Concentración frente a la sede de Repsol en Madrid por el vertido de petróleo en Perú: “Antes venían en carabelas, ahora con multinacionales”

Reclaman que la refinería española se haga cargo de las compensaciones económicas pertinentes, que se revise la normativa para evaluar si la compañía puede seguir presente en Perú y el boicot ciudadano a la empresa.
Foto: G.M.

“Señores de Repsol, la muerte no se limpia”. Es una de las frases que se han escuchado ante la sede de la multinacional en Madrid durante la concentración convocada por Colectiva Kunturcanqui. En la protesta, un centenar de activistas ha reclamado “una sanción a la empresa y así forzar a que cumpla con su responsabilidad legal y económica con las familias afectadas” por el vertido en Perú. Denuncian la inexistencia de un plan de contingencia que pudiera haber evitado la catástrofe que asola las costas peruanas: el derrame de unos 6.000 barriles de crudo ya ha contaminado dos reservas naturales, más de 7.000 kilómetros cuadrados de mar y casi 2.000 de playas. El Gobierno de Perú pidió responsabilidades a la empresa desde el primer momento.

El Estado español, que apenas se ha pronunciado a través de un breve texto en la cuenta de Twitter de la embajada en Perú, avaló a la compañía para realizar la renovación de la refinería de La Pampilla, enclave en el que se ha producido el derrame. La embajada española en el país latinoamericano explicó que la prioridad ahora era “recuperar esa costa y sus ecosistemas y, en paralelo, desarrollar una investigación de todas las circunstancias ante tan triste accidente, así como aprender de ello para que no vuelva a ocurrir”. 

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Marlene Gildemeister, peruana afincada en Madrid desde hace casi dos décadas e integrante de Kunturcanqui, duda de esas palabras: “Repsol ya ha admitido que no tiene medios suficientes para limpiar todo el vertido. Es increíble que una compañía así, puntera a nivel mundial y con miles de millones en sus cuentas, no tenga como prioridad aminorar los desastres medioambientales que provoca”.

La activista denuncia que la compañía española posee un expediente repleto de antecedentes de estas características que tampoco han sido perseguidos por las autoridades correspondientes. Además, al “silencio cómplice” del Gobierno español se suman las supuestas mentiras de la compañía, sostiene Gildemeister, como el número de barriles derramados. “Además, Repsol tiene mucha influencia en la prensa, tanto en la de España como en la de Perú, y esto no está teniendo la cobertura que se merece”, reflexiona. Por el momento, la Fiscalía peruana ha pedido a la justicia que prohíba a cuatro directivos de la petrolera poder salir del país durante año y medio.

La gente enferma por recoger el petróleo

Jackeline Sosa también participa en el colectivo que ha convocado la concentración en las oficinas de Repsol. Preguntada por cómo se está viviendo la situación, responde que “son los propios habitantes los que están yendo a limpiar el derrame sin las medidas de seguridad necesarias”. Sostiene que hay gente intoxicada y que sufre mareos, náuseas y vómitos por estar en contacto con el petróleo. “Son gente pescadora que vive de eso, miles de pescadores artesanales que ahora se han quedado sin su forma de vida. Limpian para sobrevivir”, aduce la también activista antirracista.

Al vertido ocurrido el día 15 de enero se sumó otro días después, por el que tampoco han dado explicaciones desde la empresa. “El monstruo que nos roba y violenta reside aquí y ni siquiera tiene la vergüenza de pronunciarse o pedir perdón”, esgrime Sosa señalando al gran edificio de la petrolera en Madrid. Asimismo, durante la concentración, el colectivo también se refirió al desembarco de la compañía en Perú: “Repsol se hizo con esa refinería porque el dictador Fujimori se la vendió”. Décadas más tarde, lo que ha hecho la empresa por intentar paliar las consecuencias del derrame “ha sido enviar personas con palas y bolsas“, aclara la misma Sosa.

La comunidad internacional peruana ya ha empezado a movilizarse. Más allá de la sede madrileña de la multinacional, en Barcelona también se ha llevado a cabo una protesta, al igual que sucederá los siguientes días en Roma y París. En este sentido, Colectiva Kunturcanqui incide en que lo ocurrido en las costas de Perú afecta a todo el planeta: “Por mucho dinero que den, jamás podrán revivir a la flora y fauna marina que han matado con su petróleo”, ha dicho un asistente en la protesta.

Sistema capitalista y colonial

“Hay mucha frustración porque, además, nosotras no estamos en el territorio, con nuestra gente, ayudándola. Tenemos mucha rabia porque este trato tiene una significancia que va mucho más allá del vertido, y es que tiene que ver con todo el sistema capitalista y colonial que aún impera, que atraviesan nuestros cuerpos y territorios, también a las personas migrantes que estamos en la casa del amo, que es España”, enuncia Gildemeister. Este relato encuentra su razón de ser en un argumentario compartido por la inmensa mayoría de los presentes en la protesta: “Ya no vienen en carabelas sino con multinacionales llamadas Repsol, OHL o Ferrovial”, en los propios términos de la activista.

Sosa, por su parte, afirma que este tipo de hechos no les sorprende porque son herencia directa de la colonización: “La empresa no reacciona porque le da igual. Piensa que nuestros países son el basurero del mundo. Tienen esa mentalidad colonialista basada en que las vidas de allí no valen tanto como las de Europa porque siguen creyendo que ese territorio no es de nadie, y no es así, es nuestro porque lo habitamos”, expresa. Por otra parte, los concentrados han criticado una de las “soluciones” que ha aportado la compañía basada en repartir cestas de víveres a la ciudadanía de la zona afectada que así lo requieran: “Se quieren burlar de nosotros”, han dicho desde el megáfono.

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De las sanciones económicas al boicot

El número de personas afectadas por el derrame, según han calculado desde el colectivo peruano de Madrid, aumenta a 3.000: “Pescadores artesanales y asociaciones de comerciantes de la zona se han quedado sin trabajo y sin sustento por responsabilidad de esta empresa, que a la fecha sigue sin pedir disculpas ni asumir su responsabilidad en esta tragedia medioambiental”, han dicho durante la lectura del comunicado. 

El texto, leído antes del término de la movilización, ha recogido las principales demandas del pueblo peruano ante este desastre ecológico: sanciones económicas a Repsol para reparar el daño causado a las familias afectadas y al Estado; renegociación de la normativa para que se evalúe si la empresa puede seguir desarrollando su actividad en Perú; y boicot ciudadano a la petrolera, tanto en Perú como en España, “como respuesta al ecocidio que han causado”, han concluido desde Colectiva Kunturcanqui.

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