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El hidrógeno verde o cómo no caer en los errores de siempre

Un grupo de cinco expertos se han unido para formar una coalición independiente con el objetivo de ofrecer una visión científica y realista sobre el papel del hidrógeno en la transición energética.
Foto: Fabian Sommer/dpa

El hidrógeno verde está llamado a ser una parte clave de la transición energética. Así al menos lo quieren gobiernos y empresas de todo el mundo, que luchan desde hace meses por liderar un negocio que se antoja también muy lucrativo. Ante este entusiasmo, un grupo de especialistas ha creado una coalición independiente para analizar el verdadero papel que debe jugar el hidrógeno renovable en el actual contexto de crisis climática.

Fundada por un grupo de cinco científicos, ingenieros y académicos independientes (todos hombres), esta alianza busca defender “lo que indica la evidencia científica, poniendo los hechos en el centro de cualquier justificación para el uso de hidrógeno en la transición energética”. Para ello, han decidido centrarse en las políticas al respecto de Reino Unido y la Unión Europea.

La denominada Coalición Científica del Hidrógeno parte de una realidad innegable: evitar un calentamiento mayor que el actual y, con ello, un cambio climático más severo, depende de abandonar los combustibles fósiles. Hacerlo no es un reto menor —como recuerda el grupo de especialistas— “pero si se hace bien, la descarbonización puede crear puestos de trabajo, preparar el futuro de los sectores industriales de la economía, mejorar la calidad del aire y reducir las facturas de los ciudadanos”. 

Es en este punto, en la urgencia de abandonar el sistema caduco y perjudicial que representan el petróleo, el gas y el carbón, donde surgen y se debaten las alternativas. Sin embargo, muchas de ellas son irreales, innecesarias e, incluso, contraproducentes

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La alternativa del hidrógeno –en general, sin colores– es en sí misma “un enorme problema de descarbonización que apenas hemos empezado a abordar, dado que casi todo el hidrógeno se fabrica actualmente a partir de combustibles fósiles, sin captura de carbono”, insiste la coalición. Y recuerdan que aún existe cierta confusión sobre qué tipo de hidrógeno debe priorizarse y a qué sectores estaría destinado. “Muchos gobiernos están considerando la posibilidad de generalizar el uso del hidrógeno en sectores en los que ya existen soluciones más baratas y eficientes”, se quejan los expertos.

Centrándose en el hidrógeno renovable o verde, el grupo reconoce que es “esencial” para la transición energética, pero rebaja el entusiasmo: requiere mucha energía y aún no existe a una escala homologable, por lo que “no podemos esperar que tenga un impacto en las emisiones o en los puestos de trabajo en la próxima década”. Es decir: se trata de una herramienta a largo plazo, mientras que la acción climática demanda medidas urgentes.

Cuatro recomendaciones a tener en cuenta

Frente a todo este ruido y confusión –muchas veces intencionada–, la coalición de especialistas ofrece cuatro recomendaciones para los gobiernos. La primera es básica y tal vez la más importante: el hidrógeno de emisiones cero es una oportunidad para que los gobiernos aceleren la transición energética. Sin embargo, el único hidrógeno con cero emisiones es el que se produce a partir de energías renovables adicionales como la eólica y la solar. Por tanto, el hidrógeno gris, negro, rosa… deben quedar fuera de cualquier plan. 

También el hidrógeno azul, que se produce quemando gas natural e intentando capturar las emisiones de carbono. Los expertos señalan que la captura y almacenamiento de carbono (una tecnología aún en pañales) “es siempre parcial, las emisiones fugitivas de metano durante la producción y el transporte son significativas y el riesgo de quedar atrapado en los costosos combustibles fósiles es muy real”.

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La segunda de las recomendaciones dirigidas a los líderes de todos los países consiste en centrarse en desplegar el hidrógeno verde en los sectores difíciles de descarbonizar y que no cuentan con soluciones de electrificación, empezando por donde se utiliza hoy el hidrógeno gris (actualmente, el 99% del hidrógeno consumido en España es de este tipo, según datos del MITECO).

El hidrógeno se produce a partir del gas fósil (conocido como gas natural), pero a diferencia del hidrógeno azul, las emisiones de CO2 no se capturan. Actualmente, dependemos del hidrógeno como producto químico importante para fabricar cosas como los fertilizantes nitrogenados. “El hidrógeno de origen fósil que se utiliza hoy en día produce aproximadamente las mismas emisiones de gases de efecto invernadero que la industria de la aviación mundial. Los responsables políticos deben dar prioridad a la ecologización del hidrógeno antes de empezar a buscar otros usos”, señala Paul Martin, ingeniero químico experto en desarrollo de procesos y uno de los fundadores de la coalición.

La tercera de las recomendaciones se conecta con la anterior, y trata de insistir en la idea de que el uso del hidrógeno verde no debe retrasar el despliegue de las alternativas de electrificación disponibles en la actualidad, como la calefacción y el transporte. Hacerlo, insisten, “sería un error muy caro que puede evitarse con otras alternativas más baratas”.

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Por último, la coalición pide no mezclar el hidrógeno verde con la red de gas existente. Sostiene que “no tiene sentido debido a su limitado impacto en el ahorro de emisiones”, y apuntan a que estudios realizados muestran que “inyectar un 20% de hidrógeno verde en los gasoductos de gas natural existentes sólo ahorrará alrededor de un 7% de las emisiones de carbono”.

España, Repsol y el tecnoptismo

En España, el Gobierno de coalición lleva tiempo queriendo liderar este negocio. En noviembre del año pasado presentaron su Hoja de Ruta del Hidrógeno con la intención de que este elemento de la tabla periódica capitanee la transición energética (que no ecológica). En este sentido, el Gobierno destinará, a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, 1.555 millones de euros de los 70.000 millones totales al hidrógeno verde. Este mismo mes, se han lanzado las dos primeras consultas públicas para delimitar qué proyectos serán los elegidos para recibir los 555 millones de euros presupuestados en ayudas a este sector. 

En cuanto a empresas, Repsol es de las que mejor posicionada está. A día de hoy, la petrolera –entidad que más emisiones de CO2 genera en España– es la primera productora y consumidora de hidrógeno en la Península Ibérica, y opera en Cartagena la mayor planta de hidrógeno de Europa. Además, recientemente se ha aliado con la empresa pública Talgo para poner en circulación el Vittal One, el primer tren propulsado por hidrógeno renovable

La Coalición Científica del Hidrógeno, tras todo lo expuesto, concluye que un plan de acción climática exitoso “ya no consiste sólo en la rápida construcción de turbinas eólicas y la eliminación de las plantas de carbón”. Se trata, cuentan, “de desplegar todas las soluciones que tenemos en los sectores adecuados, asegurando que aprovechamos toda la experiencia disponible para guiar estas decisiones. Una estrategia bien pensada sobre el hidrógeno es una parte fundamental de ese plan de acción climática”.

Ahora, el reto está en no caer en falsas soluciones tecnológicas que solo buscan mantener lo máximo posible el modelo de negocio de empresas y gobiernos. “Cualquier decisión de invertir dinero público en hidrógeno debe estar respaldada por hechos. Al confiar sólo en los intereses creados en el sector corremos el riesgo de socavar lo que nos dice la evidencia sobre el papel que debe desempeñar el hidrógeno”, sostiene Tom Baxter, exingeniero de BP y confudador de la alianza.

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COMENTARIOS

  1. “no caer en falsas soluciones tecnológicas que solo buscan mantener lo máximo posible el modelo de negocio de empresas y gobiernos. “
    ……………………………………………..
    Ecologistas en Acción y el Observatori del Deute en la Globalització hacen público el informe «Hidrógeno: ¿la nueva panacea?», (mitos y realidades de las expectativas del hidrógeno en España) donde concluyen que las propuestas planteadas por numerosas administraciones y empresas distan mucho de ser viables ambiental, económica y socialmente.

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