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Las repercusiones sanitarias del cambio climático empeoran y definen “el panorama más preocupante hasta la fecha”

En 2018 se contabilizaron en España 3.160 muertes asociadas al calor, según el último informe de The Lancet Countdown sobre Salud y Cambio Climático.
Un obrero de la construcción bebe agua para refrescarse durante una ola de calor en Ronda. Foto: REUTERS/Jon Nazca

El cambio climático amenaza cada vez más la salud global, pero todavía pueden tomarse acciones –urgentes, eso sí– para frenar el impacto sobre la vida de la población y los sistemas sanitarios. Ningún país es inmune a estos riesgos. Lo dice el informe de 2020 de The Lancet Countdown sobre Salud y Cambio Climático, publicado este jueves en The Lancet.

Según este estudio, que firman 120 académicos y profesionales de la medicina, las muertes relacionadas con el calor en personas mayores de 65 años han aumentado un 54% en las dos últimas décadas respecto al mismo periodo anterior. En 2018, alrededor de 296.000 personas perdieron la vida por estos “crecientes niveles de mortalidad relacionada con el calor”, tal y como asegura el informe.

El calor y la sequía, además, están provocando un fuerte aumento de la exposición a los incendios forestales, que pueden producir quemaduras y daños cardíacos y pulmonares provocados por el humo y el desplazamiento forzado de las comunidades.

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A pesar de que puede cambiar la forma en que se manifiestan estas consecuencias según la región, el informe es claro a la hora de evidenciar que se trata de un problema que afecta a todos los territorios. Tanto en islas pequeñas como en grandes ciudades, pueden surgir repercusiones para la salud asociadas al clima en el futuro que tengan que ver con las dificultades para anticipar los impactos del calor extremo y encontrar formas exitosas de adaptación.

En España: un clima favorable para la transmisión del dengue del mosquito Aedes

Sobre el contexto español, el informe apunta, al igual que a nivel global, a un aumento de la mortalidad asociada a las altas temperaturas, sobre todo en personas mayores. En 2019, hubo 16,6 millones de días por persona adicionales de exposición a las olas de calor que afectaron a su población mayor de 65 años, en comparación con la base del periodo entre 1986 y 2005. Tres de los cinco años de mayor exposición a las olas de calor en España desde 1980 han ocurrido desde 2015. Así, en 2018 se contabilizaron 3.160 muertes asociadas al calor. El promedio anual de muertes, tal y como estima el estudio de The Lancet Countdown, es 1.140 veces más alto en los último cinco años respecto al periodo 2000-2004 –cuyo promedio fue de 2.190 muertes–.

No es el único aumento que el informe detalla para España: también las condiciones climáticas se han vuelto, entre los años 2014 y 2018, un 46% más idóneas –respecto a los niveles de 1950 y 1954– para otras cuestiones de salud pública como la transmisión de enfermedades. En concreto, del dengue del mosquito Aedes. En los dos últimos años, se han detectado seis casos de transmisión autóctona de dengue en la Región de Murcia, en Cataluña y en Madrid.

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Los daños en los cultivos también son significativos en el contexto climático español: en 2019 hubo una reducción de la duración del crecimiento de los cultivos en comparación con el nivel de referencia de 1981-2010. El maíz, la soja y el trigo de invierno se han visto especialmente afectados en este sentido. Una duración del crecimiento de los cultivos más corta significa que estos maduran demasiado rápido, lo que da lugar a rendimientos inferiores a la media.

Los sistemas de salud pública están en peligro

“Las amenazas a la salud humana se están multiplicando e intensificando por el cambio climático y, a no ser que cambiemos de rumbo, nuestros sistemas sanitarios corren el riesgo de verse debilitados en el futuro“, explica Ian Hamilton, director ejecutivo de The Lancet Countdown. Según este experto, “el mundo no puede permitirse el lujo de enfrentarse a las crisis de una en una”, en referencia a cómo se ha solapado la pandemia con otros eventos desvastadores, como los incendios forestales en Estados Unidos o los huracanes y tormentas tropicales en el Caribe y el Pacífico, que en las últimas semanas se han cebado con la población y el entorno de varios países centroamericanos.

De esta forma, lo que propone este estudio es aprovechar la recuperación de la pandemia para abordar de igual forma las consecuencias que provoca el calentamiento global en las cuestiones de salud pública. “Una respuesta unificada y conjunta a las crisis convergentes ofrece la oportunidad de mejorar la salud pública, crear una economía sostenible y proteger el medio ambiente”, tal y como sugieren desde The Lancet Countdown.

Cada nueva evidencia científica lleva implícita una llamada a la acción. Siempre urgente, pues los riesgos que ponen sobre la mesa estudios de este tipo todavía pueden minimizarse, aunque solo si se actúa cuanto antes. Quienes firman este nuevo estudio –del que también forma parte la Organización Mundial de la Salud (OMS)– apuntan a unos compromisos más fuertes que limiten el aumento de la temperatura global por encima de los 2 ºC, lo que, en línea con la recuperación de la pandemia, podría hacer al planeta “alcanzar beneficios en los ámbitos de la salud y la economía a corto y largo plazo”.

“En el quinto aniversario del Acuerdo de París debemos hacer frente al peor panorama para la salud pública jamás visto en nuestra generación. No alcanzar nuestros compromisos climáticos podría significar que algunos de los objetivos clave de desarrollo sostenible se sitúen fuera de nuestro alcance, así como nuestra capacidad para limitar dicho calentamiento”, señala el director del Centro Regional de The Lancet Countdown para Asia, el Doctor Wenjia Cai.

En la misma línea, la directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud, María Neira, apunta a que “existe una verdadera oportunidad de alinear las respuestas a la pandemia y el cambio climático y declarar una triple victoria: una mejor salud pública, una economía sostenible y la protección del medio ambiente”. “Pero el tiempo apremia. Si no nos enfrentamos a estas crisis convergentes a la vez, se bloqueará una gran cantidad de combustibles fósiles, situando el objetivo mundial de 1,5º C lejos de nuestro alcance y condenando al planeta a un futuro lleno de riesgos para la salud provocados por el clima”, concluye.

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