La Amazonia se acerca a su punto de inflexión: pasaría de selva a sabana

Más del 75% de la selva tropical ha ido perdiendo en los últimos 20 años su capacidad de recuperarse de sucesos como las sequías o los incendios, revela un nuevo estudio publicado en 'Nature Climate Change'.
Gran parte de la selva tropical ha perdido su capacidad de recuperarse de perturbaciones como las sequías o los incendios. FOTO: REUTERS/Bruno Kelly/File Photo Foto: REUTERS/Bruno Kelly/File Photo

El gran reto durante las próximas tres décadas es eliminar casi por completo las emisiones de gases de efecto invernadero que impulsan el cambio climático. Para ello, lo principal es acabar con los combustibles fósiles y optar por energías limpias. Pero no es suficiente: también hay que hacer desaparecer las emisiones que ya se generan. Mientras gobiernos, industrias y lobbies fantasean con construir una máquina (utópica) que haga ese trabajo, en la naturaleza ya existen muchos ecosistemas que lo hacen gratuitamente. Pero las actividades humanas están acabando con esa capacidad de absorción. Y lo que es peor: pueden volverse en nuestra contra, liberando gases y contribuyendo así al calentamiento global.

Uno de esos ecosistemas es la Amazonia. Un estudio publicado esta misma semana en la revista Nature Climate Change concluye que, desde principios de la década de 2000, más de tres cuartas partes de la selva amazónica ha perdido su capacidad de resiliencia, es decir, la capacidad de recuperarse de perturbaciones como las sequías o los incendios.

Estas pérdidas de resiliencia son más pronunciadas en las zonas más secas y en las regiones situadas a menos de 200 kilómetros del uso humano de la tierra, como grandes explotaciones y asentamientos. “Esto es alarmante, ya que los modelos del IPCC proyectan un secado general de la región amazónica en respuesta al calentamiento global antropogénico”, señala uno de los autores del análisis, el profesor Niklas Boers, de la Universidad Técnica de Múnich y el Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam (Alemania).

En la actualidad, la Amazonia representa más de la mitad de los bosques tropicales del mundo y alberga una biodiversidad infinita y única. Además, desarrolla un importante papel como sumidero de carbono e influye en gran medida en las precipitaciones de toda Suramérica. Por tanto, que goce de buena salud tiene implicaciones globales.

Cuando llegue el punto de inflexión será demasiado tarde para actuar

Imaginemos a una persona afectada por un duro acontecimiento reciente. Aunque aparentemente esté bien, si sufriera otra situación desagradable no sería capaz de asimilar y procesarlo igual de bien que en condiciones normales. Pues lo mismo ocurre con la Amazonia. Lo explica el profesor Tim Lenton, director del Instituto de Sistemas Globales de Exeter: “La selva puede tener más o menos el mismo aspecto, pero puede estar perdiendo resiliencia, lo que hace que se recupere más lentamente de un acontecimiento importante como una sequía”. Según los análisis del equipo de investigadores, en muchas zonas la desestabilización parece estar ya en marcha.

“La deforestación y el cambio climático son probablemente los principales causantes”, señala Niklas Boers. Factores interrelacionados y que podrían combinarse como las sequías, los incendios y la degradación del suelo también son responsables del estado al que se dirige la Amazonia.

Los autores consideran estos hallazgos una clara señal de alarma, y una muestra más de que la selva amazónica se acerca a un punto de inflexión, situación irreversible en escalas de tiempo humanas. De pasar ese umbral, gran parte de la selva tropical se convertiría en un hábitat similar a la sabana, se perdería mucha biodiversidad y el cambio climático pasaría a tener un aliado en vez de un enemigo. Es más, esto ya ocurre: otro estudio publicado hace medio año señalaba que la selva amazónica ahora emite más CO2 del que es capaz de absorber.

Sobre si terminará por llegar ese momento y cuándo, dada la complejidad de ese entorno, hay más dudas que certezas. Pero lo que sí tiene claro Boers, que realizó el estudio conjuntamente con investigadores de la Universidad de Exeter (Reino Unido), es que “cuando sea observable, probablemente será demasiado tarde para detenerla“. Y termina de explicar la gravedad de la situación: “Si se pierde demasiada capacidad de recuperación, el retroceso puede ser inevitable, pero no se hará evidente hasta que se produzca un acontecimiento importante que haga caer el sistema”.

Hay esperanza limitida

El estudio analizó en detalle los cambios mes a mes de la respuesta del bosque a las fluctuaciones de las condiciones meteorológicas. La resiliencia se redujo durante las grandes sequías de 2005 y 2010, como parte de un descenso continuo desde principios de la década de 2000 hasta los datos más recientes de 2016. “La resiliencia en realidad aumentó desde 1991 hasta aproximadamente el año 2000, pero la disminución constante desde entonces ha llevado la resiliencia muy por debajo de los niveles de 1991”, detallan los autores.

Este estudio forma parte de un proyecto financiado por el programa Horizonte 2020 de la Unión Europea. Un total de 18 instituciones asociadas trabajan juntas en más de 10 países con el objetivo de estudiar los puntos de inflexión en el sistema terrestre. Por ejemplo, la capa de hielo de Groenlandia y la circulación de vuelco meridional del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés), otros dos importantes puntos críticos que se acercan a se acercan a un estado de no retorno.

A pesar del duro mazazo que suponen estos hallazgos, la buena noticia es que aún hay tiempo para actuar antes de sobrepasar ese punto de inflexión, aunque cada vez menos. Tim Lenton es claro con los pasos que se deben seguir a partir de ahora: "Para salvaguardar la Amazonia, es necesario frenar la deforestación y la degradación, así como limitar las emisiones globales de gases de efecto invernadero”.

Pero no será una tarea fácil con la presencia del presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro. En el balance presentado a finales del 2021 por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), la deforestación en la selva amazónica brasileña aumentó un 22% respecto al año anterior, con 13.235 kilómetros cuadrados menos de cobertura vegetal entre el 1 de agosto de 2020 y el 31 de julio de 2021. 

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COMENTARIOS

  1. Reclaman al Gobierno español un compromiso inequívoco en el Consejo Europeo para combatir la deforestación importada.
    En el próximo Consejo de Medio Ambiente de la UE del 17 de marzo, España debe desempeñar un papel fundamental en la mejora de la propuesta de reglamento para luchar contra la deforestación importada.
    Las negociaciones del reglamento entran en una fase crítica en el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE mientras aumenta la presión de la industria.
    Las organizaciones firmantes denuncian que la UE es actualmente el segundo mayor responsable mundial de la deforestación tropical debido a sus importaciones de productos agrícolas y ganaderos, como el aceite de palma y la soja.
    El compromiso del Gobierno español en la lucha contra la deforestación importada aún no está suficientemente claro, pese a que España es el tercer país europeo con mayor responsabilidad en este grave problema», han manifestado Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace España, Mighty Earth, SEO/BirdLife, WWF y la Coordinadora de ONG de Desarrollo de España, las organizaciones que están coordinando el trabajo de la sociedad civil sobre esta normativa en España.
    El posicionamiento, que también se ha enviado a los miembros del Parlamento Europeo, expresa su valoración positiva de la propuesta de la Comisión Europea contra la deforestación importada. De tal forma, la califica como un avance fundamental en materia de gobernanza ambiental a nivel mundial y una gran oportunidad para poner fin a la huella negativa de la economía de la UE en las personas y en el planeta, así como para cumplir con sus compromisos relativos al clima, la biodiversidad y los derechos humanos.
    Un aspecto de la propuesta es que obliga a las empresas que vendan determinadas materias primas en el mercado de la UE a rastrear su origen y demostrar que estas no están vinculadas a la destrucción o degradación de los bosques o violaciones de derechos humanos. Sin embargo, el borrador tiene relevantes deficiencias que debilitan sustancial e innecesariamente su impacto real.
    Para las organizaciones firmantes, dichas deficiencias podrían ser resueltas si el Parlamento Europeo y los Estados miembros de la UE tuvieran la voluntad necesaria para mejorarla, eliminando ciertas ambigüedades y reforzando determinados elementos esenciales de la propuesta….
    https://www.ecologistasenaccion.org/191620/reclaman-al-gobierno-espanol-un-compromiso-inequivoco-en-el-consejo-europeo-para-combatir-la-deforestacion-importada/

  2. Desde las cremas untables hasta las galletas pasando por el pan de molde o los fideos instantáneos, los supermercados europeos están llenos de productos elaborados con aceite de palma.
    Casi la mitad de los productos de alimentación que compramos contienen aceite de palma: es el aceite vegetal más consumido del planeta.
    Es terrible, porque la producción de este ingrediente es uno de los mayores causantes de la deforestación. Destruye la mayoría de los bosques más espectaculares y el hábitat de animales en peligro de extinción, como los orangutanes, los elefantes y los tigres.
    Cada vez hay más movilizaciones contra la deforestación en Europa. Grupos de activistas y más de 170 organizaciones colaboradoras han tomado fotos con vistas aéreas del ritmo al que avanza esta actividad devastadora. Su mensaje es muy sencillo: Europa debería prohibir la venta de productos que destruyen bosques.
    Las personas responsables de los ministerios de Medio Ambiente de cada país podrían aprobar pronto una nueva ley que prohibiría la venta de productos vinculados a la deforestación. Esto sentaría un precedente.
    El problema es que los grupos de presión de marcas como Nestlé, Mars, Kellog’s o Pepsico, entre otras, están haciendo todo lo posible por socavar esta ley y conseguir que los políticos se pongan de su parte. Dicen luchar contra la deforestación y que una ley europea tan ambiciosa no es necesaria. Sin embargo, es una gran mentira: siguen usando aceite de palma, un ingrediente que destruye bosques. Y todo para seguir fabricando y vendiendo sus productos.
    Puede que el aceite de palma le salga muy barato a los grandes negocios, pero tiene un coste altísimo para la flora y la fauna, y muchas especies corren el riesgo de desaparecer, además de para el planeta. Entre el 2001 y el 2010, solo la producción de aceite de palma en Indonesia generó hasta 268 millones de toneladas de emisiones de carbono. Es el equivalente a 55 millones de coches o a 70 centrales eléctricas de carbón.
    Es hora de plantar cara a un sistema capitalista que pone los beneficios de las grandes empresas por encima del bienestar de la ciudadanía, la naturaleza y el planeta.
    Escribe un correo:
    https://act.wemove.eu/campaigns/ley-productos-deforestacion?utm_campaign=20220309_ES_2&utm_medium=email&utm_source=civimail-43984

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