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Acción climática en época de confinamiento: organizaciones ecologistas

El estado de alarma y el confinamiento han supuesto un revés en la lucha climática. Así les afecta a Ecologistas en Acción, Greenpeace y Amigos de la Tierra.
En Madrid, miles de jóvenes salieron a la calle durante la huelga mundial por el clima, en marzo de 2019. EDUARDO ROBAINA. Foto: _LUN6954-3

Un tercio del planeta vive actualmente confinada en sus hogares. La crisis mundial provocada por la pandemia del COVID-19 ha puesto en jaque nuestro modo de vida. A todos los niveles: político, social y económico. Tampoco se libra la acción climática, una lucha que en 2019 empezó a hacerse fuerte y que se esperaba que este año terminara de explotar. Porque la crisis climática no espera.

El mundo activista ha podido constatar el frenazo que supone esta crisis sanitaria en la defensa del clima. Por ello, hemos preguntado a oenegés y movimientos cómo les está afectando la coyuntura actual, así como los planes para las próximas semanas.

En esta ocasión, responden tres de las organizaciones medioambientales más importantes del país: Greenpeace, Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra.

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¿Cómo ha afectado esta situación a sus calendarios de acciones y actos climáticos?

Greenpeace: Lógicamente la situación ha cambiado totalmente porque no se puede realizar ningún tipo de actividad en la calle, pero seguimos trabajando de forma muy activa de manera online, tanto a través de nuestras redes sociales como de forma más directa con nuestros socios y socias gracias a nuestras newsletters y atención telefónica. Por supuesto, también seguimos con nuestras campañas públicas de denuncia, aunque obviamente todo digital. 

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Javier Andaluz, Ecologistas en Acción: En estos momentos, todos los actos climáticos se han cancelado. Entre ellos había, por ejemplo, un encuentro de iniciativas locales frente a la emergencia climática previsto para Córdoba hace un par de fin de semanas que ha tenido que ser anulado. En mayo, había previstas actividades en Barcelona, y que apunta a que se suspenden también.

Hasta mediados de mayo, todos los actos climáticos —en los que había algunas cuestiones importantes— se han suspendido a la espera de ver cómo se recuperan.

Cristina Alonso, Amigos de la Tierra: Nuestra agenda ecosocial estaba llena de acciones y actos climáticos, en especial en estos meses, con lo que en un primer momento y bajo una actitud de responsabilidad y solidaridad, se paralizaron todas a la espera de tener mayor conocimiento de la situación y decidir cómo afrontarla. Entre las muchas actividades que teníamos planificadas, charlas, talleres, reuniones con nuestro equipo internacional, incluso nuestra asamblea anual, también estaba la preparación de la movilización climática a nivel estatal con el resto de organizaciones el próximo 24 de abril.

¿Cómo afrontan estos meses de confinamiento?

Greenpeace: Por nuestra forma tradicional de organizarnos, teníamos desde hace años toda una infraestructura montada para poder trabajar a distancia, con equipos de hardware portátiles y software para mantener fluida la comunicación. Muchas personas de la organización viajan con frecuencia, pasamos largas temporadas embarcados en nuestros buques y además existe un plan de teletrabajo institucionalizado desde hace tiempo, por eso pudimos seguir las recomendaciones de las autoridades y comenzar a teletrabajar en cuestión de horas. 

La situación, sin embargo, es completamente nueva. No para Greenpeace, sino para toda la sociedad, por lo que estamos adaptándonos y seguiremos adaptándonos en función de cómo avance la realidad. Greenpeace es una organización que está continuamente reinventándose y que tiene una gran capacidad de resiliencia, por lo que encontraremos la forma de que tanto nuestra campaña en defensa del clima como el resto sigan vivas.

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Javier Andaluz, Ecologistas en Acción: En estos momentos, estamos viendo qué cosas se pueden reestructurar de cara a las movilizaciones, y más hacia formatos online, que en estos momentos es lo que se genera.

Para el 24 de abril había prevista una convocatoria para una huelga global por el clima. En estos momentos no va a ser física, sino que se está planteando una cuestión mucho más online que permita movilizar. 

Precisamente, esto se une un poco a evaluar cuál es la emergencia en la que vivimos, y cómo afecta esto que estamos viviendo a los temas que hemos estado denunciando sobre la emergencia climática y la falta de inacción, así como las medidas de acompañamiento de un montón de población, etcétera.

Cristina Alonso, Amigos de la Tierra: Con responsabilidad, empatía, e intentado ser una red de apoyo entre compañeros y compañeras, principalmente. En cuanto a las acciones estamos repensando y aprendiendo formas de llevarlas a cabo que sean compatibles  con la situación. Tenemos planificadas tanto formaciones, charlas y ratos de encuentro entre todas nosotras mediante formas de vía telemáticas. De igual forma, estamos trabajando junto al resto de organizaciones, colectivos y asociaciones en cómo llevar a cabo la acción climática el próximo día 24 de abril.

¿Supone esta situación un frenazo en la lucha climática? A nivel activismo y a nivel político.

Greenpeace: Obviamente, es innegable que la situación no es la habitual y que eso afecta absolutamente a todos los sectores. Ahora la prioridad es afrontar la emergencia sanitaria, en eso estamos totalmente de acuerdo, pero también es cierto que de esta situación se pueden extraer ciertos aprendizajes como que frenar el cambio climático no es una opción, sino una obligación y seguro que en cuanto sea posible, la agenda política tendrá este factor muy en cuenta.

Javier Andaluz, Ecologistas en Acción: A nivel de activismo, sí que es cierto que paramos muchas acciones. Acabamos la cumbre de Madrid exigiendo que la Unión Europea plantee en junio de 2020 cuáles son los objetivos climáticos de cara a la COP 26 de Glasgow. Creemos que el coronavirus, y la falta de ambición de la ley climática de la Comisión Europea, harán que la Unión Europea no cumpla con este deber. También están en riesgo la celebración de importantes cumbres, sobre todo la cumbre Unión Europea-China.

Es decir, este parón puede suponer un frenazo para la lucha climática. Creemos que en estos momentos, estas cosas se pueden seguir haciendo telemáticamente, y que la imposibilidad de reunirse presencialmente debe ser sustituida de una forma efectiva y, sobre todo, garantizando el apoyo a los países más vulnerables o con menos recursos, que pueden tener problemas para plantear esto a nivel online. Aunque en principio estos son casos muy, muy aislados. Es decir, esta situación no tendría que suponer un freno político si los gobiernos, en vez de reunirse presencialmente, lo hicieran online

Sin embargo, si ya el cambio climático no tenía la suficiente orientación o los suficientes esfuerzos destinados, evidentemente ahora hay muchos de esos esfuerzos que puede que se destinen hacia otras luchas. En estos momentos, lo que hay que señalar básicamente es que no podemos salir de la crisis del coronavirus sin asumir que la emergencia climática es una crisis aún mayor.

Cristina Alonso, Amigos de la Tierra: Desde el ecologismo social, la lucha climática es una lucha por colocar en el centro de la política, entre otras cosas, a las personas y al planeta, y por ende construir nueva formas de relacionarnos entre nosotras y con la naturaleza. Esta situación de emergencia, que se instala en un marco de crisis ya existentes (climática, migratoria, de cuidados, etcétera) ha puesto todavía más de relieve la importancia de transformar el sistema y las bases que lo sostienen. Así que desde el activismo ecosocial no supone un frenazo, sino todo lo contrario. Ahora, que a nivel político institucional esto se llegue a comprender de una forma profunda y se le de la importancia que merece. De esta forma, la lucha y el esfuerzo están principalmente en presionar para que se tomen las medidas urgentes y necesarias para no dejar a nadie atrás en la solución a esta crisis, en especial a las personas y colectivos más vulnerables. Las medidas tienen que estar basadas sí o sí en una justicia ambiental y social, si no habremos perdido.

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