoce tan bien el sector eléctrico, tampoco debe ignorar que solo las personas que están en la tarifa semirregulada tienen acceso al bono social del Gobierno, una ayuda para pagar la factura de la luz que, tras la última reforma, debería llegar a casi dos millones de personas vulnerables.
Las declaraciones del presidente de Iberdrola pasan por alto que la oferta de esta compañía en el mercado libre este 5 de mayo era de 294,14 euros el MWh para los próximos 12 meses, mientras que el precio regulado era de 197,63 euros, un 50% por debajo, según recordaba Jorge Fabra Utray, presidente de Economistas Frente a la Crisis. La frase de Sánchez Galán también pasa por alto, señalaba Rubén Sánchez, portavoz de Facua, que Iberdrola ha encarecido el precio del kilovatio hora en su tarifa de mercado libre un 68,5% en los últimos seis meses. Mucho menos estaba dispuesto a mencionar Sánchez Galán las recientes amenazas de diversas eléctricas de cargar al cliente ‘libre’ el recorte de beneficios que se derive del inminente tope al precio del gas en el mercado regulado.
En la jerga de las grandes eléctricas, los “clientes previsores”, como las cigarras del cuento, se enfrentan a las tontas hormigas, entre ellas, las familias más vulnerables y que más están sufriendo la actual crisis social. Si los pobres son tontos, “Sánchez Galán es un listo”, resumía el portavoz de Facua.
Creo que en el tema del autoconsumo con paneles fotovoltaicos, queda mucho por legislar, y será posible cuando deje de haber la complacencia politica existente.
Por ejemplo, no me parece justo que sean los ayuntamientos los que bonifiquen una instalación de placas, con las cuotas del IBI, cuando son las propias electricas las que se benefician con el vertido de los excedentes a la red, pagandolos a 0.05 €, para luego este mismo vertido venderlo a mis vecinos a 0.30 €, generando un beneficio del 500%.
Otra situación que no veo justa, es cuando yo consumo 100 Kw, y además vierto a la red 60 Kw, luego la compañia me factura los 100 Kw, según Tarifa y horario (entre 0.25 y 0.30 €), y los Kw que yo he generado y vertido a la red, me los paga 0.05 €, cuando lo lógico sería que me facturen sólo por los 40 Kw de diferencia.
En fin, espero que con el tiempo se legisle y se equilibre la balanza.
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Contra el despilfarro (Miguel González Hierro. ADSP Salamanca).
En una sociedad donde el consumo está sacralizado, es difícil que existan áreas que se aíslen de esta conducta. El asunto no es solo que se consuman bienes, es que nuestra estructura económica está basada en el consumo rápido y agonístico de todo tipo de recursos. Consumimos lo necesario, pero también lo innecesario y aun lo superfluo.
La paradoja es que si decae el consumo cede el crecimiento y, por tanto, la sociedad se empobrece, según el modelo económico vigente.
Así pues, no solo se consume, sino que se despilfarra como medio de generar más producción. Este despilfarro, matizado actualmente por el término “sostenibilidad”, sigue siendo el motor del desarrollo occidental. El establishment se ha apropiado de esa idea de “sostenibilidad”, que pasa a ser un reclamo comercial más.
Este derroche en el campo sanitario, que difícilmente puede sustraerse al ámbito social que le da origen, se viene a definir como «consumos inadecuados». Consumos inadecuados por los profesionales del sistema y sobreutilización injustificada por parte de la población.
Eficiencia e incremento de financiación deben ir a la par.
Los análisis de gestión ponen de manifiesto porcentajes de uso inadecuado de los recursos en un 20 o 25%, por causas ciertamente muy diversas. Este despilfarro, que se produce en todos los sistemas de salud de países desarrollados, es abordado desde un plano más científico por economistas de la salud como V. Navarro, enunciando el concepto de coste-beneficio. Pero el fondo es el mismo, evitar gasto innecesario o improductivo en salud y que resta oportunidades a otros pacientes.
Ese es el reto, ajustar el consumo de recursos sanitarios a lo necesario, ni más ni menos. Y ello en una sociedad que los dilapida. Seguramente estas líneas traigan a la memoria de algunos lectores el lúcido opúsculo de la CAZ (Comuna Antinacionalista Zamorana) Comunicado urgente contra el despilfarro.
https://fadsp.es/contra-el-despilfarro/
LOS TONTOS DE IBERDROLA, Martín Cúneo, El Salto.
“Solamente los tontos que siguen en la tarifa regulada fijada por el Gobierno pagan ese precio”, dijo el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. “Una persona acostumbrada a estar en el foco mediático no llama ‘tontos’ a millones de personas por error. Hay un objetivo detrás, y evidentemente no es altruista ni para ganar menos dinero”, decía al respecto Pedro Fresco, responsable de Transición Ecológica de la Generalitat catalana.
Un alto ejecutivo como Sánchez Galán, con un sueldo de 13,2 millones en 2021 y que conoce tan bien el sector eléctrico, tampoco debe ignorar que solo las personas que están en la tarifa semirregulada tienen acceso al bono social del Gobierno, una ayuda para pagar la factura de la luz que, tras la última reforma, debería llegar a casi dos millones de personas vulnerables.
Las declaraciones del presidente de Iberdrola pasan por alto que la oferta de esta compañía en el mercado libre este 5 de mayo era de 294,14 euros el MWh para los próximos 12 meses, mientras que el precio regulado era de 197,63 euros, un 50% por debajo, según recordaba Jorge Fabra Utray, presidente de Economistas Frente a la Crisis. La frase de Sánchez Galán también pasa por alto, señalaba Rubén Sánchez, portavoz de Facua, que Iberdrola ha encarecido el precio del kilovatio hora en su tarifa de mercado libre un 68,5% en los últimos seis meses. Mucho menos estaba dispuesto a mencionar Sánchez Galán las recientes amenazas de diversas eléctricas de cargar al cliente ‘libre’ el recorte de beneficios que se derive del inminente tope al precio del gas en el mercado regulado.
En la jerga de las grandes eléctricas, los “clientes previsores”, como las cigarras del cuento, se enfrentan a las tontas hormigas, entre ellas, las familias más vulnerables y que más están sufriendo la actual crisis social. Si los pobres son tontos, “Sánchez Galán es un listo”, resumía el portavoz de Facua.
Creo que en el tema del autoconsumo con paneles fotovoltaicos, queda mucho por legislar, y será posible cuando deje de haber la complacencia politica existente.
Por ejemplo, no me parece justo que sean los ayuntamientos los que bonifiquen una instalación de placas, con las cuotas del IBI, cuando son las propias electricas las que se benefician con el vertido de los excedentes a la red, pagandolos a 0.05 €, para luego este mismo vertido venderlo a mis vecinos a 0.30 €, generando un beneficio del 500%.
Otra situación que no veo justa, es cuando yo consumo 100 Kw, y además vierto a la red 60 Kw, luego la compañia me factura los 100 Kw, según Tarifa y horario (entre 0.25 y 0.30 €), y los Kw que yo he generado y vertido a la red, me los paga 0.05 €, cuando lo lógico sería que me facturen sólo por los 40 Kw de diferencia.
En fin, espero que con el tiempo se legisle y se equilibre la balanza.