Las conversaciones climáticas se reanudan esta semana en Bonn, Alemania, con los equipos de negociación trabajando en limar las diferencias de los últimos puntos de conflicto de la normativa del Acuerdo de París. Los gobiernos también están bajo presión para establecer estrategias a largo plazo y fortalecer las políticas de reducción de emisiones antes de la Cumbre sobre la Acción Climática 2019 convocada por el secretario general de la organización, Antonio Guterres, para el próximo mes de septiembre.
La jefa del departamento climático de la ONU, Patricia Espinosa, afirmó que muchas cosas han cambiado desde la última Cumbre del Clima de Polonia, y que “ahora estamos literalmente en una emergencia climática”. En declaraciones a la prensa durante la sesión inaugural de las negociaciones el pasado lunes, Espinosa afirmó que ahora los Estados tenían que mostrar “trabajo y liderazgo técnico”.
Tras seis meses de manifestaciones por la acción contra el cambio climático, ahora hay más atención que nunca sobre el proceso. Estas son cinco áreas a tener en cuenta.
1. Comercio de emisiones
Uno de los grandes desafíos técnicos es definir el papel de los mecanismos de mercado para reducir las emisiones a nivel global. El artículo 6 del Acuerdo de París, que establece las reglas para el comercio internacional de créditos de carbono, fue la única sección de la normativa que no fue objeto de un acuerdo significativo en Katowice el pasado diciembre.
Patricia Espinosa ya anticipó que las negociaciones serían “difíciles”. Hay grandes diferencias sobre cómo estimular la inversión en proyectos valiosos sin socavar la integridad medioambiental del Acuerdo. Entre estas están las normas para evitar la doble contabilidad de las emisiones, así como los estándares de sostenibilidad para la compensación de carbono.
2. Finanzas
Como siempre, las finanzas serán un tema complicado. De los países desarrollados se espera que cumplan su compromiso de movilizar 100.000 millones de dólares antes de 2020 para ayudar a países en desarrollo a reducir sus emisiones y adaptarse a los impactos del clima. El debate acerca del reaprovisionamiento del Fondo Verde del Clima (GCF en sus siglas en inglés), así como el futuro gobierno del mismo formarán parte de la discusión. Alemania y Noruega ya se han comprometido a doblar sus contribuciones, pero otros países donantes aún están esperando reformas.
Espinosa pidió un enfoque de las finanzas climáticas que sea más coherente. Aunque ha habido algunos anuncios positivos, la líder afirmó que los mismos han sido “muy dispersos” y que había llegado el momento “de ponerlos en orden”.
3. “Ambición, ambición, ambición”
Los países deben actualizar sus contribuciones nacionales al Acuerdo de París antes de 2020. Guterres ha pedido a los mandatarios que acudan a la cumbre de septiembre con planes climáticos más ambiciosos. Las negociaciones de Bonn son una oportunidad para que los distintos Estados establezcan coaliciones para la acción.
Yamide Danet, adjunta del Instituto Mundial de los Recursos (WRI), afirmó que las cumbres ministeriales que tienen lugar tanto dentro como fuera del marco del proceso de la ONU no deben considerarse como eventos aislados. Reuniones de alto nivel como el G20 “deben estar alineadas” con la necesidad de planes climáticos ambiciosos para 2020, afirmó Dagnet, añadiendo que los países pueden mejorar sus objetivos climáticos si se fijan en sectores de la economía que hayan podido quedar fuera de sus planes iniciales.
4. Pérdidas y daños
Es un momento crucial para las negociaciones sobre pérdidas y daños, que se ocupan de los impactos del cambio climático a las que no nos podemos adaptar. Se prevé que el plan de trabajo para los próximos cinco años se finalice el próximo mes de diciembre en Chile (durante la COP25).
Organizaciones activistas exigen que se envíe dinero a comunidades pobres en las que el cambio climático amenaza vidas, economías familiares y hogares, algo ante lo que los países ricos han venido dando largas hasta ahora. Un estudio técnico del secretariado climático de la ONU evalúa las actuales fuentes de apoyo financiero. Las negociaciones se celebran en un escenario de desastres climáticos y meteorología extrema, como el ciclón Idai en Mozambique y las olas de calor de la India, que están afectando a las personas más vulnerables del mundo.
5. Organización de la COP26
La presidencia de las negociaciones de la cumbre del clima del año que viene debe quedar decidida antes del final de la Conferencia de Bonn, la semana que viene. El Reino Unido e Italia son los favoritos para organizar la conferencia de 2020, un momento crucial para la diplomacia del clima.
Los oficiales británicos han expresado una confianza cada vez mayor en hacerse con el evento, con la posibilidad de trabajar con Italia para celebrar encuentros preparatorios en el país mediterráneo. Los italianos no han realizado declaraciones.
Aunque el Reino Unido vive un momento de gran incertidumbre política ante el Brexit y la lucha de varios líderes conservadores para sustituir a Theresa May como Primera ministra, la coalición populista italiana incluye a negacionistas climáticos y no ha realizado apenas declaraciones sobre el tema desde la formación del gobierno el año pasado.
Este artículo se publicó originalmente en Climate Home News.
Traducción de Santiago Sáez.
